En una investigación recientemente publicada en JAMA, analizaron cuál es la mínima dosis de actividad física, y qué modalidad de esta, nos protege del cáncer. Lo revisamos en INFOMED (1).
PUNTOS CLAVE
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Un grupo internacional de investigadores analizó una gran población del Biobanco del Reino Unido.
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En este estudio de cohorte prospectivo de 22.398 adultos que no hacían ejercicio, una dosis mínima de 3,4 a 3,6 minutos de VILPA por día se asoció con una reducción del 17% al 18% en el riesgo total de incidencia de cáncer en comparación con la ausencia de VILPA.
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VILPA son las siglas de Vigorous Intermittent Lifestyle Physical Activity, que consiste en realizar movimientos físicos del día a día de forma enérgica y vigorosa. Si se es constante y se hace de forma cotidiana, mejorará la salud a largo plazo. Ejemplos de esto es caminar cuesta arriba, subir escaleras, maximizar el ritmo de la caminata en una distancia corta (por ejemplo, de 100 a 200 metros), etcétera.
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Una mediana diaria de VILPA de 4,5 minutos se asoció con una reducción del 31% al 32% en la incidencia de cáncer relacionado con la actividad física.
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Los hallazgos de este estudio de cohorte prospectivo indican que pequeñas cantidades de VILPA se asocian con un menor riesgo de cáncer.
Hoy en día, la evidencia científica es clara: el sedentarismo es un factor de riesgo para padecer casi cualquier tipo de enfermedad, incluso cáncer. En la población, la adherencia a realizar ejercicio físico de manera rutinaria, es bastante baja.
La actividad física tiene efectos protectores sobre distintos cánceres específicos. Sin embargo, hay pocos estudios sobre las asociaciones entre la aptitud cardiorrespiratoria y el cáncer.
Una revisión sistemática informó un menor riesgo de cáncer de pulmón (riesgo relativo, RR, 0,53), cáncer colorrectal (RR 0,74) y cualquier tipo de cáncer (RR 0,86) en hombres con una alta aptitud cardiorespiratoria.
En efecto, la reducción de la incidencia de cáncer de pulmón, colorectal, y cáncer en general fue del 47, 26 y 14%, respectivamente, en los hombres con mejor aptitud física cardiorespiratoria.
No obstante, se ha observado un riesgo ligeramente mayor de tener cáncer de próstata en aquellos individuos con una aptitud cardiorespiratoria elevada (RR 1,10). Es decir, se vio un 10% de aumento en el riesgo de cáncer de próstata en estos hombres.
Cáncer de próstata y ejercicio: un estudio en reclutas suecos
Un estudio sueco (2), basado en una cohorte de casi 700 reclutas militares suecos, durante 1972–1985 (hombres mayormente sanos, de 18 años), analizó la relación del riesgo de tener cáncer de próstata en general, de que este sea agresivo y su mortalidad, durante 1998–2017 (es decir, cuando los reclutas llegaron a los 50- 65 años).
La aptitud cardiorrespiratoria se midió por la carga de trabajo aeróbico máxima y el cáncer de próstata. También se evaluó la fuerza muscular en relación con estos resultados.
Un total de 10.782 (1,5%) hombres fueron diagnosticados con cáncer de próstata. Una elevada aptitud cardiorespiratoria se asoció con un riesgo ligeramente mayor de cualquier tipo de cáncer de próstata (+ 10%), pero no se asoció con que este sea agresivo, ni con una mayor mortalidad por cáncer de próstata. Hallazgos similares se vieron en relación con la fuerza muscular.
El tener una buena aptitud cardiorespiratoria, o una mayor fuerza muscular en la adolescencia tardía, se asoció con un riesgo futuro ligeramente mayor de cáncer de próstata, posiblemente relacionado con el aumento de las pruebas de detección (es decir, más controles), pero no con un mayor riesgo de que este cáncer sea más agresivo, ni más mortal.
Estos hallazgos ilustran la importancia de distinguir el cáncer de próstata agresivo, del indolente, y evaluar un posible sesgo de detección (hay más cáncer, porque se busca más).
