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Los diez principales mitos antivacunas desmentidos una vez más

Un científico especialista en vacunas de la Universidad de Filadelfia, Estados Unidos, coautor del libro Historia de la Vacunas, analizó el año pasado los 10 argumentos usados más frecuentemente por los movimientos antivacunas: los refuta 1 a 1, con evidencia científica sólida (1). Un texto para ayudar a nuestros pacientes. Lo resumimos en INFOMED.

Puntos Clave

  • Las vacunas son un gran logro médico, previniendo millones de muertes anuales, especialmente en niños menores de 5 años, pese a mitos persistentes.
  • Vacunas de ARNm contra Covid-19 no alteran el ADN humano; el ARNm da instrucciones temporales a células inmunes sin entrar al núcleo celular y se degrada rápido.
  • El vínculo entre vacuna MMR y autismo fue desmentido tras un estudio fraudulento; grandes investigaciones no hallaron conexión. El autismo es principalmente hereditario.
  • Vacunas contra Covid-19 no causan infertilidad; los datos de ensayos y reales muestran tasas de embarazo idénticas y beneficios en el embarazo.
  • El rápido desarrollo de vacunas Covid-19 no comprometió la seguridad; se basó en investigación previa y colaboración global, cumpliendo fases de prueba estándar.
  • La inmunidad natural por infección conlleva riesgos graves (miocarditis, daño cerebral); las vacunas estimulan inmunidad sin las complicaciones de la enfermedad.
  • Ingredientes como el formaldehído o el aluminio en vacunas están en dosis ínfimas, menores que en alimentos comunes, y cumplen funciones cruciales para su efectividad y seguridad.
  • Las decisiones de vacunación impactan a la comunidad; bajas tasas causan resurgimiento de enfermedades, afectando a vulnerables que dependen de la inmunidad colectiva.

Unos de los mejores inventos en la historia de la humanidad: las vacunas

Existe una verdad fundamental: las vacunas se encuentran entre los mayores logros de la medicina , previniendo millones de muertes al año. Según algunas estimaciones, las vacunas han salvado más de 154 millones de vidas en los últimos 50 años.

Un dato de esto es fundamental: el 95 % de estos, son niños de 5 años o menos. Esos 154 millones son nuestros vecinos, amigos y seres queridos.

Pese a estos números contundentes, persisten mitos que generan temores innecesarios.

Para ayudar a los profesionales a explicar a sus pacientes, a través del análisis de las siguientes diez narrativas antivacunas comunes y sus contrapuntos científicos, un científico de la Universidad de Filadelfia, Estados Unidos, coautor del Libro “Historia de las vacunas”, recorre un camino a través de este complejo panorama utilizando las perspectivas de las autoridades sanitarias mundiales e investigaciones revisadas por pares.

Mito 1. El dilema del ADN: ¿Las vacunas reescriben su código genético?

Una afirmación persistente sugiere que las vacunas de ARNm contra el Covid-19 alteran el ADN humano, a menudo acompañadas de imágenes de ciencia ficción de manipulación genética.

La realidad resulta mucho menos dramática. Estas vacunas envían instrucciones temporales a nuestras células inmunitarias, para que produzcan una proteína que se parece a la proteína de pico o S del SARS-CoV-2, la llave que usa el virus para entrar a las células humanas y causar la infección.

Fundamentalmente, el ARNm nunca entra en el núcleo celular donde reside el ADN, funcionando como un “mensaje de tinta” que desaparece y se autodestruye después de entregar su carga útil.

El ARNm es un fragmento de material genético que contiene las instrucciones para fabricar las proteínas.

Investigadores de la Universidad Johns Hopkins enfatizan que este cortafuegos biológico previene cualquier manipulación genética, y los componentes de la vacuna se descomponen en cuestión de días o semanas.

Mito 2. La acusación de autismo: una conexión desacreditada que persiste

El estudio fraudulento de Andrew Wakefield de 1998, que vinculaba las vacunas triples vírica (MMR, la sigla en inglés de sarampión, paperas y rubéola) con el autismo, sigue rondando los debates sobre salud pública a pesar de haber sido retractado y desacreditado.

Estudios posteriores con millones de niños no encontraron ninguna conexión: un análisis danés de 657.461 niños mostró tasas de autismo idénticas entre los grupos vacunados y no vacunados.

El Señor Wakefield perdió su licencia médica por no declarar conflictos financieros y manipular datos.

La investigación genética identifica ahora el trastorno del espectro autista como principalmente hereditario, que se desarrolla en el útero mucho antes de las primeras vacunaciones.

Mito 3. El mito del microchip: cuando la ciencia ficción se cruza con el miedo a las vacunas

Las afirmaciones sobre vacunas que contienen dispositivos de rastreo combinan la tecnofobia con la ansiedad pandémica.

Las vacunas de ARNm actuales contienen nanopartículas grasas, sales y azúcar, ingredientes completamente ausentes en chips de silicio o componentes de radio.

Los viales de vacunas contienen entre 0.3 y 0.5 mililitros de líquido, espacio insuficiente incluso para la microelectrónica básica.

Aunque resulta curioso imaginar nanobots navegando por el torrente sanguíneo, la realidad implica que nuestro sistema inmunitario está aprendiendo a reconocer a los invasores virales mediante patrones proteicos inofensivos.

Mito 4. Fábulas sobre la fertilidad: cómo abordar las preocupaciones sobre la salud reproductiva

Los rumores sobre la infertilidad causada por las vacunas contra el Covid-19 cobraron fuerza a pesar de su falta de verosimilitud biológica.

