Meningitis en la infancia: un repaso para poder explicar a los pacientes

por | 23, Jun, 2023 | Infectología

13–14 minutos de lectura

A raíz de la última comunicación del Ministerio de Salud de la Nación, que mostró un aumento importante de casos de meningitis bacteriana en contexto de caída en las coberturas de vacunación (1), analizamos que es, por qué se produce, cómo se diagnostica, y cómo se trata en la infancia (2).

PUNTOS CLAVE

  • Hay 2 tipos principales de meningitis: viral y bacteriana.
  • Las 2 causas más comunes de meningitis bacteriana en bebés mayores y niños/as son: neumococo y meningococo.
  • La causa más común de meningitis viral son los enterovirus.
  • Aunque la meningitis bacteriana suele ser más grave, los signos y síntomas de la meningitis bacteriana y viral pueden ser similares.
  • El tratamiento de la meningitis depende de si la meningitis es causada por un virus o una bacteria. Sin embargo, esta distinción puede no ser clara hasta que el cultivo y los resultados de la PCR, estén disponibles.

¿Qué es la meningitis bacteriana?

La meningitis es la inflamación de los tejidos (meninges) que rodean el cerebro y la médula espinal. La inflamación es causada más comúnmente por un virus o una bacteria, que llega a través del torrente sanguíneo hasta las meninges. El tratamiento y el pronóstico, dependen de la causa.

¿Cuáles son las causas de meningitis?

Las causas de meningitis son múltiples, incluso, algunas no son de causa infecciosa, no obstante, hay 2 tipos principales de meningitis: viral y bacteriana.

Meningitis bacteriana.

Hay muchos tipos de bacterias que pueden causar meningitis bacteriana. El tipo más probable depende de la edad del niño/a, el historial de vacunas, y los problemas médicos actuales o pasados.
Las 2 causas más comunes de meningitis bacteriana en bebés mayores y niños/as son:

  • Streptococcus pneumoniae, o neumococo.
  • Neisseria meningitidis, o meningococo.

En adultos se agrega como el Haemophilus Influenzae tipo B. Ciertos factores pueden aumentar el riesgo de que un niño tenga una meningitis bacteriana:

  • Exposición reciente a alguien con meningitis bacteriana.
  • Infección reciente (por ejemplo, infección de oído o senos paranasales).
  • Viajes a áreas donde la meningitis bacteriana es común (por ejemplo, África subsahariana).
  • Lesiones graves en la cabeza.
  • Inmunodepresión.

La meningitis bacteriana es una emergencia médica que debe tratarse rápidamente, para minimizar el riesgo de enfermedad grave, o incluso de muerte.

Incluso cuando se les trata adecuadamente, los niños que se recuperan de la meningitis bacteriana pueden, a veces, tener complicaciones a largo plazo.

Meningitis viral

La causa más común de meningitis viral son los enterovirus. En los Estados Unidos, la meningitis por enterovirus se observa con más frecuencia de junio a octubre (verano, otoño en el hemisferio norte). Esto quiere decir que tiene cierta estacionalidad.
Los enterovirus se propagan por contacto directo con las heces, durante actividades como el cambio de pañales o indirectamente a través del agua, los alimentos y las superficies contaminadas.
Otros virus que causan meningitis pueden propagarse por: gotitas en el aire, contacto directo, durante el nacimiento o a través de la mordedura de un animal (por ejemplo, rabia) o insecto (por ejemplo, mosquito, garrapata).

En los países desarrollados, la meningitis viral es más común que la meningitis bacteriana y generalmente es menos grave.

Los niños con meningitis viral generalmente se recuperan por completo con un tratamiento de apoyo.

¿Cuáles son los síntomas y signos de meningitis?

Aunque la meningitis bacteriana suele ser más grave, los signos y síntomas de la meningitis bacteriana y viral pueden ser similares.
Los síntomas más comunes incluyen:

  • Recién nacidos. Fiebre + síntomas inespecíficos (por ejemplo, rechazo al alimento, vómitos, diarrea, erupción cutánea). El bebé puede tener rigidez en el cuello o una fontanela abultada y puede estar irritable, inquieto o letárgico.
  • Niños mayores. Fiebre de inicio súbito, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, confusión o rigidez en el cuello, y/o fotofobia (la luz molesta a los ojos).
  • Convulsiones.
  • Alteraciones en el nivel de conciencia.
  • Ciertos tipos de meningitis bacteriana pueden estar asociados con lesiones en la piel, como petequias (pequeñas manchas de color rojo vivo que aparecen a causa de una hemorragia subcutánea) y la púrpura (manchas rojas a púrpuras que no se blanquean con presión).
  • Meningitis viral. Los síntomas pueden parecerse a los de la gripe: fiebre, dolores musculares, secreción nasal y tos.

