El mundo está experimentando una gran ola de infección con la variante Ómicron del SARS-CoV-2.
En este comentario, publicado en The Lancet el 19 de enero, se plantea una reflexión acerca de que el mundo está experimentando una gran ola de infección con la variante Omicrón del SARS-CoV-2. El nivel de infección sin precedentes sugiere que más de el 50% del mundo se habrá infectado con Omicrón, entre finales de noviembre de 2021, y finales de marzo de 2022.
Comprender el fenómeno de Omicrón significa conocer el alto índice de infecciones con una proporción mucho mayor de infecciones asintomáticas (90% según un estudio sudafricano).
En los Estados Unidos la proporción de hospitalizaciones por COVID-19 detectados ha disminuido en aproximadamente un 50 % en la mayoría de los estados, en comparación con picos anteriores.
A su vez el número de pacientes graves y muertes disminuyó hasta un 80% con respecto a la ola previa. De todas maneras, por el alto número de infecciones las admisiones hospitalarias están aumentando actualmente, y aumentarán más que en las olas anteriores, según modelos predictivos.
En Londres, con un 10% de su población infectada, se rescata un dato que ejerce presión sobre el sistema de salud y es el alto número de contagios en el personal de salud. Los países deberían apoyar a su sistema de salud por las próximas 4 a 6 semanas, dado los inconvenientes que se prevén por la ausencia de personal y el alto uso del sistema sanitario.
Sorprendentemente los modelos plantean que dada la velocidad de contagio de la variable Ómicron, las medidas políticas como el uso de máscaras , el distanciamiento y la vacunación (ya sea vacunar a los que no hayan sido vacunados, o administrar la tercera dosis a quienes corresponda), no tendrían gran impacto en reducir la contagiosidad y la gravedad durante esta ola.
Se espera que el pico de Omicrón ocurra en la mayoría de los países entre ahora y la segunda semana de febrero de 2022.
Solo en países donde la ola de Omicrón aún no ha comenzado, la expansión del uso de máscaras antes de que suceda puede tener un efecto más sustancial.
Para marzo de 2022, una gran proporción del mundo habrá sido infectada con la variante Ómicron. Con los aumentos continuos en la vacunación contra el COVID-19, el uso en muchos países de una tercera dosis de vacuna y los altos niveles de inmunidad adquirida por infección, durante algún tiempo los niveles globales de inmunidad contra el SARS-CoV-2 deberían estar en su punto más alto. Durante algunas semanas o meses, el mundo debería esperar niveles bajos de transmisión del virus.
Seguramente surgirán nuevas variantes del SARS-CoV-2 y algunas pueden ser más graves que Ómicron. La inmunidad, ya sea derivada de la infección o la vacunación, disminuirá, creando oportunidades para la transmisión continua del SARS-CoV-2. Dada la estacionalidad, los países deben esperar una mayor transmisión potencial en los meses de invierno.
Sin embargo, el impacto futuro de la transmisión del SARS-CoV-2 en la salud será menor, debido a la amplia exposición previa al virus, las vacunas adaptadas regularmente a los nuevos antígenos o variantes, el advenimiento de los antivirales y el conocimiento de que los vulnerables pueden protegerse a sí mismos durante olas futuras cuando sea necesario, usando máscaras de alta calidad, y distanciamiento físico.
El COVID-19 se convertirá en otra enfermedad recurrente, que los sistemas de salud y las sociedades deberán manejar.
Se cita como ejemplo, que el número de muertes en varios países del hemisferio Norte por Ómicron, es comparable con una mala temporada de Influenza.
Se utilizó el término pandemia para referirse a los extraordinarios esfuerzos de la sociedad durante los últimos 2 años, para responder a un nuevo patógeno que ha cambiado la forma en que las personas viven sus vidas, y cómo se han desarrollado las respuestas políticas en los gobiernos de todo el mundo.
Estos esfuerzos han salvado innumerables vidas en todo el mundo. La era de las medidas extraordinarias del gobierno y las sociedades para el control de la transmisión del SARS-CoV-2, habrá terminado. Después de la ola de Ómicron, volverá el COVID-19, pero no la pandemia.