El consumo moderado de pescado está asociado con un menor riesgo de sufrir depresión grave

por | 1, Mar, 2022 | Pacientes

8 minutos de lectura

Un grupo de investigadores japoneses encontró que consumir pescado y ácidos grasos poliinsaturados omega-3, está ligado a menores tasas de depresión grave, en ancianos japoneses.

Los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA, polyunsatured fatty acid) son los ácidos grasos omega-3 (también llamado n=3) y el omega-6 (n=6), basado en la localización de la primera doble unión en su cadena.

Los 3 principales ácidos grasos omega-3 de la dieta son el ácido eicosapentaenoico (EPA, eicosapentaenoic acid), docosahexaenoico (DHA, docohexaenoic acid) y alfa-linoleico (ALA, alpha-linoleic acid). El ácido docosapentaenoico (DPA) tiene diferencias mínimas con el DHA.

Tanto el EPA como el DHA son ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3, y están presentes en el pescado, los mariscos, y, en mucha menor cantidad, en otras comidas de origen animal. También son el mayor componente de los suplementos de aceite de pescado.

El ALA es un ácido graso omega-3 de longitud de cadena intermedia que está presente en ciertos vegetales, como las semillas de lino y las nueces. El organismo puede convertir al ALA en DHA (que tiene mucha más actividad biológica) pero la velocidad con que lo hace es muy lenta, por lo que la mejor fuente de DHA y EPA, es el consumo de éstos en la dieta.

Cuando nos referimos a EPA y DHA, los términos más comúnmente usados son «ácidos grasos omega-3 de cadena larga», «ácidos grasos omega-3 derivados de la comida de mar o pescado», o «ácidos grasos omega-3 marinos».

Los pescados y los mariscos son comidas saludables, con muy bajo contenido de grasas saturadas. Son ricos en proteínas y micronutrientes, incluídos vitamina D, iodo, zinc, fósforo y selenio. Son además la fuente primaria (es decir, la más importante) de los ácidos omega-3: DHA y EPA. Los pescados que se consumen con su esqueleto, como por ejemplo sardina o caballa, son además una importante fuente de calcio.

Los ácidos grasos omega-3 marinos tienen una gran variedad de efectos biológicos beneficiosos:

  • DHA y EPA son importantes porque forman parte de los fosfolípidos, una de las estructuras fundamentales de la membrana celular, especialmente en la retina y en el cerebro.
  • EPA y DHA en altas concentraciones tienen una importante actividad antiinflamatoria.
  • Un consumo adecuado durante el embarazo se asoció con menores tasas de complicaciones (nacimiento pretérmino, preeclampsia y distintos trastornos inflamatorios, como las alergias).
  • Los niños en gestación dependen del consumo materno para acumular EPA y DHA, mayormente durante el tercer trimestre de gestación, y poder desarrollar adecuadamente la visión y cognición. Es por ello que algunas sociedades científicas del mundo recomiendan a las embarazadas consumir 2 a 3 porciones de pescado por semana.
  • El consumo de PUFA n-3, como EPA y DHA, se asoció con un menor riesgo de depresión.
  • Es conocido el efecto neuro-protector de los ácidos grasos omega-3 de pescado, EPA y DHA.

Los beneficios del consumo de los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 sobre el riesgo de depresión son conocidos. No hay tanta evidencia sobre si en una población con alto consumo en su dieta de pescado, esto reduce o no el riesgo de sufrir de depresión grave.

En esta línea, un grupo de investigadores japoneses publicó, en Translational Psychiatry una importante revista científica australiana, en el año 2017, un estudio en el que lograron relacionar el consumo de pescado en la dieta con el riesgo de padecer depresión mayor, diagnosticada por psiquiatras, en un grupo de ancianos japoneses (1).

Una importante pregunta es qué dosis de pescados o de ácidos grasos omega-3 de pescado reducen el riesgo de depresión grave en la población japonesa, que ya de por sí consume mucho pescado en su dieta.