En algunos casos, los síntomas empeoran lentamente durante 1 o 2 días, mientras que, en otros casos, los síntomas empeoran rápidamente durante horas.

Hablamos de «síndrome meningeo» para referirnos a una triada de síntomas: fiebre + dolor de cabeza + rigidez de nuca.

¿Cómo se hace diagnóstico de meningitis?

La meningitis bacteriana es una emergencia médica que debe tratarse con prontitud. Es importante determinar la causa de los síntomas del niño/a lo antes posible. El diagnóstico se hace en el departamento de emergencias de una institución hospitalaria.
Se realizan distintas pruebas diagnósticas:

  • Cultivo de sangre.

Los resultados de un hemocultivo están generalmente disponibles en un plazo de 24 a 48 horas.

  • Punción lumbar.

Permite el análisis del líquido cefalorraquídeo. Estos resultados iniciales están disponibles en horas.

Se hace el recuento de células, proteínas y glucosa, lo que permite muchas veces determinar qué tipo de infección es (bacteriana o viral).

1. Cultivo.

Permite determinar el origen bacteriano de la infección. Suele durar de 24 a 48 horas.

Si la prueba es negativa, generalmente significa que el niño no tiene meningitis bacteriana. A veces, el resultado es un «falso negativo» y, a pesar del resultado negativo del cultivo, otros signos y pruebas de laboratorio indican claramente que es probable que el niño tenga meningitis bacteriana. La causa más común del resultado de un cultivo bacteriano falso negativo es que el niño recibió antibióticos antes de que se hiciera la prueba.

2. Pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR).

Si los signos, los síntomas, la temporada o los resultados iniciales del líquido cefalorraquídeo sugieren que el niño puede tener meningitis viral, se realizan pruebas moleculares (PCR). Estas pueden detectar enterovirus, virus del herpes simple y otros virus. Existe en algunos hospitales un «panel de meningitis», para detectar mediante pruebas de PCR varios virus y bacterias.

3. Tomografía computarizada de cerebro.

La mayoría de los niños con sospecha de meningitis no necesitan someterse a esta prueba. Sin embargo, en algunos casos, se realiza una tomografía computarizada antes de la punción lumbar. El propósito de esta prueba es ayudar a determinar si es seguro realizar la punción lumbar, y si otra afección puede estar contribuyendo a los síntomas del niño (por ejemplo, sangrado o una masa en el cerebro).

¿Cómo se trata la meningitis?

El tratamiento de la meningitis depende de si la meningitis es causada por un virus o una bacteria. Sin embargo, esta distinción puede no ser clara hasta que el cultivo y los resultados de la PCR, estén disponibles. Es por esto que en general los niños son tratados como si tuvieran meningitis bacteriana, hasta que esta causa se excluye definitivamente.

Meningitis bacteriana.

Esta es una enfermedad potencialmente mortal, que requiere hospitalización y tratamiento con antibióticos intravenosos. El niño/a será monitoreado/a de cerca para detectar signos de complicaciones. El tratamiento antibiótico se inicia inmediatamente después de realizar los análisis de sangre y la punción lumbar. El tratamiento se administra por vía intravenosa.
La duración del tratamiento con antibióticos depende de los resultados de los cultivos bacterianos:

  • Si los cultivos son negativos, y el niño mejoró, los antibióticos pueden suspenderse después de 48 a 72 horas.
  • Si los cultivos son positivos, la duración del tratamiento depende de la bacteria que se identifique, y de si hay complicaciones.

El curso de tratamiento habitual es de 10 a 14 días. Sin embargo, el tratamiento puede ser tan corto como 5 días para ciertas bacterias, y hasta 4 semanas para otras.

Meningitis viral.

