Puntos Clave
- En Argentina, se valora la ciencia como motor de desarrollo, pero una porción importante no la ve como prioridad inmediata ante otras demandas.
- Los menores de 30 años asignan menor urgencia al desarrollo científico (51%) en comparación con generaciones mayores (hasta 62%).
- La postura política influye: votantes de Sergio Massa priorizan la ciencia (62%), mientras que los de Milei y Bullrich la ven secundaria (54%).
- El 85% cree en el movimiento de los continenentes y un 68% cree que la cura del cáncer existe y se oculta por intereses.
- El 59% atribuye el cambio climático a la acción humana, mientras que un 40% lo ve como un ciclo natural terrestre.
- La teoría de la evolución es aceptada por el 53%, pero el creacionismo divino es sostenido por un 39% de la población.
- División ante la IA: 46% cree que puede superar a los humanos, 52% lo descarta; los jóvenes son más proclives a la primera idea.
- Internet es una fuente principal para información médica: 8 de cada 10 argentinos la usaron para consultar su salud, en el último año.
El informe “Creencias Sociales 2024 – Informe 6: Los argentinos y la ciencia” presenta un panorama detallado sobre la importancia atribuida al desarrollo científico, el conocimiento sobre hechos científicos básicos, y las percepciones en torno a la evolución, el cambio climático, la inteligencia artificial y el uso de internet para consultas médicas.
Los resultados evidencian una sociedad que respeta la ciencia, pero cuya confianza coexiste con escepticismo y la influencia de factores socioeducativos e ideológicos.
La balanza de la prioridad científica en Argentina
Una de las interrogantes centrales abordadas por el estudio, es la relevancia que se otorga al desarrollo científico en el país.
Los datos recopilados indican que una mayoría, el 55% de los encuestados, considera que “la ciencia es importante para el desarrollo de Argentina y debería ser una de las principales prioridades del país”.
Esta cifra sugiere un reconocimiento mayoritario del papel fundamental que la ciencia y la tecnología juegan en el progreso nacional. Sin embargo, esta percepción no es monolítica. Un sustancial 44% de los participantes, si bien reconoce la importancia del desarrollo científico, opina que “hay otras prioridades que atender antes”.
Esta dualidad posiciona a una parte considerable de la población en una postura que podría denominarse de “desarrollismo secundario”, donde la ciencia es valorada, pero supeditada a la resolución de otras problemáticas consideradas más acuciantes.
Resulta llamativo que apenas un 1% de los consultados indicó que el desarrollo científico no tiene importancia y no debería ser prioritario, lo que refuerza la idea de un consenso básico sobre su valor intrínseco, aunque no necesariamente sobre su urgencia.
Percepciones generacionales sobre la urgencia científica
Al profundizar en el análisis demográfico de estas percepciones, se observa una brecha generacional significativa.Sorprendentemente, son las generaciones más jóvenes las que tienden a postergar la ciencia frente a otras urgencias.
Entre los menores de 30 años, el 51% considera que existen otras prioridades antes que el fomento del crecimiento científico, mientras que el 47% sí lo considera una urgencia.
Esta tendencia se invierte en los grupos de mayor edad: tanto los adultos (56%) como los adultos mayores (62%) manifiestan con mayor contundencia que el desarrollo científico debería constituir una preferencia pública clara y decisiva.
Esta diferencia podría atribuirse a diversas causas, como la percepción de distintas urgencias vitales o una diferente socialización respecto al valor estratégico de la ciencia a largo plazo.
Influencia del voto y el interés político en la valoración científica
Las afinidades políticas también demuestran ser un factor de segmentación en cuanto a la prioridad asignada a la ciencia. Según el informe, los votantes de Sergio Massa en las elecciones presidenciales de 2023 son quienes en mayor medida consideran que el desarrollo científico es una prioridad nacional, alcanzando un 62% de adhesión a esta idea.
En contraposición, los electorados de Patricia Bullrich y Javier Milei comparten una visión similar entre sí, con un 54% en ambos casos considerando que el desarrollo científico es importante pero secundario a otras cuestiones.
Adicionalmente, se detectó una correlación con el interés general en la política: aquellos ciudadanos que demuestran un mayor interés en los asuntos políticos están más convencidos de la importancia prioritaria de la ciencia (57%) en comparación con quienes muestran un menor interés (51%).
