Analizamos en Infomed qué es la leucemia mieloide aguda, cómo se diagnostica y cómo se trata.
PUNTOS CLAVE
-
La leucemia mieloide aguda es un cáncer de células de la médula ósea. Sus células mieloides se reproducen anormalmente y se liberan en la sangre en lugar de permanecer en la médula ósea.
-
Sus manifestaciones clínicas incluyen anemia, neutropenia y trombocitopenia. Los síntomas comunes son cansancio, debilidad, fiebre, hematomas, dolor óseo y muscular.
-
Los factores de riesgo son la exposición a químicos, radiación, tabaco, infecciones previas por retrovirus. También puede desarrollarse a partir de enfermedades de la médula ósea.
-
El diagnóstico se realiza mediante frotis de sangre periférica y biopsia de médula ósea. Se identifican células anormales, como los blastos.
-
El tratamiento depende del subtipo y la edad del paciente. Incluye quimioterapia, transfusiones y cuidados de apoyo. Es fundamental iniciar el tratamiento lo antes posible.
¿Qué es la leucemia mieloide aguda? (1)
La leucemia mieloide aguda es un tipo de cáncer que se origina en las células de la médula ósea (es una neoplasia oncohematológica). Es el segundo tipo de leucemia más común, y es el primer tipo de leucemia aguda en frecuencia (es decir, de las «agudas», es la más frecuente, ya que también hay otras formas de leucemia que son «crónicas»).
En los Estados Unidos representa el 1% aproximadamente del total de cánceres en los adultos (dentro de los cánceres, es lo menos frecuente).
La médula ósea es el área esponjosa que está dentro de los huesos, y es donde están alojadas las células precursoras de los elementos formes que circulan en la sangre: los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas.
La leucemia mieloide aguda afecta un grupo de glóbulos blancos que están alojados en la médula ósea, las células mieloides.
En este proceso, las células mieloides se reproducen en forma anormal y descontrolada (esta es una de las características de los cánceres en general). Es así que un gran número de células mieloides, anormales, e inmaduras, que ahora se van a llamar mieloblastos o blastos, se van a volcar la sangre, en lugar de estar en su hábitat normal, que es la médula ósea. Esto es lo que llamamos «leucemia».
Estas células anormales, e inmaduras, no están preparadas para desarrollar sus funciones, que tienen que principalmente con la inmunidad y la inflamación.
Además, el sobrecrecimiento de estos precursores de glóbulos blancos anormales, va a afectar la función normal de las otras células de la sangre, con las implicancias clínicas que esto tiene:
- Baja el número de los glóbulos blancos normales, principalmente de los neutrófilos, el glóbulo blanco más abundante, y fundamental para la inmunidad. Esto se llama «neutropenia», una condición que deja a quien la padece a merced de cualquier tipo de infecciones, en particular por hongos y bacterias. Estas pueden ser graves, y potencialmente mortales.
- La disminución de los glóbulos rojos es la condición que llamamos anemia. Tenemos que recordar que el glóbulo rojo es el transporte del oxígeno en sangre, desde el pulmón a los tejidos. Esto genera principalmente palidez de la piel y las mucosas, cansancio, debilidad, dolor de cabeza, palpitaciones y sensación de falta de aire o disnea.
- La disminución de las plaquetas (es de decir, trombocitopenia o plaquetopenia), hace que su función sea deficitaria. Las plaquetas son unos elementos pequeños de la sangre que intervienen en la inflamación y en la prevención de los sangrados: sin plaquetas, tenemos riesgos de hemorragias, y hematomas, ante traumatismos mínimos, o incluso espontáneos (si ningún traumatismo).
El término «agudo» implica que el proceso se da de manera rápida, y que requiere un tratamiento de urgencia.
¿A quiénes afecta con más frecuencia?
La edad media de las personas que padecen leucemia mieloide aguda es de 68 años, y su incidencia, aumenta con la edad. No obstante, se puede presentar también personas de menor edad. Es ligeramente más frecuente en hombres, comparado con las mujeres. La forma principal de esta leucemia es primaria (es decir, sin una enfermedad previa o factor de riesgo identificado).