Los ensayos clínicos incluyeron participantes que posteriormente concibieron de forma natural, mientras que datos reales muestran tasas de embarazo idénticas entre las poblaciones vacunadas y no vacunadas.

También existe evidencia de un menor riesgo de eventos adversos durante el embarazo y el parto en mujeres vacunadas.

El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos confirma que los beneficios de la vacunación superan los posibles riesgos durante el embarazo, e incluso se transmiten anticuerpos a los recién nacidos a través de la leche materna.

Mito 5. El engaño de la inmunidad colectiva: por qué importan las decisiones individuales

Algunos argumentan en contra de la vacunación alegando que la inmunidad de otros proporciona suficiente protección.

Esta estrategia fracasa cuando demasiadas personas optan por no vacunarse, como se observó en los recientes brotes de sarampión, donde el 90 % de los casos se dieron en personas no vacunadas.

La inmunidad de grupo, o inmunidad de rebaño, requiere una cobertura de vacunación contra el sarampión del 95%, un umbral comprometido por el descenso de las tasas en algunas comunidades.

Las enfermedades prevenibles mediante vacunación no han desaparecido: simplemente se controlan mediante el esfuerzo colectivo.

Mito 6. El estereotipo de la velocidad: comprender el desarrollo acelerado de vacunas

Los plazos de desarrollo de la vacuna contra el Covid-19 generaron sorpresa, pero la rapidez no comprometió la seguridad.

Investigaciones previas sobre el coronavirus proporcionaron una ventaja inicial, mientras que la colaboración y la financiación globales sin precedentes eliminaron los retrasos burocráticos.

Todas las vacunas aprobadas se sometieron a fases de prueba estándar con poblaciones de ensayo ampliadas: sólo el ensayo de Pfizer contó con 43.548 participantes.

Datos reales de miles de millones de dosis administradas confirman ahora su perfil de seguridad.

Mito 7. El vórtice del VAERS: interpretación de los informes de eventos adversos

La interpretación errónea del Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS, por su acrónimo en inglés) alimenta muchos mitos.

Este sistema de vigilancia abierta acepta todos los informes sin verificar la causalidad, lo que resulta en cifras infladas.

Un análisis adecuado requiere comparar las poblaciones vacunadas y no vacunadas, un proceso que confirma que la mayoría de los eventos notificados ocurren con la misma frecuencia, independientemente de la vacunación.

La fortaleza del sistema reside en la detección de patrones inusuales, sin contabilizar incidentes aislados.

Si una semana después de recibir una vacuna, ese individuo es atropellado por un auto, eso se reporta como un evento adverso. Las investigación de esto lo va a descartar como tal.

Mito 8. Inmunidad natural verus inmunidad artificial: una falsa dicotomía

Si bien la recuperación de una enfermedad proporciona inmunidad, esta vía “natural” conlleva riesgos considerables.

Los sobrevivientes del Covid-19 enfrentan de 7 a 11 veces más riesgo de miocarditis que quienes reciben la vacuna, mientras que el sarampión puede causar daño cerebral permanente.

Las vacunas estimulan la inmunidad sin complicaciones de la enfermedad, como aprender a prevenir incendios mediante simulacros en lugar de incendios provocados.

La inmunidad híbrida (que combina vacunación e infección) parece ser la más fuerte, pero apostar por la infección primero resulta peligroso.

Mito 9. Las vacunas generan nuevas variantes virales

Contrariamente a las afirmaciones de que las vacunas crean variantes, en realidad suprimen las oportunidades de mutación al reducir la propagación viral.

Los virus mutan durante la replicación, como una fotocopiadora que introduce errores con cada copia.

Menos infecciones implican menos replicaciones y menos posibilidades de mutación.

En algunas poblaciones, las variantes Delta y Ómicron de la COVID-19 surgieron en poblaciones no vacunadas, lo que demuestra cómo las bajas tasas de vacunación facilitan el desarrollo de variantes.

Mito 10. La falacia de la toxina: comprender los ingredientes de las vacunas

Los temores sobre el formaldehído o el aluminio en las vacunas ignoran el contexto de la dosis.

Una pera contiene 13 veces más formaldehído que cualquier vacuna, mientras que los bebés amamantados consumen aproximadamente 100 veces más miligramos de aluminio al día, en comparación con los 0.125 miligramos presentes en las vacunas.

Estos ingredientes en las vacunas desempeñan funciones cruciales: las sales de aluminio mejoran la respuesta inmunitaria, mientras que los conservantes previenen la contaminación bacteriana.

Por qué son importantes las conversaciones sobre las vacunas

Las decisiones sobre vacunación repercuten en las comunidades como piedras arrojadas a un estanque.

Cuando las tasas de vacunación descienden por debajo de los umbrales críticos, las enfermedades resurgen, como se observó en los 10.3 millones de casos mundiales de sarampión de 2024 o en la epidemia de sarampión del oeste de Texas a principios de 2025.

Las poblaciones vulnerables, como los pacientes con cáncer y los bebés, dependen de la inmunidad de grupo.

Cada persona vacunada contribuye a la protección social contra los patógenos que antaño asolaron a la humanidad.

La medicina moderna ofrece herramientas poderosas contra azotes ancestrales, pero su eficacia depende de la comprensión pública.

Al abordar las preocupaciones con empatía y evidencia, podemos proteger no solo la salud individual, sino también la delicada red de inmunidad comunitaria que nos protege a todos.

El próximo capítulo en la lucha de la humanidad contra las enfermedades se escribirá a través de estas conversaciones, respaldadas por la ciencia, con un toque de compasión y centradas en nuestro bienestar común.

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