Estos datos sugieren que la valoración y priorización del desarrollo científico están atravesadas por relaciones tanto generacionales como ideológicos dentro de la sociedad argentina.
Conocimiento científico, creencias arraigadas y el prisma de la educación
El estudio, utilizando datos de una encuesta realizada por el Observatorio de Gestión en Educación, Ciencia y Tecnología (IGEDECO UBA), también exploró el nivel de conocimiento sobre hechos científicos básicos y la persistencia de ciertas creencias populares.
Se encontró un alto grado de acuerdo con la afirmación de que “los continentes en los que vivimos se han estado moviendo durante millones de años”, con un 85% de respuestas afirmativas frente a un escaso 10% que lo niega.
En una línea similar de conocimiento científico establecido, se consultó si “los primeros seres humanos vivieron al mismo tiempo que los dinosaurios”, ante lo cual un 66% de los encuestados se manifestó correctamente en desacuerdo, mientras que un 22% indicó erróneamente lo contrario.
Estos resultados, si bien mayoritariamente alineados con el consenso científico, revelan que una fracción de la población aún mantiene concepciones desactualizadas sobre geología e historia natural.
La Persistencia de Teorías Conspirativas en Salud
No obstante, el panorama se torna más complejo al indagar sobre temas donde la desinformación o las teorías conspirativas tienen mayor circulación.
Una de las afirmaciones que arrojó resultados preocupantes es la creencia de que la cura para el cáncer existe “pero está oculta al público por intereses comerciales”.
Un alarmante 67% de los consultados expresó estar muy o bastante de acuerdo con esta frase, mientras que solo el 29% manifestó estar poco o nada de acuerdo.
Es significativo que este alto nivel de acuerdo trascienda diferencias ideológicas, etarias o de nivel educativo, lo que sugiere una desconfianza estructural hacia ciertos sistemas o instituciones, donde la falta de comprensión o el dolor pueden dar lugar a la sospecha de manipulación.
Visiones contrapuestas sobre el cambio climático
En relación con el debate sobre el cambio climático, un tema de gran actualidad en la agenda pública internacional, los resultados muestran una división. Casi dos tercios de los encuestados (59%) atribuyen el fenómeno principalmente a la actividad humana, mientras que un considerable 40% considera que se debe fundamentalmente a los ciclos naturales de la Tierra.
Esta divergencia pone de manifiesto la penetración de narrativas que relativizan el impacto antropogénico en el calentamiento global.
El nivel educativo como escudo ante la desinformación
Al analizar con mayor profundidad estos datos, se destaca el papel crucial del nivel educativo. Este factor no solo estructura las opiniones políticas o económicas, sino también las creencias sobre el mundo natural y el conocimiento científico.
Se observa que, en un contexto de sobreabundancia informativa y proliferación de noticias falsas, la educación formal continúa siendo un factor protector fundamental, aunque no infalible, contra la desinformación, el pensamiento conspirativo y la distorsión de los hechos científicos.
Un ejemplo claro es la correlación entre nivel educativo y la aceptación de la deriva continental: el acuerdo con el movimiento de los continentes asciende del 68% entre quienes solo completaron la primaria al 90% entre aquellos con estudios universitarios.
La Fe y su interacción con el conocimiento científico
Adicionalmente, y con la excepción del convencimiento sobre la deriva continental, el análisis de variables sugiere que la creencia en Dios también moldea la manera en que las personas interpretan el conocimiento científico acumulado, especialmente cuando este entra en tensión con explicaciones de índole religiosa.
En cuanto al origen de la humanidad, la teoría de la evolución es aceptada por una mayoría del 53% de los encuestados, quienes consideran que los seres humanos se desarrollaron a partir de especies animales anteriores.
Sin embargo, el creacionismo mantiene una presencia activa en la sociedad argentina, ya que un 39% de los consultados se muestra convencido de que los seres humanos fueron creados por una inteligencia divina o superior.
Esta heterogeneidad y complejidad en las creencias científicas y religiosas pintan un cuadro diverso de la sociedad argentina contemporánea.
La irrupción de la inteligencia artificial y la omnipresencia de internet
La Inteligencia Artificial (IA) y la World Wide Web (WWW) se han integrado de manera profunda en la vida cotidiana de los argentinos. Son consumidas en diversa medida, se presta atención a sus novedades y se les delegan tareas, generando sorpresa por su precisión y utilidad. Esta familiarización ha comenzado a cimentar una confianza en estas tecnologías, aunque también abre interrogantes significativos.
