Qué debemos saber de un espasmo coronario

por | 28, Abr, 2022 | Cardiología, Pacientes

5 minutos de lectura

El fenómeno de vasoespasmo de una arteria consiste en la estrechez de la misma no permitiendo el paso de la sangre.

Las arterias coronarias pueden modificar su diámetro frente a diferentes situaciones, condicionando el suministro de sangre a los tejidos y órganos del cuerpo, a través de fenómenos de dilatación o bien constricción de las mismas. En los pacientes con espasmos de las arterias, ocurre una respuesta vasoconstrictora exagerada y anormal.

Esto puede generarse en cualquier arteria del cuerpo y cuando compromete a las arterias del corazón, llamadas coronarias, se lo denomina vasoespasmo coronario y puede generar un cuadro idéntico a un ataque cardíaco, pero sin una obstrucción de las arterias por placas de colesterol.

Es un cuadro no tan infrecuente que puede manifestarse de diferentes formas, ya sea con dolor de pecho, arritmias, desmayos o en el peor de los casos, como una muerte súbita.

Debido a su dificultad en el diagnóstico, es una enfermedad subdiagnosticada, por eso la importancia por parte de los cardiólogos de conocer el cuadro. Esto conlleva a que la incidencia real del vasoespasmo sea desconocida con importantes variaciones entre países orientales y occidentales.

De hecho, parece ser mayor en la población japonesa. En un estudio publicado se demostró que el espasmo coronario en pacientes estudiados por dolor de pecho sin obstrucciones en las arterias, estaba presente en 62% de los pacientes.

Existen diferentes teorías sobre cómo se origina esta patología. Una de ellas consiste en atribuir a una enfermedad de las paredes de las arterias o bien disfunción endotelial, y se ha postulado que fumar es el factor de riesgo predisponente más importante para el vasoespasmo coronario. También podría estar asociado con un fenómeno arterial llamado Raynaud o bien a cuadros de migraña.

Además, se conocen situaciones que pueden precipitar este cuadro, tales como la hiperventilación, la maniobra de Valsalva (que consiste en la contracción del abdomen sin la expulsión de aire por la boca), el estrés mental, la deficiencia de magnesio, el consumo de alcohol o cocaína, o bien el uso de ciertos fármacos (adrenalina, noradrenalina, ergonovina, ergotamina, etc.).

Los estudios que se deben realizar para llegar a un diagnóstico son los siguientes:

  • Un buen interrogatorio detallado y minucioso permitirá conocer los factores de riesgo mencionados o bien el uso de medicamentos relacionados con este cuadro.
  • Un electrocardiograma en reposo podría ser normal fuera de los episodios de dolor, aunque en los momentos de síntomas se pueden observar alteraciones específicas que permiten sospechar la presencia de un daño del corazón.
  • Existen estudios “provocadores” del cuadro, llamadas pruebas de estrés, pero en vez de utilizarse el ejercicio como se hace habitualmente, se prefieren hacer con hiperventilación o bien con estimulación a través de frío en las manos.

El estudio que permite poner un “sello” de espasmo coronario es una arteriografía de las arterias coronarias. Es un estudio invasivo que a través de un catéter se llega a las arterias del corazón, y utilizando un contraste específico permite visualizarlas en forma directa.

Agregando ciertos medicamentos, se puede poner de manifiesto la presencia de espasmos o constricciones de la arterias, sin que haya obstrucción coronarias por placas de colesterol. El tratamiento de elección consiste en una combinación de fármacos con cambios en el estilo de vida.

Como se mencionó previamente, los espasmos coronarios están relacionados con la disfunción endotelial, por lo que el control de ciertos factores ayudarían a reducir los episodios.

Dejar de fumar es primordial en estos pacientes. Se debe evitar el estrés mental, el consumo de alcohol y de cocaína.

Algunos fármacos, como los bloqueantes cálcicos,  que generan la dilatación de las arterias pueden ayudar a disminuir los espasmos y los síntomas de dolor de pecho. Aunque recientemente se ha puesto en duda su clara utilidad en esta patología.

La actividad física es una herramienta de gran utilidad, ya que se ha demostrado que genera dilatación de las arterias, disminuye el daño de las arterias y mejora los factores de riesgo como es el sobrepeso o la obesidad.

Fuente: INFOBAE

Sobre el autor

Nicolás González

Nicolás González

AUTOR

Médico especialista en Cardiología. MN 126909 – Staff del servicio de cardiología y coordinador del área ambulatoria cardiológica del Sanatorio Finochietto. Ex jefe de residentes del Hospital Italiano de Buenos Aires. Miembro de la Sociedad Argentina de Cardiología. Docente del curso de postgrado de cardiología UBA-SAC. Ex presidente de CONAREC.

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