Nutrición en adultos mayores: economía, malnutrición y una dieta saludable (Parte 2/5)

por | 28, Ago, 2023 | Nutrición

9 minutos de lectura

Resumimos en INFOMED una guía española, con todo lo que tenemos que saber de la nutrición en adultos mayores. Esta segunda parte incluye: malnutrición y enfermedad, ¿cómo debe ser una dieta saludable?, IR diaria ¿qué es? (1).

PUNTOS CLAVE

  • La malnutrición está asociada con la disminución de la masa y fuerza muscular provocando, por tanto, una reducción de la actividad física y un aumento de los trastornos de la marcha y de las caídas.
  • Puede traer aparejadas distintas situaciones, tales como: retraso en la curación de heridas, anemia, reducción de la función cognitiva, inmunosupresión.
  • Ningún alimento por sí solo puede considerarse beneficioso o perjudicial para la salud.
  • Es la frecuencia con la que este presente en la alimentación cotidiana y su contribución a la ingesta nutricional lo que puede definir un perfil o patrón alimentario más favorable o desfavorable.
  • Gozar de apoyo social y comer en compañía mejora el apetito, la ingesta y, en definitiva, el estado nutritivo.

La economía: un impotente factor para malos resultados

Los factores socioeconómicos pueden afectar a la dieta y al estado de salud. Muchas veces el drástico abandono de la actividad laboral genera una importante pérdida de poder adquisitivo.

Además, el aislamiento y la soledad conducen, entre los que viven solos, al consumo de comidas fáciles o ya preparadas y recalentadas en varias ocasiones y, en el peor de los casos, a una omisión del número de comidas.

Gozar de apoyo social y comer en compañía mejora el apetito, la ingesta y, en definitiva, el estado nutritivo.

Malnutrición y enfermedad: sus efectos

La malnutrición puede traer aparejadas distintas situaciones, tales como:

  • Retraso en la curación de heridas
  • Anemia
  • Reducción de la función cognitiva
  • Inmunosupresión (esta aumenta el riesgo de complicaciones infecciosas, las cuales a su vez agravan la situación de anorexia, apatía y pérdida de peso, y con ello la desnutrición)

Por otro lado, la aparición de enfermedades degenerativas, propias del envejecimiento, puede ser a su vez causa de malnutrición.

La malnutrición está asociada con la disminución de la masa y fuerza muscular provocando, por tanto, una reducción de la actividad física y un aumento de los trastornos de la marcha y de las caídas.

El aumento de las necesidades nutritivas por hipercatabolismo es también un mecanismo que origina estados de malnutrición. Este proceso de hipercatabolismo puede verse desencadenado por una enfermedad infecciosa (hiperfunción de los linfocitos), una destrucción celular (accidente cerebrovascular) o durante una reparación tisular (tras una fractura).

Los principales indicadores de un mal estado nutricional en los ancianos son: 

  • Significativa pérdida de peso
  • Bajo o alto peso en relación con la talla
  • Significativa reducción de la circunferencia del brazo
  • Incremento o disminución de los pliegues cutáneos
  • Obesidad
  • Significativa reducción de la concentración de albúmina sérica
  • Cambios significativos en el estado funcional
  • Ingesta inapropiada de alimentos
  • Concentraciones inadecuadas de vitaminas, minerales o lípidos en sangre, y otras alteraciones relacionadas con la nutrición.

Una dieta saludable: ¿cómo debe ser?

Todos los alimentos que ingerimos habitualmente, constituyen nuestra dieta.

La forma en la que cada persona conforma su dieta, mediante la combinación de los distintos alimentos, depende de muchos factores (psicosociales, económicos, culturales, religiosos, etc.), lo que permite que exista una gran diversidad de dietas que son variables según individuos, países, días de la semana, estación del año, edad, género, situación fisiológica, actividad física, etcétera.

Una alimentación o dieta saludable es aquella que hace posible el mantenimiento de un óptimo estado de salud, a la vez que permite la realización de las distintas actividades físicas, cotidianas y de trabajo.