Para el cáncer en general, el estudio informó un menor riesgo de ser diagnosticado (RR 0,93, es decir, un 7% menos) y de mortalidad asociada con el cáncer (RR 0,82, es decir, un 18% menos), a los individuos con mejor condición física, en relación con el ejercicio regular.
Un nuevo estudio: cáncer y VILPA
Un grupo de investigadores analizó la relación entre la actividad física de alta intensidad, vigorosa, intermitente, y en sesiones cortas (≤1 y ≤ 2 minutos) (Vigorous Intermittent Lifestyle Physical Activity, o VILPA), y la incidencia de cáncer en adultos, a partir de una población del UK Biobank Accelerometry Study, y los resultados fueron publicados en JAMA el 27 de julio de este año.
Ejemplos de VILPA de la vida diaria son subir varios pisos por escaleras, o caminar a velocidad intensa por unas 4 o 5 cuadras.
Para probar esta relación, evaluaron la asociación dosis-respuesta de la actividad física intermitente vigorosa diaria (VILPA), medida con el acelerómetro o contador de pasos de un reloj inteligente), con la incidencia de cáncer. A su vez, trataron de estimar la dosis mínima de ejercicio, requerida para alcanzar una reducción del riesgo.
Llevaron adelante un análisis de cohorte prospectivo de 22.398 adultos, que no hacían ejercicio, y que informaron resultados de acelerometría, a partir del Biobanco del Reino Unido.
Los participantes fueron seguidos hasta el 30 de octubre de 2021 (mortalidad y hospitalizaciones), o el 30 de junio de 2021 (registros de cáncer). Se evaluó las exposiciones a VILPA diarias, de hasta 1 y hasta 2 minutos, evaluadas por acelerómetros de muñeca.
Como resultado se midió la incidencia de cáncer total y cáncer relacionado con actividad física. Se tuvo en cuenta también, para ajustar los resultados, los intervalos de actividad física de intensidad leve y moderada, y los episodios de VPA, de más de 1 o 2 minutos, según corresponda.
Los resultados: ¿qué encontraron en este estudio?
Incluyeron 22.398 participantes, con una edad media de 62 años; 45,2% eran hombres, y 54,8% eran mujeres. El 96% eran blancos. Durante un seguimiento medio de 6,7 años, ocurrieron 2.356 eventos de cáncer en total, 1 084 de estos clásicamente influenciados por la actividad física.
Casi todo (92,3%) el VILPA se acumuló en episodios de hasta 1 minuto. La duración diaria del VILPA se asoció con los resultados de una manera casi lineal, y con la incidencia total de cáncer.
En comparación con la ausencia de VILPA, la mediana de la duración diaria de VILPA de episodios de hasta 1 minuto (4,5 minutos por día) se asoció con una reducción del riesgo de un 20% (HR de 0,80) para el cáncer en general, y de un 69% (HR 0,69) para los cánceres influenciados por la actividad física.
La dosis mínima fue de 3,4 minutos por día para modificar la incidencia de cáncer total en – 17% (HR, 0,83) y de 3,7 minutos para la incidencia de cáncer relacionada con la actividad física en – 28% (HR, 0,72).
Los resultados fueron similares para la VILPA por períodos de hasta 2 minutos.
Las conclusiones: ¿qué nos deja este estudio?
Los hallazgos de este estudio de cohorte prospectivo indican que pequeñas cantidades de VILPA se asocian con un menor riesgo de cáncer. Una dosis diaria de VILPA puede ser una intervención prometedora para la prevención del cáncer en poblaciones que no pueden, o que no están motivadas, para hacer ejercicio en el tiempo libre.
En este estudio de cohorte prospectivo de 22.398 adultos que no hacían ejercicio, una dosis mínima de 3,4 a 3,6 minutos de VILPA por día se asoció con una reducción del 17% al 18% en el riesgo total de incidencia de cáncer en comparación con la ausencia de VILPA. Una mediana diaria de VILPA de 4,5 minutos se asoció con una reducción del 31% al 32% en la incidencia de cáncer relacionado con la actividad física.
En resumen, 3 a 4 minutos de VILPA por día pueden estar asociados con una disminución del riesgo de incidencia de cáncer.