¿Superará la IA a los humanos? Opiniones divididas
Uno de los puntos explorados en la encuesta es el grado de acuerdo con la posibilidad de que la IA pueda superar a los seres humanos. Los resultados revelan una sociedad dividida: un 46% se muestra de acuerdo con esta posibilidad, mientras que un 52% la descarta.
Analizando más finamente, un 24% está “muy de acuerdo” con que IA supera las capaciades humanas, y un 30% está “muy en desacuerdo”, lo que evidencia un escepticismo considerable pero no absoluto.
El factor generacional y geográfico en la percepción de la IA
Las diferencias generacionales son notorias en este aspecto. Los más jóvenes (18-29 años) constituyen el único grupo etario donde predomina la creencia en una futura superioridad de la IA, con un 55% manifestando estar muy o algo de acuerdo.
Esta visión puede estar vinculada a una mayor familiaridad con la tecnología, una exposición más intensa a narrativas digitales y una socialización en un entorno donde la IA ya es una herramienta operativa en el día a día.
Por el contrario, el escepticismo aumenta con la edad; entre los mayores de 50 años, la mayoría (55%) rechaza la posibilidad de que la IA supere a los humanos, una postura que podría interpretarse como una defensa simbólica del lugar central de lo humano o como resultado de una menor exposición y comprensión de los avances de estas tecnologías.
Estas percepciones también varían según la zona de residencia. La población del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) muestra una tendencia similar a la de los jóvenes, con un 55% de acuerdo con la potencial superación de la IA, frente a un 43% en desacuerdo.
En cambio, quienes residen en otras provincias del país presentan una visión opuesta: solo el 42% está de acuerdo, mientras que el 55% se muestra en desacuerdo.
La formación educativa y la postura ante el avance de la IA
La relación con la formación educativa es menos lineal en este tema. Respecto a las consultas sobre si la IA sobrepasa las capacidades humans, mientras que aquellos con primaria completa (53% poco o nada de acuerdo) y quienes alcanzaron el nivel terciario/universitario (55% poco o nada de acuerdo) muestran mayor escepticismo, los individuos con secundario completo están más divididos o levemente más convencidos de la superación (52% de acuerdo vs. 46% en desacuerdo).
La IA vista a través del lente político
El rol de la IA en la sociedad también se encuentra atravesado por lecturas políticas. Se observó una relación significativa entre las respuestas y el voto presidencial en octubre de 2023. Los votantes de Sergio Massa (41% de acuerdo vs. 58% de desacuerdo) y de Patricia Bullrich (43% vs. 53%) comparten una mayor incredulidad ante la idea de que la IA supere a los humanos. En contraste, los votantes de Javier Milei se muestran más inclinados a creer en esta posibilidad, con un 52% a favor frente a un 46% en contra.
El interés en la política también juega un papel: los más comprometidos e interesados son más escépticos, mientras que quienes muestran menos interés en los asuntos públicos tienden ligeramente a estar más convencidos de la inevitabilidad de esta superación tecnológica.
Internet como principal fuente de consulta médica
Finalmente, en lo que respecta al uso de herramientas tecnológicas en la vida cotidiana, se consultó sobre el recurso a Internet para buscar información médica o de salud para dolencias propias en los últimos 12 meses. Una abrumadora mayoría del 81% respondió afirmativamente, mientras que solo el 19% indicó no haberlo hecho.
Se subraya la consolidación de la web como una fuente primordial de consulta para cuestiones de salud personal, reflejando la profunda penetración de “Internet de la vida y de las cosas” en las prácticas diarias de la población argentina.
Conclusión
El informe de Creencias Sociales 2024 revela una ciudadanía argentina que, si bien valora la ciencia como motor de desarrollo, la percibe con una distancia pragmática, supeditándola a menudo a urgencias más inmediatas.
La educación emerge como un factor clave que fortalece la confianza en la ciencia y reduce la adhesión a narrativas alternativas, aunque su efecto no es absoluto.
Se observa una fragmentación de certezas y una coexistencia de conocimiento científico con creencias religiosas y sospechas, indicando que la ciencia aún debe continuar legitimándose y conectando con la sociedad.