En la mayoría de los casos de meningitis viral, no hay una terapia antiviral efectiva que acorte la duración de los síntomas.
El tratamiento es de apoyo o soporte: descanso, alentar al niño a beber líquidos (cuando está lo suficientemente alerta como para hacerlo), proporcionar líquidos intravenosos (si no puede beber suficiente líquido) y medicamentos para tratar la fiebre y/o el dolor de cabeza (por ejemplo, paracetamol o ibuprofeno).

¿Cuál es el pronóstico de la meningitis?

El pronóstico depende de la causa (bacteria o virus), de la gravedad de la enfermedad y de la edad del niño.

Meningitis bacteriana.

La mayoría de los niños/as con meningitis bacteriana se recuperan por completo sin complicaciones a largo plazo.
El niño/a debe comenzar a mejorar dentro de las 24 a 36 horas posteriores al inicio de los antibióticos. Sin embargo, la fiebre puede persistir durante 4 a 6 días o más. Sin embargo, incluso con un tratamiento adecuado, puede haber complicaciones a largo plazo.

La complicación más común es la pérdida de audición, que ocurre en aproximadamente el 5-10% de los pacientes que siguen una meningitis bacteriana. En general se evalúa antes del alta hospitalaria.

Otras complicaciones son menos comunes, y pueden incluir:

  • Retraso en el desarrollo o discapacidades de aprendizaje.
  • Espasticidad o parálisis muscular.
  • Convulsiones.

La meningitis bacteriana es mortal en un pequeño número de casos (< 5 % en países desarrollados).

Meningitis viral.

La mayoría de los niños con meningitis viral se recuperan sin complicaciones a largo plazo.
Los síntomas generalmente comienzan a mejorar en el plazo de una semana, aunque algunos niños tendrán fatiga, irritabilidad, disminución de la concentración, debilidad muscular y espasmo, y dificultad para la coordinación durante varias semanas o más.

La muerte es poco común en niños con meningitis viral.

¿Cómo se previene la meningitis?

Varias medidas pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar meningitis bacteriana y viral.

Vacunas.

Varias vacunas infantiles, que están en el calendario nacional de vacunación, reducen el riesgo de desarrollar meningitis bacteriana, incluidas las vacunas:

  • Neumocócica.
  • Meningocócica.
  • Haemophilus influenzae tipo b (Hib).

También hay vacunas disponibles para prevenir ciertos tipos de infecciones virales que pueden causar meningitis u otras infecciones del sistema nervioso central, como por ejemplo poliomielitis, la gripe, la varicela-zóster (varicela), el sarampión y las paperas.

Antibióticos preventivos.

Se recomiendan antibióticos preventivos para contactos cercanos de cualquier persona infectada con infección meningocócica, incluso si el contacto fue vacunado previamente.

Contacto estrecho o cercano: ¿cómo se define?

El contacto cercano se define como:

  • Persona que vive con el niño, o
  • Persona que pasó ≥ 4 horas con el niño, durante al menos 5 de los 7 días antes de que el niño desarrollara síntomas.

Los antibióticos preventivos también pueden ser necesarios para los contactos cercanos de cualquier persona infectada con infección bacteriana por Hib. Sin embargo, esto solo se aplica a aquellos hogares en los que hay una persona con enfermedad invasiva por Hib y al menos un miembro del hogar que sea un niño menor de 48 meses de edad, y que no recibió todas las vacunas contra Hib, o una persona que tiene alguna condición de inmunocompromiso (incluso si esa persona fue vacunada contra Hib).

Control de infecciones

Las familias de niños con meningitis deben tener cuidado de evitar infectarse. Esto incluye lavarse las manos después de tocar al niño o cambiar pañales y antes de comer o preparar la comida. Los utensilios y las tazas no deben compartirse, la boca del niño debe cubrirse durante la tos y el niño no debe besarse en la boca.

Estas medidas deben continuar hasta que el niño/a ya no tenga síntomas (por ejemplo, fiebre, diarrea, sarpullido).

Sobre el autor

Ramiro Heredia

Ramiro Heredia

AUTOR

Médico especialista en Medicina Interna. MN 117.882 – Egresado de la Universidad de Buenos Aires. Médico de Planta, Séptima Cátedra de Medicina – Hospital de Clínicas José de San Martín. Coordinador del módulo Clínico, Curso bienal de Emergentología – SAPUE. Asesor Médico, Gerencia Médica de Urgencias, OSDE. Contacto IG > @ramiroherediaok

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