Una nueva variante del SARS-CoV-2, BQ.1, y su descendiente, BQ.1.1, circulan en Estados Unidos y ya representan 1 de cada 10 casos. Lo revisamos en INFOMED a partir de una publicación de Medscape (1) y del CDC (2).
PUNTOS CLAVE
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El SARS-CoV-2 es un virus que constantemente muta y cambia: aparecen nuevas variantes, mientras otras desaparecen. En la actualidad, todas las versiones del virus que circulan son Ómicron.
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Distintas instituciones de salud llevan adelante la vigilancia genómica de la pandemia: analizan, por medio de secuenciación del genoma, la secuencia de nucleótidos que componen el virus a partir de muestras representativas de la población.
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Una nueva variante derivada de Ómicron, BQ.1, tiene un crecimiento exponencial en los Estados Unidos: hoy representa 1 de cada 10 casos. Es seguida por una de sus variantes derivada, BQ.1.1, que representa el 7.2% de los casos. Europa también observa a estas variantes con preocupación: estima que van a ser las variantes dominantes a principios del 2023.
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Estos nuevos sublinajes tienen una alta tasa de crecimiento en proporción a las otras variantes circulantes, y parecen tener cierta capacidad de evasión a la respuesta inmune y a los tratamientos conocidos, como los anticuerpos monoclonales.
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Por el momento, al ser todas derivadas de Ómicron, parece ser que los refuerzos de vacunas disponibles siguen siendo efectivos como primera línea de protección contra la infección. No se observó un crecimiento significativo en el número de hospitalizaciones y muertes.
¿Qué sabemos hasta ahora?
El virus del SARS-CoV-2, a lo largo del tiempo, está constantemente cambiando y acumulando mutaciones en su código genético. Se espera que surjan nuevas variantes del virus, mientras que otras, van a desaparecer.
Para poder identificar estas distintas variantes, el sistema de salud realiza vigilancia genómica: toma muestras representativas de la población, y realiza pruebas de secuenciación genética, para saber qué proporción de variantes circulan a nivel nacional, y de cada jurisdicción de salud.
Estos datos se combinan luego con la información fenotípica, para saber que pruebas, tratamientos, vacunas o medidas de salud pública van a funcionar con estas nuevas variantes.
Hasta el momento, todas las variantes circulantes son derivadas de Ómicron, y la principal sigue siendo BA.5, con 62.1% de los casos, seguida de BA.4.6, con el 11.3% de los casos. Estados Unidos tiene más de 97 millones de casos en lo que va de la pandemia, y más de 1 millón de muertes. El 35.6% de la población de 5 o más años, recibió al menos 1 refuerzo de vacunas.
Las nuevas variantes
La variante emergente de COVID-19, BQ.1, representa más de 1 de cada 10 casos en los Estados Unidos. En efecto, es la tercera variante circulante en proporción, con 9.4% de los casos.
Exactamente 1 mes antes, esta variante representaba menos del 1% de los casos. Vemos acá un crecimiento exponencial. Al observar su tasa de aumento como una proporción relativa de las otras variantes, de duplicación parece ser bastante problemático.
También hay características preocupantes de la variante BQ.1, que incluyen mutaciones que potencialmente podrían ayudarla a escapar a las vacunas y tratamientos para COVID-19.
La cuarta variante circulante en los Estados Unidos es BQ.1.1: representa en 7.2% de los casos de Covid-19. Esta deriva de BQ.1.
Uno de los tratamientos de referencia para las infecciones BA.5 son los anticuerpos monoclonales. Estos pueden NO ser tan efectivos al combatir las cepas emergentes de BQ.1 y su descendiente BQ.1.1, según los expertos, tras observar el comportamiento de este tratamiento con BA.5.
BQ.1.1 parece eludir importantes anticuerpos monoclonales.
En la región de Nueva York y Nueva Jersey, BQ.1 y BQ.1.1 representan casi el 20 % de las infecciones. Debido a que son descendientes de Ómicron, se espera que los refuerzos de las vacunas, actualmente disponibles siguen siendo la mejor primera línea de protección contra esta amenaza.
La mala noticia es que está surgiendo una nueva variante y que tiene cualidades o características que podrían permitirle evadir algunas de las intervenciones que tenemos para prevenir las infecciones, o para tratarlas. La buena noticia es que es un sublinaje BA.5, por lo que es casi seguro que va a haber una protección cruzada que se pueda estimular con los refuerzos de vacunas.
El CDC Europeo también observa la introducción de estas variantes, BQ.1 y BQ.1.1, en el viejo continente con preocupación: estiman que van a ser las variantes dominantes para principios del 2023 (3).
Además de BA.5, BA.4, BQ.1 y BQ.1.1, ¿qué otras variantes circulan?
La quinta variante de Ómicron en circulación es BF.7, seguida de BA.2.75, BA.2.75.2, y BA.4.
Ya no circulan BA.2.12.1, BA.1.1, BA.2, BA.1.1.529, ni Delta.
¿Qué importancia tiene saber que variantes circulan en otras regiones?
Al observar el comportamiento de Ómicron y sus sublinajes en otras regiones, podemos inferir, en parte que nos depara esta etapa de la pandemia cuando estas lleguen a nuestro país, algo que pasó casi siempre, desde la llegada de Ómicron al mundo (este comportamiento no se vio con Delta).
Por el momento, las bajas tasas de hospitalización y de muerte, como parámetros de enfermedad grave, son alentadoras.