Mosquitos: ¿Por qué pican a unas personas más que a otras?

por | 29, Mar, 2023 | Infectología

12–13 minutos de lectura

Algunos individuos se sienten «imanes» de los mosquitos. Revisamos en INFOMED qué evidencia hay al respecto, a propósito de un brote de Dengue que azota al país.

PUNTOS CLAVE

  • El mosquito es el animal más letal del mundo: es responsable de la muerte de 750 mil a 1 millón de personas por año.

  • Entre las enfermedades que transmite están la Malaria, Dengue, Zika, Chikungunya, Fiebre Amarilla, Fiebre del Nilo Occidental, Encefalitis de San Luis, Encefalitis Japonesa, y Filariasis linfática, entre otras.

  • Una de las especies más peligrosas es el Aedes Aegypti, que es antropofílico (entre distintas especies animales, prefiere a los humanos), en particular, las hembras de Aedes.

  • Distintos factores podrían estar relacionados con que, además de preferir a los humanos, los mosquitos prefieran a algunos humanos en particular: el dióxido de carbono, el calor y el agua, el olor corporal, los colores, el alcohol, podrían estar relacionados con esto.

  • En particular, el ácido carboxílico y sus derivados, presente en la piel de las personas, podría estar relacionado con que los mosquitos prefieran a unos humanos por sobre otros.

  • El identificar el por qué de estas preferencias de los mosquitos podría ayudar a desarrollar mejores técnicas para repeler o controlar a este vector que tantas vidas humanas se cobra anualmente a nivel global.

El animal más letal del mundo

El animal más letal del mundo es el mosquito: según la Organización Mundial de la Salud (1), es responsable, o está involucrado de alguna forma, en la muerte de entre 750.000 y 1.000.000 de personas por año. (1).

Algunas de las enfermedades que transmite este insecto son:

  • Malaria (435.000 muertes en el mundo por año) (2).
  • Dengue (40.000 muertes en el mundo por año) (3).
  • Zika
  • Fiebre Chikungunya.
  • Fiebre amarilla (30.000 muertes en el mundo por año) (4).
  • Fiebre del Nilo Occidental.
  • Encefalitis de San Luis o Encefalitis Equina Oriental.
  • Encefalitis Japonesa.
  • Filariasis linfática (transmitida por diferentes tipos de mosquitos, entre ellos: Culex, Anopheles, y Aedes) (5).

Todas estas enfermedades, en las que el mosquito es el vector (un participante necesario para su transmisión o ciclo), son potencialmente prevenibles (6), en gran parte con el control del mosquito.

 Aedes Aegypti: uno de los peores

Algunas especies de mosquitos, por diferentes cuestiones, durante la evolución, terminaron siendo antropofílicos: uno de ellos es el mosquito Aedes Aegypti.

La distribución de este mosquito, es global. Es un vector, altamente eficiente de los Arbovirus Dengue, Zika, Chikungunya, Fiebre amarilla y distintas encefalitis virales.

Una sola hembra, durante su tercera a sexta semana de vida, puede morder a distintos humanos a lo largo de su vida, para poner tandas de huevos cada 4 días. Estas mordeduras a los humanos recurrentes le permiten infectarse, y diseminar, distintos patogénos.

El Aedes Aegypti, se especializa en huéspedes humanos: prefiere a estos por sobre cualquier otra especie. Las hembras tienen mecanismos innatos para seleccionar a los humanos: usan sensores para detectar el dióxido de carbono exhalado, la temperatura corporal, el olor de la piel.

Cuestión de gustos

Especies de mosquitos como Aedes Aegypti, Anopheles y Culex, eligen a los humanos por sobre otras especies animales.

Además, por alguna u otra razón, muchas veces estos insectos muerden a unas personas más que a otras (6).

Distintas investigaciones a lo largo del tiempo fueron explicando a qué se podrían atribuir las «preferencias» de nuestro enemigo: ciertas condiciones de la persona o víctima en cuestión parecen aumentar las probabilidades de ser la siguiente «comida» de estos. Algunas sustancias o moléculas volátiles los ayudan a reconocer a qué huésped morder.

1. Dióxido de carbono

Los seres vivos, y los humanos en particular, emitimos dióxido de carbono, como parte de nuestro metabolismo del oxígeno que respiramos. Durante el ejercicio, o cuando estamos más activos, producimos cantidades mayores.

El olfato es el principal sentido por el cual los mosquitos localizan a su huésped. Los mosquitos parecen detectar el dióxido de carbono que liberamos al medio, y esto los podría atraer.

Un estudio publicado en el año 2017, analizó que sustancias podrían atraer a los mosquitos (7). Encontraron que el dióxido de carbono, atrae al mosquito de la malaria, el Anopheles Coluzzi, al vector de los Arbovirus, el Aedes Aegypti, y el Culex. Estos «olfatean» el dióxido de carbono.

2. Calor y agua

El cuerpo humano genera calor, que con el agua, forma vapor. Los mosquitos tienen termo e higro-receptores que les permiten detectar estos elementos, y moverse hacia estas fuentes de calor y húmedad (8).

3. Olor corporal

Mientras que el dióxido de carbono, el calor y la humedad son estímulos genéricos generados por todos los animales de sangre caliente, el olor corporal provee información importante acerca de si el blanco es un humano, u otro animal.

Los mosquitos son atraídos por ciertos elementos que están presentes en la transpiración y en el olor corporal (9).