Se la ha relacionado con factores del ambiente, como exposición a químicos, radiación, tabaco, quimioterapias, e infecciones previas por retrovirus (un tipo de familia de virus a la que pertenecen el HIV y el HTLV). En algunos pacientes, se llega a partir de una enfermedad previa de la médula ósea, de varios años de evolución, como por ejemplo los síndromes mielodisplásicos, la anemia aplásica, y la hemoglobinuria paroxística nocturna, entre otras. En casos muy raros hay un componente hereditario.
¿Por qué se genera la leucemia mieloide aguda?
Esta enfermedad es la consecuencia de la transformación maligna de las células mieloides: un clon de células, por distintas mutaciones en su material genético, que se pone en evidencia en sus proteínas, se empieza a reproducir sin el control normal del sistema inmune y de las otras células de la médula ósea.
Estas células, además, no maduran, y no tiene lo que se llama «muerte celular programada’, u apoptosis, una vía fisiológica que tiene el cuerpo de controlar su desarrollo y el crecimiento.
En alrededor de la mitad de los pacientes, hay alteraciones específicas a nivel de los cromosomas.
¿Cómo se presenta clínicamente una leucemia mieloide aguda?
La mayoría de los pacientes tienen manifestaciones clínicas, que son principalmente por los déficits de cada célula normal de la sangre (es decir, por la neutropenia, la anemia y la plaquetopenia).
Entre los síntomas más frecuentes, están el cansancio, la debilidad, la fiebre, las lesiones en la piel (petequias, hematomas), las lesiones en el fondo de ojo, la inflamación de la faringe y las encías, y los dolores óseos y musculares.
Puede haber además síntomas neurológicos, como dolor de cabeza, o signos de foco neurológico, que son similares a los que vemos en un accidente cerebrovascular. Ocasionalmente, quien la padece tiene hepatomegalia (agrandamiento del hígado), esplenomegalia (agrandamiento del bazo).
En el laboratorio, se encuentra una disminución del recuento de los glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas maduras, y se detectan células inmaduras y anormales de la médula ósea, que son los blastos. Estas células las ven con el microscopio los hematólogos cuando analizan la muestra de sangre de paciente, mediante el frotis de sangre periférica.
Algunas veces se presenta una situación de emergencia que se llama síndrome de hiperviscosidad, en que ven signos una sangre más ‘espesa» (es decir, más viscosa), por el gran número de glóbulos blancos o leucocitos (hiperleucocitosis/leucoestasis), principalmente cuando hay más de 50 o 100.000 por mililitros de sangre (el recuento normal es 10 veces menor). Otros pacientes pueden tener como complicación alteraciones del potasio, fósforo, ácido úrico y falla renal, en lo que se llama síndrome de lisis tumoral.
Existen pacientes que no van a tener síntomas clínicos al momento del diagnóstico, y que el diagnóstico de leucemia mieloide aguda se hace a partir de la sospecha tras realizar un examen de laboratorio de rutina.
¿Cómo se hace el diagnóstico de leucemia mieloide aguda?
Ante la sospecha clínica (por síntomas), o ante el hallazgo de alteraciones en los glóbulos blancos, glóbulos rojos o plaquetas, sin una causa aparente, el hematólogo realiza un frotis de sangre periférica, que es ver una gota de sangre al microscopio. Si encuentra células anormales en circulación, como los blastos, puede realizar luego una biopsia de la médula ósea, mediante una punción, que la puede hacer en al costado de la cama del paciente.
Hay distintos tipos de leucemia mieloide aguda. Esto va a permitir llegar al diagnóstico mediante distintas pruebas.
¿Cómo se trata una leucemia mieloide aguda?
Una vez hecho el diagnóstico, es urgente definir, entre el hematólogo y el médico clínico del paciente, cuál va a ser el manejo: los tratamientos no son libres de efectos adversos, muchos graves, no obstante, si el paciente tiene indicación de recibir un tratamiento en particular, la recomendación es avanzar con este, la mayor parte de las veces las chances de superar la enfermedad aguda, son importantes.
El tratamiento adecuado depende del subtipo de leucemia mieloide aguda, y principalmente de la edad de quien la padezca.
El tratamiento es inicialmente con quimioterapia, sostén clínico, y en caso de ser necesario, transfusiones de glóbulos rojos, plaquetas o plasma.
Hay que aclarar que no toda alteración de las células de la sangre, y de los glóbulos en particular, es por una leucemia. Por suerte son mucho más frecuente otras condiciones menos graves, como causa de esto.