El consumo de alcohol es una actividad común en muchas sociedades y, en ocasiones, se cree que tiene beneficios para la salud cardiovascular y en la reducción del riesgo de mortalidad cuando se realiza con moderación. Sin embargo, un reciente análisis cuestiona esta idea y sugiere que el consumo de alcohol, incluso en pequeñas cantidades, no es beneficioso y puede aumentar el riesgo de mortalidad.
Un estudio publicado recientemente revisó 107 estudios que involucraron a más de 4,8 millones de participantes, evaluando la relación entre el nivel de consumo de alcohol y la mortalidad de las personas, encontrando que no hay una disminución significativa en bebedores ocasionales ni en bebedores de bajo volumen (aproximadamente una bebida al día) en comparación con aquellos que no consumen alcohol en toda su vida.
Incluso, se observó un aumento en el riesgo de mortalidad en personas que bebían entre 25 y 44 gramos de alcohol al día (una bebida contiene en promedio 12-13 gramos), y un riesgo aún mayor en aquellos que consumían entre 45 y 64 gramos al día y más de 65 gramos al día.
- Un dato llamativo fue que las mujeres presentaron riesgos más altos que los hombres.
Estudios anteriores que sugerían un posible beneficio del consumo de alcohol en pequeñas cantidades pueden haber llegado a esa conclusión por errores en la caracterización de bebedores pesados previos y al usar grupos de referencia inconsistentes como
comparadores.
Esta revisión amplia de 107 estudios realizados entre 1980 y 2021 identificó sesgos o “fallas” en estudios anteriores que desdibujaban las diferencias entre abstemios y bebedores. Al abordar estos sesgos, la conclusión es que ninguna cantidad de alcohol diario es beneficiosa y el riesgo de mortalidad por todas las causas aumenta.
Basándonos en este nuevo análisis, los médicos ya no deberían sugerir que un pequeño consumo de alcohol puede ser beneficioso para sus pacientes, e indicar que, en ciertos niveles, podría ser perjudicial.
En consecuencia, beber alcohol debe considerarse como una actividad que se realice con moderación (o abstinencia).
Debemos reconocer, por lo tanto, que conductas como el consumo de alcohol, comidas multi procesadas, con gran contenido de sodio, azúcar y grasas son aspectos que muchas personas consideran disfrutables e indispensables en la vida, pero probablemente deberían realizarse con moderación y, ciertamente, sin expectativas de beneficios específicos para la salud