A partir del consumo de pescado, calcularon el aporte de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 de pescado (EPA y DHA).

Llevaron adelante un estudio prospectivo, a partir de la población de Saku, una ciudad japonesa de poco más de 100 mil habitantes. Japón es uno de los países con más consumo de pescado del mundo. En promedio, se consumen 100 gramos de pescado por día (2). Por ejemplo, en Estados Unidos el consumo promedio es de 7 a 13 gramos de pescado por día.

En la Argentina, el consumo promedio de pescado es de 5 kilogramos/habitante/año, muy por debajo del promedio mundial de 20 kilogramos/habitante/ año. Las guías alimentarias para la población argentina recomiendan consumir pescado al menos 2 veces por semana. Los países asiáticos tienen un consumo de pescado y de ácidos grasos omega-3 que es 3 a 6 veces mayor que los países occidentales.

Enrolaron 12.219 sujetos de Saku en 1990. Al ingresar al estudio, los participantes tenían entre 40 y 59 años, con una proporción parecida de hombres y mujeres. Siguieron a esta población durante 25 años.

Para el estudio actual, excluyeron a los participantes que relataron consumos extremos de calorías en la dieta (se dejó afuera al 1% que consumía menos de 1284 calorías diarias, y al 1% que consumía más de 4279 calorías diarias).

Quedaron así 1181 participantes sanos, de 63 a 82 años, que completaron cuestionarios sobre su dieta en 1995 y 2000, además de un examen de salud mental entre los años 2014 y 2015, en el que determinaron, o no, la presencia de depresión mayor. 491 eran hombres, y 690 eran mujeres.

A 95 ancianos, de casi 1200, se les diagnóstico depresión grave, en la evaluación de la salud mental llevada adelante por psiquiatras. Dividieron a estos individuos seleccionados en distintos grupos, según el consumo diario de pescado y de ácidos grasos omega-3, de menor a mayor.

Se les preguntó el consumo promedio del pescado del año anterior, y se los agrupó en nueve categorías: 1-3 veces al mes, 1-2 veces a semana, 3-4 veces a la semana, una vez por día, 2-3 veces por día, 4-6 veces por día y 7 o más veces por día.

Los individuos que consumieron en promedio 111 gramos de pescado por día, 307.7 mg de EPA y 123.1 mg de DPA por día, tuvieron un menor riesgo de padecer un trastorno depresivo mayor (56, 46 y 58 % menos riesgo).

Cuando los riesgos se corrigieron por la presencia de otros factores de riesgo para depresión mayor, como por ejemplo cáncer, accidente cerebrovascular, infarto de miocardio y diabetes, la reducción del riesgo de depresión mayor se mantuvo en forma significa en relación al consumo de pescado y ácido graso omega-3 DPA.

Se vio también una forma de «J» invertida en el efecto del consumo de pescado, EPA y DPA en el descenso del riesgo de un trastorno depresivo mayor, es decir, que a mayor consumo de pescado, haya una menor incidencia, aún de depresión. Esta relación no lineal, probablemente esté asociada con el mayor consumo de otros nutrientes, que pueden contrarrestar el efecto de los ácidos grasos poliinsaturados n-3 sobre la depresión.

Estos hallazgos sugieren que un consumo moderado de pescado podría ser recomendable para la prevención de la depresión grave en los ancianos japoneses.

También se podría considerar un consumo moderado de pescado dentro de las estrategias para prevenir la depresión mayor en ancianos de otras regiones del mundo.

FUENTE: INFOBAE

Sobre el autor

Ramiro Heredia

Ramiro Heredia

AUTOR

Médico especialista en Medicina Interna. MN 117.882 – Egresado de la Universidad de Buenos Aires. Médico de Planta, Séptima Cátedra de Medicina – Hospital de Clínicas José de San Martín. Coordinador del módulo Clínico, Curso bienal de Emergentología – SAPUE. Asesor Médico, Gerencia Médica de Urgencias, OSDE. Contacto IG > @ramiroherediaok

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