Nutrición en adultos mayores: carencias nutricionales (Parte 1/5)

por | 17, Ago, 2023 | Nutrición

11 minutos de lectura

Resumimos en INFOMED una guía española, con todo lo que tenemos que saber de la nutrición en adultos mayores, en esta primera parte: expectativa de vida, cambios en el tubo gastrointestinal, cambian las funciones de los órganos, menos gusto y menos olfato, el interjuego entre nutrientes y fármacos (1).

PUNTOS CLAVE

  • El envejecimiento es un fenómeno complejo que abarca cambios moleculares, celulares, fisiológicos, y psicológicos.
  • Una alimentación adecuada influye de manera positiva en la expectativa de vida.
  • Existen diferentes factores que pueden limitar las posibilidades de adquirir y preparar la comida.
  • Un hecho fundamental que sucede con la edad es la disminución del apetito, con el peligro potencial de que se reduzca la ingesta de nutrientes esenciales.
  • Es indispensable administrar al organismo los nutrientes necesarios, sobre todo si el individuo se mantiene activo.

En España alrededor del 20% de la población tiene 65 o más años. En los llamados países occidentales, la edad media de la población y la proporción de ancianos está aumentando, y lo va a seguir haciendo al menos durante el primer tercio del siglo XXI: la población mayor de 85 años va a incrementar hasta en 6 veces en nuestro mundo occidental.

Los avances médicos han permitido prolongar de manera espectacular la esperanza de vida.

No nos conformamos solo con vivir más tiempo, sino que perseguimos también mantener un estado de salud y una calidad de vida buenos.

Expectativa de vida: podemos modificarla

Aunque en esta expectativa de vida la genética es determinante, existen otra serie de factores que influyen en la misma, entre los que destacan:

  • Una alimentación adecuada
  • La práctica regular de ejercicio, según la condición física individual
  • Abandonar hábitos perjudiciales (tabaco, alcohol y la automedicación)
  • Dedicar tiempo a actividades culturales y recreativas (hoy sabemos que esto es fundamental para prevenir o atrasar el deterioro cognitivo, y el riesgo de tener demencia)

El envejecimiento es un fenómeno complejo que abarca cambios moleculares, celulares, fisiológicos, y psicológicos. Los problemas de salud y la declinación fisiológica se desarrollan progresivamente.

Cuando envejecemos, cambiamos

Hay diferentes cambios relacionados con el envejecimiento:

  • Menor capacidad de absorción a nivel intestinal
  • Consumo prolongado de medicamentos
  • Dificultad en la masticación (por pérdida de piezas dentarias y una menor fuerza para masticar)
  • Falta de actividad física

Todos estos cambios hacen que esta población presente un mayor riesgo de sufrir desequilibrios o carencias nutricionales, que conducen a una mayor probabilidad de padecer algunas enfermedades.

La alimentación: una aliada para envejecer mejor

Los efectos directos del proceso de envejecimiento no parecen ser tan claros: una prueba evidente de esto es que personas muy ancianas, en muchas ocasiones pueden permanecer sanas siempre que su estado de nutrición sea adecuado.

No obstante, cada vez hay un mayor número de personas de edad que se vuelven frágiles, presentan disminución de la función visual, un aumento de las alteraciones cognitivas, y trastornos del equilibrio o la marcha que afectan a su capacidad de movimiento: todos estos son factores que pueden limitar las posibilidades de adquirir y preparar la comida.

Otro hecho fundamental que sucede con la edad: se produce una disminución del apetito, principalmente por una menor actividad física, problemas bucodentales o trastornos del estado de ánimo, con el peligro potencial de que se reduzca la ingesta de nutrientes esenciales.

La nutrición interactúa con el envejecimiento de varias formas:

  • La mayoría de las funciones corporales declinan progresivamente a lo largo de la vida adulta. La nutrición y los distintos estilos de vida contribuyen a empeorar o mejorar la pérdida de tejidos y funciones ligadas a este proceso.
  • La frecuencia de enfermedades crónicas degenerativas incrementa con la edad. Existen factores dietéticos implicados en la etiología de estas enfermedades que, a su vez, pueden beneficiarse de una intervención nutricional.
  • La mayoría de las personas comen menos a medida que la edad avanza y, en consecuencia, las ingestas de nutrientes pueden resultar más bajas que las recomendadas.
  • Con la edad, los aportes alimentarios tienen un rendimiento metabólico menor y el apetito tiende a disminuir. Por tanto, es indispensable administrar al organismo los nutrientes necesarios, sobre todo si el individuo se mantiene activo.
  •  Es necesario distinguir entre el anciano sano y el anciano enfermo. En el primero, la alimentación equilibrada debe ser suficiente para prevenir las carencias nutricionales. En el individuo enfermo, el frecuente aumento de los requerimientos nutricionales no se suele acompañar del paralelo aumento en la alimentación, lo que provoca una disminución de las reservas corporales y una mayor fragilidad del organismo.

Cambia el cuerpo (y el metabolismo)

Con la edad hay un aumento de la grasa en el organismo, y una pérdida progresiva de tejidos, principalmente en el sistema músculo-esquelético: aparece, o se profundiza, la sarcopenia.

La variación en el contenido en el agua extracelular es también muy significativa con la edad.

Además, se reduce la capacidad de metabolizar los lípidos, y el metabolismo proteico también se encuentra afectado.

