Una cuarta dosis de una vacuna contra la COVID-19 restablece los niveles de AC observados después de la tercera dosis, sin aumentar demasiado la protección contra la infección.
Se publicó en MedRxiv el 15 de febrero de este año (1), a la espera de revisión por pares, un ensayo basado en 274 individuos, todos personal de salud de un centro médico de Tel Aviv, Israel, que muestra que los niveles de anticuerpos (AC) aumentan con la cuarta dosis de vacuna Covid-19, pero que esta no provee mucha más protección que la tercera dosis.
El estudio se llevó adelante en el Sheba Medical Center, en Tel Aviv, Israel, con un pequeño número de individuos (274 vacunados con cuarta dosis, versus 426 vacunados con 3 dosis).
Todo el personal de salud, tenían 3 dosis de Pfizer-BioNTech, y recibieron a los 4 meses de la última aplicación, una dosis de Pfizer-BioNTech (n=150), o una dosis de Moderna (n=124).
Todos los participantes tenían al ingreso un dosaje de anticuerpos por debajo de un valor dado, y una respuesta de células T contra el SARS-CoV-2 presente. Se les realizó una PCR para SARS-CoV-2 semanal. Los puntos finales primarios fueron seguridad e inmunogenicidad (es decir, efecto sobre la respuesta inmune, como la concentración de AC neutralizantes). Los puntos finales secundarios fueron la eficacia para prevenir la infección por SARS-CoV-2, tanto sin síntomas, como al enfermedad sintomática.
A las 2 semanas de la aplicación de la cuarta dosis de vacuna Covid-19, todos tenían un aumento de 9-10 veces los títulos de AC neutralizantes, y de 8 veces la actividad neutralizante de Ómicron, en ensayos especiales para medir esto. La cuarta dosis de vacuna Covid-19 llevo los niveles de AC (Ig G con capacidad de neutralización sobre el SARS-CoV-2) a valores similares a los obtenidos después de la tercera dosis (el «pico» de AC con la cuarta dosis fue similar al obtenido con la tercera).
Respecto a la seguridad de la cuarta dosis, con Pfizer-BioNTech el 80% reportó reacciones adversas locales, mientras que con Moderna, el 40% de los participantes las reportaron.
Al analizar los puntos finales secundarios, las infecciones irruptivas por SARS-CoV-2 (son aquellas infecciones que se dan en los completamente vacunados, en este caso, con 3 dosis), estas fueron frecuentes:
- Hubo 52 participantes que recibieron la cuarta dosis, con Covid-19, versus 73 participantes del grupo control.
- La eficacia de la vacuna contra la infección por SARS-CoV-2 fue del 30 y del 11%, para Pfizer-BioNTech y Moderna, respectivamente.
- La mayoría de las infecciones fueron asintomáticas o leves, y ninguno tuvo Covid-19 grave, en ninguno de los grupos.
- Hubo más infecciones sin síntomas entre los que recibieron una cuarta dosis, pero la carga viral en sus secreciones respiratorias fue elevada, pese a tener 4 dosis de vacuna Covid-19.
- Los datos de los AC podrían explicar por qué la cuarta dosis no se tradujo en una protección adicional sustancial contra la infección con Ómicron.
Una cuarta dosis de la vacuna de Pfizer fue un 30% más protectora contra la infección que un ciclo de 3 dosis; para Moderna, esa eficacia adicional fue del 11% (es decir, esa fue la protección adicional otorgada por la cuarta dosis, sobre la tercera).
Esto sugiere que las vacunas de ARNm actuales alcanzan un «techo de inmunidad» después de la tercera dosis. Es probable que dosis adicionales solo recuperen la inmunidad perdida con el tiempo, por la disminución de los AC. La tercera dosis es fundamental en la era de Ómicron.
Probablemente las personas jóvenes y sanas, sin factores de riesgo, no se van beneficiar mucho de una cuarta dosis, al enfrentarse a Ómicron.
Aún así, ella y otros dicen que la cuarta dosis podría ser beneficiosa para las personas con mayor riesgo de enfermedad grave, como por ejemplo, los inmunocomprometidos, pacientes con comorbilidades, etcétera.
Los investigadores también evaluaron el poder de los anticuerpos neutralizantes de 25 participantes contra varias variantes del SARS-CoV-2. Descubrieron que, después de la tercera dosis de la vacuna, los anticuerpos de los participantes podían impedir que Ómicron infectara las células, pero no tan bien como bloqueaban la variante Delta .
Después de la cuarta dosis, la potencia de los anticuerpos contra Omicron aumentó, pero tampoco más que su potencia contra Delta. El hecho de que la cuarta dosis de vacuna Covid-19 no proteja mucho más que la tercera contra las infecciones irruptivas por Ómicron, plantea quizás la necesidad de buscar una nueva generación de vacunas Covid-19.
Referencias