¿La eyaculación frecuente reduce el riesgo de cáncer de próstata?

por | 6, Jun, 2024 | Sexología

10 minutos de lectura

Analizamos un estudio prospectivo publicado en la revista JAMA (1), cuyo objetivo fue examinar la asociación entre la frecuencia de la eyaculación y el riesgo de cáncer de próstata.

PUNTOS CLAVE

  • En Argentina, el cáncer de próstata es el tumor más frecuente en hombres.
  • Se sabe que, factores como la edad, los antecedentes familiares, la etnia o algunos relacionados con los hábitos de vida, (dieta, actividad física o exposición ocupacional) tienen un impacto en el riesgo de desarrollo de esta neoplasia.
  • El eyacular con más frecuencia se asocia a un menor riesgo de cáncer de próstata.
  • El grupo etario con mayor impacto con relación al beneficio que aporta la eyaculación frecuente es el de más de 40 años.
  • La frecuencia de las eyaculaciones puede modular la carcinogénesis (es decir, el riesgo de desarrollar cáncer) de la próstata al modificar la composición del líquido prostático.

Introducción

Puede ser una buena noticia saber que algo que muchos hombres encuentran placentero puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer de próstata. Pero, ¿Por qué la eyaculación frecuente podría brindar protección?

En Argentina, el cáncer de próstata constituye la principal causa de cáncer diagnosticada en hombres, con una incidencia de más de 11.686 casos anuales, representando el 18,7% de todos los tumores malignos en este grupo. Conforma la tercera causa de mortalidad por cáncer. Alrededor de 1 de cada 8 hombres desarrollará cáncer de próstata en el transcurso de su vida.

Elaborado por SIVER/INC en base a los datos de Globocan2020. Argentina, 2021

Su etiopatogenia no es del todo conocida, pero ciertos factores de riesgo aumentan la posibilidad de padecer cáncer de próstata:

  • Edad: los hombres mayores de 50 años tienen mayor riesgo de sufrir cáncer de próstata. Alrededor de 6 de 10 casos de cáncer de próstata se detectan en hombres mayores de 65 años.
  • Antecedentes familiares: su riesgo es mayor si un pariente cercano tiene antecedentes de cáncer de próstata.
  • Genética: mutaciones genéticas hereditarias de los genes BRCA1 o BRCA2, que están vinculadas a un mayor riesgo de cáncer de mama y de ovario en algunas familias, también pueden aumentar el riesgo de cáncer de próstata en los hombres (especialmente las mutaciones en BRCA2).
  • Obesidad: puede aumentar el riesgo de padecer cáncer de próstata avanzado.
  • Alimentación: una dieta rica en grasas animales y lácteos, y baja en fibra, frutas y verduras puede aumentar su riesgo.
  • Raza: el cáncer de próstata es más común entre los hombres afroamericanos.
  • Exposición química: la exposición a pesticidas y agroquímicos aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de próstata.

Se ha planteado la hipótesis de que la actividad sexual desempeña un papel en el desarrollo del cáncer de próstata, pero las investigaciones anteriores sobre las frecuencias de eyaculación o relaciones sexuales y el cáncer de próstata se limitan a estudios de diseño retrospectivo y los resultados son mixtos.

Un estudio prospectivo cuyo objetivo fue examinar la asociación entre la frecuencia de la eyaculación y el riesgo de cáncer de próstata utilizó datos de seguimiento (del 1 de febrero de 1992 al 31 de enero de 2000) de 29.342 hombres estadounidenses profesionales de la salud de entre 46 y 81 años, que proporcionaron información sobre sus antecedentes de frecuencia de eyaculación en un cuestionario autoadministrado en 1992 y respondieron a cuestionarios de seguimiento cada 2 años hasta el año 2000.

La frecuencia de eyaculación se evaluó pidiendo a los participantes que informaran el número promedio de eyaculaciones (se incluyó a las relaciones sexuales, las emisiones nocturnas y la masturbación) que tenían por mes durante las edades de 20 a 29 años, 40 a 49 años, y durante el año previo al inicio del estudio (1991).

Se utilizó la categoría de 4 a 7 eyaculaciones por mes como grupo de referencia para lograr comparaciones significativas entre frecuencias de eyaculación superiores.

La medida de resultado principal fue: incidencia de cáncer de próstata total.

Los resultados arrojaron que, durante el seguimiento hubo 1.449 nuevos casos de cáncer de próstata total, 953 casos limitados a la próstata y 147 casos de cáncer avanzado.

La alta frecuencia de la eyaculación se relacionó con un menor riesgo de cáncer de próstata total.

Los riesgos relativos multivariados para los hombres que informaron 21 o más eyaculaciones por mes en comparación con los hombres que informaron de 4 a 7 eyaculaciones por mes entre las edades de 20 a 29 años fueron 0,89 (intervalo de confianza [IC] del 95%, 0,73-1,10); edades de 40 a 49 años, 0,68 (IC 95%, 0,53-0,86); año anterior, 0,49 (IC 95%, 0,27-0,88); y promediado a lo largo de toda la vida, 0,67 (IC del 95%, 0,51-0,89).

