Llegó el invierno (y sus enfermedades)

por | 1, Jul, 2023 | Pacientes

10 minutos de lectura

Llegó la temporada invernal. El cambio climático afecta las 4 estaciones, en particular las más extremas, así como la circulación y prevalencia de distintas enfermedades. Lo revisamos en INFOMED.

PUNTOS CLAVE

  • En los últimos 200 años, la actividad humana es el principal motor del cambio climático, fundamentalmente por la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas, entre otros).
  • La década del 2011-2020, fue la más cálida de la historia, y el último verano del 2022-2023, el más cálido de los últimos 100 años.
  • Vimos este verano, caracterizado por elevadas temperaturas, sequía, y varias olas de calor, los efectos sobre la salud: el calor genera agotamiento, calambres, injuria, síncope, hasta erupciones en piel y trastornos del sueño.
  • Los virus respiratorios, típicos del invierno, dejaron de ser «previsibles». Perdieron temporalmente su estacionalidad clásica (otoño-invierno), y hubo casos desde épocas poco comunes, como fin de la primavera e inicios del verano.
  • En estas épocas del año se produce un aumento significativo de las enfermedades respiratorias, en particular virales. La mayor carga viral entre las personas que se infectan, sumado a la mayor cantidad de horas de permanencia en espacios interiores, y la menor ventilación, ayudan a la circulación de los virus respiratorios.

¿Qué es el cambio climático?

El cambio climático se refiere a los cambios de las temperaturas y de los patrones climáticos (1). Estos cambios pueden ser naturales, debido a cambios en la actividad solar, o a erupciones volcánicas grandes, por ejemplo, o fruto de la actividad humana, que en los últimos 200 años es el principal motor de este fenómeno, fundamentalmente por la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas, entre otros).

La quema de combustibles fósiles genera emisiones de gases, como el dióxido de carbono y el metano, que generan el «efecto invernadero»: estos gases actúan como una manta que envuelve a la tierra, no deja disipar el calor del sol, y la temperatura en la superficie terrestre se eleva: hoy la temperatura media de la tierra es 1.1 grados más elevada que hace 200 años.

La década del 2011-2020, fue la más cálida de la historia, y el último verano del 2022-2023, el más cálido de los últimos 100 años (2), algo que sufrimos durante meses, ola de calor tras ola de calor, con importantes consecuencias sobre la salud (3).

El cambio climático genera, además de una temperatura media más elevada, cambios en el patrón de las lluvias, con las consecuentes sequías (el último año vivimos una de las peores sequías de nuestra historia) (4), estaciones más extremas, o con temperaturas distintas a las habituales (por ejemplo, el invierno que no «no llegan», veranos que «no se van»), expansión de los desiertos subtropicales, y la elevación del nivel de mar.

Temperaturas más cálidas y la salud

Vimos este verano, caracterizado por elevadas temperaturas, sequía, y varias olas de calor, los efectos sobre la salud: el calor genera agotamiento, calambres, injuria, síncope, hasta erupciones en piel y trastornos del sueño (en verano, principalmente en las noches de más calor, se duerme menos, y peor) (5).

Vivimos una epidemia de dengue sin precedentes, de la que todavía no salimos: el clima más cálido le permitió este año, al mosquito Aedes aegypti, estar más presente que nunca: en junio llevamos más de 120.000 casos y alrededor de 60 personas fallecidas en lo que va de la temporada. Además, hubo más de 2000 casos de fiebre Chykungunya.

Las alergias estacionales, típicas de estaciones como el otoño y la primavera, principalmente por la mayor carga de pólenes del ambiente, también estuvieron más presentes.

Virus «sin estaciones»: un efecto de la pandemia

La pandemia del Covid-19, en la que durante más de 18 meses estuvimos expuestos casi exclusivamente al SARS-CoV-2, y muy poco a otros virus. Además, el distanciamiento social, el «quedarse en casa», el uso de barbijo, entre otras medidas de prevención, tan necesarios ante el surgimiento de un virus nuevo y mortal, hizo bajar la presencia de los otros virus a mínimos históricos, y con esto, nuestras defensas contra estos.

En efecto, los virus respiratorios como el de la gripe, el virus sincicial respiratorio, y el rinovirus, circularon muy poco, perdieron temporalmente su estacionalidad clásica (otoño-invierno), y hubo casos desde épocas poco comunes, como fin de la primavera e inicios del verano.

Los virus respiratorios, típicos del invierno, dejaron de ser «previsibles».

El frío: enfermedades «de invierno»

La vía aérea, principalmente a nivel de los bronquios, tiene células ciliadas, que ayudan a conformar una de las principales defensas de este sistema. Al igual que otros epitelios, el respiratorio está protegido por defensas que incluyen barreras anatómicas, cambios aerodinámicos, secreción de moco, la tos, los macrófagos alveolares y moléculas con efecto antibiótico.

La primera línea de defensa es el barrido mucociliar del epitelio respiratorio que, mediante la secreción de moco, hidrata la vía aérea, atrapa partículas, bacterias y virus. Este barrido mucociliar elimina el moco (lo lleva a la boca, lo que nos permite luego deglutirlo, y que sea eliminado por nuestro tubo digestivo).

