Un grupo de investigadores británicos, con base en el Imperial College of London, evaluó los síntomas de más de 1.5 millones de personas desde mayo del 2020 hasta el 31 de marzo del 2022, como parte del estudio REACT-1, y los resultados fueron publicados en MedRxiv el 23 de mayo (1). Revisamos los puntos destacados en InfoMed.
PUNTOS CLAVE
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Llevaron adelante un estudio en Inglaterra con más de 1.5 millones de participantes, elegidos al azar, durante casi 2 años de pandemia.
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Los síntomas de Covid-19, reportados por más de 17 mil pacientes positivos, fueron cambiando con las distintas olas y variantes.
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La proporción de hisopados positivos en individuos con síntomas fue mayor para BA.2 que para las otras variantes.
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Las personas con BA.2 tuvieron en promedio la mayor cantidad de síntomas: 6.02, versus 4.63 para BA.1 y Delta, y menos para las otras variantes (Alfa, cepa original). Es decir, BA.2 genera más síntomas.
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Las personas con BA.2 reportaron con más frecuencia que los síntomas afectaron mucho la posibilidad de llevar adelante las actividades de la vida diaria.
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La cepa ancestral, Alfa y Delta se asociaron con más frecuencia a cambios del gusto y del olfato.
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Los síntomas tipo resfrío y gripe fueron más frecuentes con Ómicron.
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Los individuos con BA.2 tuvieron cargas virales mayores que los otros (medidos por Ct o umbral de ciclo de la PCR).
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Contrario a lo que se creía, que cada variante del SARS-CoV-2 iba a generar una enfermedad más leve, BA.2 genera más cantidad de síntomas, y más intensidad de estos, lo que se pone en evidencia con la incapacidad reportada para llevar adelante las actividades de la vida diaria.
La infección por SARS-CoV-2 se relaciona con un amplio rango de síntomas. El estudio REal-time Assessment of Community Transmission-1 (REACT-1) monitorea la diseminación y las manifestaciones clínicas del SARS-CoV-2, entre muestras al azar de la población de Inglaterra, desde mayo 2020 hasta el 31 de marzo 2022.
Cada 4-6 semanas envían cartas al azar a distintas personas del país, con hisopos para que se realicen un auto-test, y una encuesta sobre síntomas y antecedentes. En cada vuelta colectan de 95 mil a 175 mil muestras viables. Van 19 de estas «vueltas» o rounds, que abarcaron las olas de la cepa ancestral, y de las variantes Alfa, Delta y Ómicron.
En las vueltas 17-19 se usó secuenciación genética para diferenciar BA.1 de BA.2, las 2 variantes de Ómicron circulantes en ese momento.
Se observó cómo cambiaron los perfiles de síntomas en el tiempo con cada variante. También se identificaron síntomas que se relacionan con una alta carga viral, y por lo tanto con la infectividad (por medio del Ct o umbral de ciclo de las muestras de hisopados).
Se incluyeron 1.542.510 participantes. 17.448 tuvieron una PCR positiva para SARS-CoV-2.
Los resultados
Se incluyeron 1.542.510 participantes. 17.448 tuvieron una PCR positiva:
- 2.971, con cepa ancestral
- 2.275, con Alfa
- 1.493, con Delta
- 10.709, con Ómicron
La proporción de hisopados positivos en personas con algún síntoma fue mayor entre los infectados con BA.2 (75.9%) que con BA.1 (70%), Delta (63.8), Alfa (45%) y la cepa ancestral (43.3%). Esto quiere decir que la carga de síntomas de BA.2 fue superior al de las otras variantes del virus conocidas.
La prevalencia basal de síntomas fue mayor con Ómicron (21.9% reportó al menos un síntoma), en comparación con la cepa ancestral (13.5%).
Las personas con BA.2 tienen en promedio 6.02 síntomas, en comparación con 4.63, 4.63, 3.38 y 2.7 de las variantes BA.1, Delta, Alfa y variante ancestral, respectivamente. Esto quiere decir, que, de las variantes de Ómicron, BA.2 genera más síntomas que la variante previa, BA1.
Una mayor proporción de las personas infectadas por BA.2 reportó que los síntomas afectaron mucho la posibilidad de llevar adelante su actividad diaria, en comparación con BA.1 y Delta (17.6, 10.7 y 10.5%, respectivamente). Con BA.2 las personas se vieron con más dificultades para llevar su vida diaria.
La cepa ancestral, Alfa y Delta fueron las más asociadas con la perdida de olfato y gusto.
Los síntomas tipo resfrío o gripe estuvieron más asociados con BA.1 y BA.2. Con BA.1 y BA.2, el síntoma más frecuente fue la fiebre, principalmente con BA.2.
Comparación entre Ómicron BA.1 y BA.2
BA.2 estuvo más asociada a dolor de pecho, astenia marcada, cansancio, rinorrea, estornudos, mialgias, fiebre, escalofríos, obstrucción nasal y cefalea, ojo seco, pérdida de apetito y tos persistente (síntomas tipo resfrío y gripe), al comparar con BA.1.
En los 4.834 individuos con PCR positiva para SARS-CoV-2 con 3 vacunas Covid-19, los infectados con BA.2 tenían 64% más posibilidades de tener síntomas que interfieran con sus actividades diarias. En el mismo modelo, los hombres tenían un 40% menos de posibilidades que las mujeres de reportar estos síntomas.
– Respecto a los valores de Ct (carga viral), estos fueron menores con BA.2. Los individuos con síntomas tenían valores menores de Ct (o sea, mayor carga viral), y contagiaban más.
¿Qué conclusiones sacamos?
Se evaluaron «de a tandas», casi desde el principio de la pandemia, más de 1.5 millones de ingleses, con cuestionarios de síntomas e hisopados, a lo largo de las olas de la cepa original, Alfa, Delta y Ómicron BA.1- BA.2.
Los síntomas con Ómicron fueron diferentes a las anteriores olas, y a su vez entre BA.1 y BA.2. Esto puede deberse a las distintas variantes, así como a los distintos estados de vacunación y de infección previa.
La pérdida de gusto u olfato estuvieron menos asociadas a Ómicron que a otras variantes. Los síntomas tipo resfrío sí estuvieron más asociados a Ómicron.
Al comparar Ómicron BA.1 y BA.2, esta última generó más síntomas en promedio, y estuvo más asociada a síntomas tipo resfrío y gripe, con más posibilidad de que los síntomas afecten «mucho» las actividades de la vida diaria (BA.2 los dejó «más de cama»).
Estos hallazgos se mantuvieron al ajustar con el tiempo desde la tercera dosis de vacuna, por lo que no se puede deber a la caída de la inmunidad.
El tener síntomas como escalofríos, fiebre, dolor de garganta, rinorrea, estornudos, mialgias y cefalea se asoció con valores menores de Ct, o sea, mayor carga viral y mayor riesgo de contagio.
En casi 2 años de pandemia (22 meses) evaluados con este estudio, se pudo ver cómo cambió el perfil de síntomas, no siempre para mejor.
En forma contraria a la percepción de que con cada variante los síntomas se vuelven más leves, Ómicron BA.2 se asoció con más síntomas, y más disrupción en las actividades diarias.
Al levantar las restricciones de la pandemia y disminuir los testeos en muchos países, el monitorear los síntomas de la enfermedad, y de cómo éstos afectan a la vida diaria, se va a volver cada vez más importante.
Referencias
https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2022.05.21.22275368v1