Los mosquitos Aedes y Anopheles tienen ancestros y genes en común. Ambos prefieren el olor humano por sobre el de otras especies, especialmente las hembras, encargadas de generar la progenie.

El olor corporal depende en gran parte de 2 elementos: el sudor, y las bacterias de la piel.

Entre los «olores» que más atraen a los mosquitos están el dióxido de carbono, como ya vimos, el ácido láctico (los residuos de la piel humana tienen 10-100 veces más ácido láctico que los de otras especies, incluso que los primates), el amonio, la acetona, la sulcatona, y el ácido carboxílico, todos abundantes en el sudor humano, al que también le aportan notas de olor.

En una investigación publicada en el año 2011 (10) llegaron a la conclusión, tras analizar a 48 personas, de que la microbiota o flora de la piel tiene efectos sobre la atracción de mosquitos del género Anopheles, transmisor de la malaria. En efecto, el mosquito africano Anopheles gambiae se ve más atraído a las personas que tienen mayor carga de ciertas bacterias en su piel, como estafilococos spp. Otras bacterias de la piel, como Corinebacterium, Micrococus y Propionibacteria, no atrajeron en igual medida a los mosquitos.

4. Colores

Luego del olfato, la visión es el sentido que ayuda a los mosquitos a identificar a sus víctimas. Un grupo de científicos identificó que el color negro atrae a los mosquitos. De ahí la recomendación de usar ropas de colores claros para prevenir las enfermedades transmitidas por mosquitos (11), y que algunos tipos de trampas sean color negro.

5. Alcohol

En un estudio del año 2002 encontraron que el etanol (alcohol etílico), eliminado en el sudor, atrae los mosquitos (12). Lo probaron en 13 voluntarios que consumieron el equivalente a una lata de cerveza, atrajeron más a los mosquitos que los que no tomaron bebidas alcohólicas.

Una de las claves de la atracción por unos, y no por otros: el ácido carboxílico de la piel (13)

Sabemos que ciertas personas atraen o son «imanes» para los mosquitos, pero el motivo científico, hasta el momento, no está tan bien explicado.

Hace algunos meses, un grupo de científicos de Nueva York, Estados Unidos, publicó en Cell, la prestigiosa revista científica revisada por pares norteamericana, los resultados de su investigación.

Encontraron que la atracción diferencial, que tienen los mosquitos, hacia ciertos humanos, podría estar asociada a los niveles de ácido carboxílico y sus derivados, presentes en la piel de ciertas personas.

En investigaciones previas, esta atracción diferencial trató de explicarse por el tipo de grupo sanguíneo AB0 (el grupo «0» se asoció con la atracción al mosquito Anopheles, transmisor de la malaria, en Irán), el comer ajo, cebolla y vinagre de manzanas (estos neutralizarían el olor corporal que los atrae, según una investigación publicada en Nature), la vitamina B (también parecería repeler a los mosquitos). Incluso se encontraron factores genéticos en esta atracción, tras realizar análisis en gemelos. El embarazo, así como la infección por el parásito de la malaria, también resultan en una atracción diferencial por los mosquitos.

Ahora, este grupo de científicos norteamericanos identificó que componente del olor corporal podría ser el principal responsable de esta atracción diferencial: en combinación de ácido láctico y amoníaco, ambos componentes del sudor y del olor corporal, el ácido carboxílico aumenta la atracción por los mosquitos. Al tratar de dilucidar si el ácido carboxílico era el principal componente, analizaron los receptores de este en el mosquito Aedes.

Esta atracción podría radicar en la presencia en los mosquitos de 2 grandes familias de genes relacionados con el aparato olfatorio, que codifican proteínas de canales iónicos: receptores ionotrópicos (IR, por su sigla en inglés), y receptores de olor (OR, por su sigla en inglés). Ambos tienen un co-receptor, o estructura asociada. Hay miles de estos receptores en una determinada especie de insecto, pero solo 1 co-receptor para el receptor de olor (Orco), y 3 para los receptores de iones (Ir8a, Ir76b e Ir25a).

Los mosquitos con defectos en la codificación de los genes de estos co-receptores, no fueron atraídos por los humanos (principalmente con defectos en los co-receptores de los receptores iónicos).

Encontraron además que los individuos que producen más cantidad de ácido carboxilico en su piel, son los más atractivos para los mosquitos. Cuando diluyeron la cantidad de este compuesto en el laboratorio, y lo probaron nuevamente con los mosquitos, la atracción de estos por el material impregnado con el ácido carboxilico disminuyó.

Estos resultados sugieren que los mosquitos, por medio de sus receptores químicos e iónicos (principalmente estos últimos), detectan el ácido carboxilico en la piel de los humanos, y gracias a esto, son atraídos. Esta es la clave de las personas conocidas como «imanes de mosquitos».

El entender por qué algunos individuos son más atractivos para los mosquitos que otros, puede ayudar a desarrollar repelentes más efectivos, principalmente para esta población más vulnerable a las mordeduras de estos insectos.

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Sobre el autor

Ramiro Heredia

Ramiro Heredia

AUTOR

Médico especialista en Medicina Interna. MN 117.882 – Egresado de la Universidad de Buenos Aires. Médico de Planta, Séptima Cátedra de Medicina – Hospital de Clínicas José de San Martín. Coordinador del módulo Clínico, Curso bienal de Emergentología – SAPUE. Asesor Médico, Gerencia Médica de Urgencias, OSDE. Contacto IG > @ramiroherediaok

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