Una reciente investigación publicada en JAMA, con jugadores y staff de la NBA, ayuda a responder esta pregunta.
Un grupo de investigadores de Estados Unidos, en colaboración con la NBA (National Basketball Association), publicó en la prestigiosa revista de la Asociación Médica Americana, JAMA, el 2 de junio, los resultados de una investigación sobre la efectividad de los refuerzos de la vacuna contra el Covid-19 (1).
El estudio
Compararon la incidencia de infección por SARS-CoV-2 entre los individuos que habían recibido un refuerzo de vacuna contra el Covid-19, con un grupo de individuos completamente vacunados, sin refuerzo.
En esta población se realizan testeos de rutina y ante síntomas, con PCR. Incluyeron a todos los individuos con más de un test de Covid-19 realizado entre el 1 de diciembre del 2021 y el 15 de enero de 2022. La vacunación entre los jugadores no es obligatoria, sí lo es para el staff. A todas las PCR positivas se le hizo secuenciación genética, para determinar la variante del SARS-CoV-2.
La recomendación de uso de máscaras es similar en los jugadores y en el staff, excepto durante los partidos, en que los primeros, el referí y los entrenadores, no usan máscaras.
Se tomó como completamente vacunados a los que habían recibido 2 dosis de Pfizer-BioNTech o 1 dosis de Johnson & Johnson, y completamente «reforzados» a los que habían recibido un refuerzo 14 o más días antes. La cohorte de vacunación fue dinámica: si el individuo recibía un refuerzo, se lo cambiaba de grupo.
Los resultados medidos fueron las infecciones por SARS-CoV-2, las hospitalizaciones y las muertes relacionadas al Covid-19.
Los resultados
De 2613 jugadores y staff elegibles, el 67% fue seguido los 45 días del periodo de estudio.
Los individuos completamente «reforzados» contribuyeron con 74.165 días-persona, y los completamente vacunados, con 10.890.
Desde el principio al final del pedido de estudio, la población de personas completamente vacunadas disminuyó del 26% (n =682), al 8% (n=205), y el número de individuos completamente «reforzados» paso del 49% (n=1282) al 85% (2215). El resto perteneció a otras categorías.
El 88% eran hombres, y la edad media fue de 33.7 años. Era una población sana, sin antecedentes médicos de relevancia.
Entre individuos completamente «reforzados» hubo 608 casos de Covid-19, versus 127 entre los completamente vacunados. El riesgo de infección por SARS-CoV-2 con el refuerzo disminuyó un 57%, comparado con los individuos completamente vacunados (Riesgo Relativo 0.43).
Respecto al riesgo de padecer una infección sintomática por SARS-CoV-2, con el refuerzo este disminuyó un 61%, en comparación a los individuos completamente vacunados (riesgo relativo 0.39).
No hubo hospitalizaciones ni muertes. El 93% de las infecciones fueron por Ómicron.
Las conclusiones
En un grupo de individuos jóvenes y sanos, altamente vacunados, la aplicación de un refuerzo de vacunas Covid-19 se asoció con un riesgo significativamente menor de infección por SARS-CoV-2 (-57%), durante la ola de Ómicron. La protección contra la infección sintomática fue mayor: 61%.
Este estudio tiene algunas limitaciones. En primer lugar, la población de estudio fueron jóvenes sanos, lo que hace que no se puedan generalizar sus resultados a otras poblaciones.
En segundo lugar, el periodo de seguimiento fue corto, en una población «reforzada» recientemente: 20 días fue el tiempo evaluado para los refuerzos en promedio. Con un periodo tan corto de seguimiento, no se puede evaluar el efecto de la disminución de la inmunidad en el tiempo.
Referencias