A los 25 años, tenemos en nuestra composición corporal un 15% de grasa, 17% de masa magra, 6% de masa ósea, y un 62% de agua. En cambio, a los 65 años la grasa representa el 30% (el doble que a los 25), la masa magra un 12% (un 25% menos que a los 25), y el agua corporal ahora representa un 53% (9% menos).

Estos cambios en la composición corporal tendrán una gran importancia en la distribución de muchos medicamentos.

Cambios en el tubo gastrointestinal

El envejecimiento produce cambios importantes a lo largo del tracto gastrointestinal: en general, los procesos digestivos y de absorción, son más lentos: hay pérdida de la superficie de absorción.

Esto repercute especialmente en la absorción de vitaminas y oligoelementos.

Cambia la boca 

Cuanto más vive la gente, mayor es la posibilidad de pérdida de piezas dentales y menor la de reemplazarlas con prótesis de forma satisfactoria.

Estas pérdidas son debido, generalmente, a enfermedades periodontales cuya causa, a su vez, puede ser la baja relación calcio/fósforo y las bajas ingestas de vitamina D, asociado con osteoporosis.

Esto trae aparejado la incapacidad para una masticación adecuada. En primer lugar, los problemas de masticación pueden ocasionar una salivación inadecuada, con disminución de la capacidad de absorción.

Por otro lado, se suprime o disminuye el consumo de ciertos grupos de alimentos con repercusión nutricional: se comen menos frutas y verduras crudas, con el consiguiente menor consumo de fibra, con disminución de la motilidad intestinal, y constipación (que se tratan de resolver en muchas ocasiones con laxantes, los cuales dificultan la absorción de vitaminas liposolubles).

El menor consumo de frutas y verduras crudas también conlleva per se una menor ingesta de vitaminas hidrosolubles.

Por otro lado, debido a los problemas de masticación, también se suele observar una menor ingesta del grupo de carnes, lo que implica una menor ingesta de hierro, que puede conducir a anemia que, a su vez, repercute en una actividad física disminuida.

La evolución fisiológica de la dentición es la siguiente:

– Pérdida del esmalte dental (> 30 años)
– Afectación de la dentina (> 40 años)
– Desgaste de la superficie dental masticadora (> 60 años)

Menos gusto y menos olfato

Con la disminución y/o modificación del sentido del gusto, disminuye el placer de comer, y se pierde el interés por los alimentos, dando lugar a una menor ingesta o a una elección errónea, desde el punto de vista nutricional, de los alimentos.

Hay además una pérdida progresiva de papilas gustativas que afecta, fundamentalmente, a la parte anterior de la lengua, es decir, lo que afecta en particular, la detección de los sabores dulce y salado. Todo esto disminuye el placer de comer.

La pérdida de sensibilidad olfatoria empieza normalmente a los 60 años, e incluso más temprano, y es más severa después de los 70.

Cambian las funciones de los órganos

Entre los 30 y 80 años, el gasto cardiaco disminuye un 30%, la circulación renal aproximadamente un 50%. El sistema inmune también disminuye en su eficacia funcional con la edad.

El hígado es el que menos se ve afectado por el proceso de envejecimiento, ya que, si bien es cierto que, con la edad, las células hepáticas disminuyen en número, también lo es que aumenta el tamaño de las mitocondrias, por lo que la función hepática en el anciano únicamente se va a alterar gravemente cuando se pierden muchas células.

Nos movemos menos

La disminución de la actividad física es uno de los factores que más afecta al estado nutricional de las personas de edad.

Una menor actividad va a provocar una menor ingesta energética, de nutrientes y de vitaminas.

Además, el ejercicio físico realizado con regularidad puede retrasar la aparición de algunos síntomas que acompañan a las enfermedades degenerativas, manteniendo la capacidad funcional, paliando los cambios en la composición corporal y, en definitiva, contribuyendo a la autonomía y calidad de vida del individuo.

El interjuego entre nutrientes y fármacos

En las personas de edad, la función gastrointestinal disminuye con el envejecimiento, por lo que al consumir fármacos crónicamente, se entra en competición por los lugares de absorción con los nutrientes.

Además, esta población es la que consume un mayor número de fármacos y, durante más tiempo.

Por último, sabemos que entre los nutrientes son las vitaminas las que “sufren” un mayor número de interacciones.

La utilización crónica de medicamentos puede afectar a la nutrición de muy diversas maneras:

– Induciendo directamente pérdida o estímulo del apetito
– o también indirectamente actuando sobre la ingesta mediante la alteración del sentido del gusto, la inducción de náuseas o vómitos, lesionando la superficie de absorción intestinal de los nutrientes, disminuyendo la utilización de los nutrientes, o aumentando la excreción urinaria.

Siempre se tiene que tratar de identificar la posible deficiencia nutricional que pueda tener su origen en una interacción con medicamentos.

Sobre el autor

Ramiro Heredia

Ramiro Heredia

AUTOR

Médico especialista en Medicina Interna. MN 117.882 – Egresado de la Universidad de Buenos Aires. Médico de Planta, Séptima Cátedra de Medicina – Hospital de Clínicas José de San Martín. Coordinador del módulo Clínico, Curso bienal de Emergentología – SAPUE. Asesor Médico, Gerencia Médica de Urgencias, OSDE. Contacto IG > @ramiroherediaok

Anuncian este espacio

Notas relacionadas

¿Buscás más contenido?

CONGRESO CLÍNICAS 2024

AUSPICIAN ESTE ESPACIO

Calendario

mayo 2024
L M X J V S D
 12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031  

Pin It on Pinterest

Share This