En términos generales, podemos asegurar que las características de dieta sana son:

  • Que aporte la energía y los nutrientes necesarios para evitar deficiencias nutricionales.
  • Que incluya alimentos que la persona conozca y consuma habitualmente (es decir, que mantenga los hábitos alimentarios personales).
  • Que sea palatable, agradable al paladar y con buena elaboración y presentación gastronómica.
  • Que ayude a prevenir las enfermedades crónicas.

En el caso concreto de las personas mayores, también se ha hablado de que la dieta debe contribuir en aspectos de relación personal y de espacio lúdico (nuevamente acá se jerarquiza el socializar, y el gusto por la comida, que dé placer).

Todas estas características se mantienen en una dieta si, esta cumple los siguientes requisitos: ser equilibrada, variada y moderada.

Una dieta equilibrada es aquella que permite el mantenimiento o mejora del peso corporal (IMC, índice de masa corporal = 20-25) contribuyendo al equilibrio entre la ingesta calórica y el gasto energético.

Además, el perfil calórico, o contribución energética de cada uno de los macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y lípidos) y alcohol (si se consume) a la ingesta energética total, debe encontrarse en unos límites óptimos, de forma que se recomienda que:

  • Las proteínas aporten entre un 10 y un 15% de las calorías totales
  • Los lípidos, no más del 30-35%
  • Los hidratos de carbono, al menos el 50-60% restante

Si existe consumo de alcohol, su aporte calórico no debe superar el 10% de las calorías totales.

Una dieta variada es aquella que incluye alimentos de todos los grupos, sin excluir ni abusar de ningún alimento en concreto, ya que una de las reglas principales de la dietética es aquella que indica que:

UNA MÁXIMA DE LA NUTRICIÓN

Ningún alimento por sí solo puede considerarse beneficioso o perjudicial para la salud.

Es la frecuencia con la que este presente en la alimentación cotidiana y su contribución a la ingesta nutricional, lo que puede definir un perfil o patrón alimentario más favorable o desfavorable.

Por último, dieta moderada es aquella en la que existe una moderación de ciertos nutrientes/componentes de la dieta, ya que su ingesta excesiva podría conducir a patologías de tipo crónico y degenerativo.

Específicamente, nos estamos refiriendo a:

  • Azúcares refinados o simples, cuyo consumo no debe suponer más del 10% de la energía total de la dieta.
  • Grasas saturadas y el colesterol, siendo su consumo recomendado un 7-8% de la energía total para las grasas saturadas, y menos de 300 mg al día en el caso del colesterol.
  • Sal y el sodio, cuyo consumo no debe exceder los 6 gramos/día para la sal, y los 2400 mg/día para el sodio.
  • Alcohol y las bebidas alcohólicas, que no debe suponer más 20-30 gramos diarios (2 vasos de vino/cerveza al día).

Ingesta recomendada (IR) diaria: ¿qué es?

Se define como la cantidad de energía y nutrientes que debe contener la dieta diariamente, para mantener la salud de virtualmente todas las personas sanas de un grupo.

La cifra incluye una cantidad suficiente de cada nutriente para que queden cubiertas las necesidades, teniendo en cuenta todas las posibles pérdidas que se producen en el nutriente, desde que está en el alimento hasta que llega al organismo y también para compensar la incompleta utilización debido a la variabilidad individual en los procesos de digestión, absorción y metabolismo.

Las IR se expresan por persona y día, aunque esto, sin embargo, no quiere decir que la dieta tenga que estar ajustada día a día a las recomendaciones, pues una persona correctamente alimentada, con un adecuado estado nutricional, tiene suficientes reservas corporales de nutrientes para cubrir las posibles variaciones diarias en la ingesta.

Habitualmente se considera la dieta media de unos 7-15 días.

Se considera más adecuado distinguir 2 grupos entre los adultos mayores: de 60 a 69 años, y más de 70 años.

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Sobre el autor

Médico especialista en Medicina Interna. MN 117.882 – Egresado de la Universidad de Buenos Aires. Médico de Planta, Séptima Cátedra de Medicina – Hospital de Clínicas José de San Martín. Coordinador del módulo Clínico, Curso bienal de Emergentología – SAPUE. Asesor Médico, Gerencia Médica de Urgencias, OSDE. Contacto IG > @ramiroherediaok

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