Cuando se analizó todo el rango de frecuencia de la eyaculación como una variable continua, cada incremento de 3 eyaculaciones por semana a lo largo de la vida se asoció con una disminución del 15% (IC del 95%, 4%-24 %) en el riesgo cáncer de próstata.

A pesar de la fuerte evidencia a favor de la eyaculación frecuente, algunos aspectos siguen siendo controvertidos, fundamentalmente respecto a los estudios sobre la edad en la que se produce la eyaculación, y concluyen que es solo una medida PREVENTIVA eficaz en hombres de 40 años o más. La frecuencia de la eyaculación no se asoció estadísticamente de manera significativa con el riesgo de cáncer de próstata en estadío avanzado.

Varias características distinguen este estudio de informes anteriores sobre la actividad sexual y el cáncer de próstata.

  • En primer lugar, el diseño del estudio prospectivo excluyó el sesgo atribuible al recuerdo diferencial de la actividad sexual de hombres con y sin cáncer de próstata.
  • En segundo lugar, se centra en la frecuencia de la eyaculación en lugar de en la frecuencia de las relaciones sexuales, lo que mejoró la variabilidad de la exposición y permitió explorar los efectos fisiológicos de la función sexual per se.
  • En tercer lugar, incluyó casi un 50% más de casos que el número de casos incluidos en cualquiera de los estudios anteriores que informaron sobre la actividad sexual y el cáncer de próstata.
  • Cuarto, el nuevo estudio contó con datos sobre las pruebas de PSA, lo que permitió abordar la posibilidad de sesgo de detección.

Finalmente, debido a que se controló una amplia gama de factores médicos, de estilo de vida y dietéticos, probablemente se minimizó la posible confusión causada por estos factores.

¿Masturbación o relaciones?

No se encontró evidencia concluyente de que la masturbación proporcione mayor beneficio que mantener las relaciones sexuales en pareja. Importa el fin y no el medio. ¡Lo importante es eyacular!

¿Qué pasa con la eyaculación?

El hallazgo de una posible asociación inversa entre la alta frecuencia de la eyaculación y el cáncer de próstata es difícil de conciliar con el concepto comúnmente propuesto de que la estimulación androgénica está relacionada tanto con una mayor libido como con un mayor riesgo de cáncer de próstata.

De esto se infiere que el papel de los andrógenos en la carcinogénesis prostática es solo una cara del problema. (¿Nos estaremos olvidando del rol del Estrógeno?)

¿Entonces?

La actividad sexual es una función fisiológica compleja, que puede estar relacionada con el riesgo de cáncer de próstata a través de varias vías no androgénicas.
Por ejemplo, la frecuencia de las eyaculaciones puede modular la carcinogénesis de la próstata al modificar la composición del líquido prostático.

Las eyaculaciones frecuentes pueden disminuir la concentración intraprostática de compuestos xenobióticos y carcinógenos químicos, que se acumulan fácilmente en el líquido prostático.

Las eyaculaciones frecuentes también pueden reducir el desarrollo de cristaloides prostáticos intraluminales, que se han asociado con el cáncer de próstata en algunos estudios.

Debido a que el plasma seminal (el componente líquido del semen eyaculado) reduce localmente la capacidad de respuesta del huésped (posiblemente por factores producidos por la glándula prostática), el líquido prostático retenido puede disminuir la vigilancia inmune intraprostática contra las células tumorales.

Una posibilidad más especulativa que vincula el aumento de la frecuencia de la eyaculación con un menor riesgo de cáncer de próstata es que la eyaculación va acompañada de una liberación de tensión psicológica durante la fase de emisión, que puede reducir la actividad del sistema nervioso simpático central cuando se repite con frecuencia.

La división de las células epiteliales de la próstata es estimulada por la liberación de factores de crecimiento de las células estromales adyacentes que están fuertemente inervadas por receptores adrenérgicos.
Se necesitan más estudios para conocer la relación de la eyaculación con la carcinogénesis prostática.

Conclusión

El sexo y la masturbación son buenos en muchos sentidos: reducen el stress y contribuyen a un corazón sano, mejoran la calidad del sueño, mejoran el estado de ánimo, ayudan a prevenir la disfunción eréctil y la incontinencia urinaria.

A estos beneficios se suma que la eyaculación frecuente puede brindar cierta protección contra el cáncer de próstata, especialmente en hombres de 50 años o más.

Sobre el autor

Maria Dolores Caamaño

Maria Dolores Caamaño

AUTOR

Médica especialista en Ginecología y Obstetricia. MN 134608 - Ginecología regenerativa funcional y estética. Sexología Clínica.

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