Numerosos factores pueden alterar este balance. El frío es uno de ellos: las bajas temperaturas hacen que la eficiencia de barrido de este aparato mucociliar sea menor, además de disminuir la respuesta inmune innata, mediada por distintas moléculas, que se presenta a este nivel: así los virus se reproducen más, y mejor, y aumentan las chances de que lleguen al pulmón, donde pueden generar infecciones más graves, cómo la neumonía.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Yale lo explicó muy bien en un experimento hace unos años, trabajando con rinovirus. Además, cuando bajan las temperaturas, las personas tienden a estar más adentro de sus hogares o en ambientes cerrados, y a cerrar puertas y ventanas para mantener el calor: esto hace, que la menor ventilación permita que aumente la carga de partículas presentes en el aire ambiente, y con esto, distintos patógenos, cómo los virus.

Es por esto, que aun en invierno, el ventilar regularmente los ambientes es una de las medidas más costo-efectivas de prevención de las infecciones respiratorias agudas, en particular virales.

En estas épocas del año se produce un aumento significativo de las enfermedades respiratorias, en particular virales. La mayor carga viral entre las personas que se infectan, sumado a la mayor cantidad de horas de permanencia en espacios interiores, y la menor ventilación, ayudan a la circulación de los virus respiratorios.

Virus por virus, los más frecuentes cuando llega el frío

El virus de la gripe puede generar una enfermedad leve, grave o incluso mortal. La hospitalización y la muerte son más frecuentes en grupos de alto riesgo (niños pequeños, adultos mayores, embarazadas, personas con inmunocompromiso o comorbilidades).

Las epidemias anuales causan 3 a 5 millones de casos graves y 290.000 a 650.000 muertes. Clásicamente, el mayor número de casos de gripe, así como las hospitalizaciones, se presentan en invierno.

El atraso en la llegada de las temperaturas frías, también puede hacer que el pico de actividad de los distintos virus respiratorios, haga lo mismo.

  • El virus sincicial respiratorio es el patógeno más común en las infecciones respiratorias bajas en niños pequeños, causando anualmente millones de casos y fallecimientos en todo el mundo. Es el principal agente etiológico de bronquiolitis aguda en este grupo etario, una enfermedad que, en general, una vez adentrados en el invierno, llega casi a saturar los centros de atención médica, las salas de internación y las salas de cuidados intensivos pediátricos. Además, es el tercer virus, en frecuencia, causante de infecciones graves en adultos mayores.
  • El SARS-CoV-2, aunque con mucha menos presencia que en los años anteriores, sigue siendo una causa importante de morbilidad o mortalidad, principalmente en los individuos más vulnerables, como adultos mayores e inmunocomprometidos.
  • El rinovirus, es el principal agente causal del resfrío común, es la primera causa de infección respiratoria aguda, y es una de las principales causas de reagudizacion de asma, una enfermedad que afecta a 1 de cada 10 adultos.
  • Además, el resfriado común predispone a infecciones bacterianas, cómo la otitis media (infección del oído medio), la rinosinusitis aguda, y en ciertas poblaciones (niños pequeños, adultos mayores y personas con enfermedades respiratorias crónicas), a la infección del pulmón, o neumonía. Su circulación es mayor en otoño e invierno. En general, el resfriado común es una infección viral leve y autolimitada. Es además una importante causa de ausentismo laboral y escolar, y genera un importante impacto en la calidad de vida, por sus síntomas. Como media, los niños pequeños sufren entre 4 y 8 resfriados cada año, y los adultos de 2 a 5.
  • La neumonía, que es la infección de los pulmones, también es más frecuente, en climas templados como el nuestro, en invierno. Es una enfermedad potencialmente grave, en particular en niños pequeños, personas de 65 o más años y en aquellas con enfermedades crónicas y/o condiciones de inmunocompromiso. El 20% de los pacientes van a requerir hospitalización.

Se define como «neumonía adquirida en la comunidad» cuando la persona adquiere la infección en este medio, en contraposición de las neumonías intranosocomiales o intrahospitalarias. La neumonía es la principal causa de muerte de origen infeccioso en adultos mayores, y la tercera causa de muerte en esta población, por detrás de la enfermedad cardiovascular y el cáncer.

La causa más frecuente de neumonía es el streptococcus pneumoniae o neumococo, que es una bacteria. El virus influenza, SARS-CoV-2, y virus sincicial respiratorio, también son agentes causantes. Los síntomas más frecuentes son fiebre con escalofríos, disnea, tos en general productiva, dolor torácico, confusión, náuseas, vómitos, y diarrea. Siempre que se sospeche una neumonía, se debe consultar al médico.

Sobre el autor

Ramiro Heredia

Ramiro Heredia

AUTOR

Médico especialista en Medicina Interna. MN 117.882 – Egresado de la Universidad de Buenos Aires. Médico de Planta, Séptima Cátedra de Medicina – Hospital de Clínicas José de San Martín. Coordinador del módulo Clínico, Curso bienal de Emergentología – SAPUE. Asesor Médico, Gerencia Médica de Urgencias, OSDE. Contacto IG > @ramiroherediaok

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