Variante Ómicron: primeros datos desde Sudáfrica sobre la gravedad de la enfermedad

por | 12, Ene, 2022 | Variantes

6 minutos de lectura

Cae el número de pacientes hospitalizados respecto a la ola impulsada por Delta. Los que se internan, están menos grave, y lo hacen por menos tiempo. Datos publicados en una importante revista científica.

La variante Ómicron del SARS-CoV-2 es la impulsora de la cuarta ola de Covid-19 en Sudáfrica, desde el 15 de noviembre del 2021, y ha llegado a más de 135 países en el mundo desde entonces.

Por primera vez identificada el 11 de noviembre del 2021 en Botswana, en menos de 1 mes desplazó la dominancia de Delta en la región, y se convirtió en la variante dominante, constituyendo el 95% de las variantes aisladas en diciembre del 2021.

Presenta más de 50 mutaciones, 32 de las cuales están en la proteína S o de pico, que es la llave de entrada a las células humanas.

Sudáfrica tuvo 3 olas previas de Covid-19 bien identificadas (1):

  • Primera ola, con la cepa ancestral, en junio y agosto del 2020.
  • Segunda ola, con la variante Beta o sudafricana, de noviembre del 2020 a enero del 2021.
  • Tercera ola, con Delta, de mayo a septiembre del 2021.

Tres preguntas surgieron en la comunidad científica con esta nueva variante del coronavirus, en comparación con Delta, la variante predominante hasta la irrupción de Ómicron:

  • ¿Es más transmisible?
  • ¿Escapa a la respuesta inmune, tanto a la generada por las vacunas, como a la generada por la infección natural?
  • ¿Es más virulenta? (Es decir, si genera una enfermedad más grave).

 En JAMA, la prestigiosa revista científica de la Asociación Médica Americana, el 30 de diciembre, se publicó una Carta de investigación que intenta responder está última pregunta, que es si la enfermedad generada por Ómicron es más grave que la generada por las variantes anteriores del SARS-CoV-2 (3).

Un equipo de investigadores sudafricanos, a partir de una gran base de datos de 49 hospitales, con más de 10 mil camas, compararon distintos indicadores de la gravedad del Covid-19 en cada ola: los pacientes que requirieron hospitalización, oxígenoterapia, asistencia respiratoria mecánica, uso de cuidados intensivos y los que fallecieron, así como la duración de la hospitalización.

Caracterizaron además que pacientes fueron los que requirieron internación. Todos los pacientes incluidos en el estudio estuvieron hospitalizados por Covid-19.

La base de datos se cerró el 20 de diciembre del 2021. Se compararon momentos similares de cada ola, a partir del grado de positividad de las pruebas realizadas (se tomó una tasa de positividad de las pruebas del 26%, en la comunidad). 

Estas fueron las conclusiones:

  • El número de hospitalizaciones con Ómicron fue menor (2351, versus 6342 en la tercera ola).
  • De los pacientes que acudieron al departamento de emergencias con un resultado positivo de Covid-19, se internó el 41%, versus casi un 70% en promedio de las otras olas.
  • Los pacientes hospitalizados en la cuarta ola son más jóvenes (36 versus 59 años de la tercera ola), con una mayor proporción de mujeres.

Asimismo, en esta cuarta ola fueron más sanos (23.3 versus 52.5% en la tercera ola).

La enfermedad respiratoria aguda al ingreso fue mucho menos frecuente con Ómicron (31.6 versus 91.2% en la tercera ola).  Esto quiere decir, probablemente hubo menos pacientes con neumonía viral y síndrome de distrés respiratorio agudo.

La proporción de pacientes que requirió oxígeno suplementario fue mucho menor (17.6 versus 74% de la tercera ola, 4.2 veces menos).

La admisión a cuidados intensivos fue mucho menor (18.5 versus 29.9% de la tercera ola). El promedio de días de internación cayó 3 días (en promedio, en las olas anteriores fue 7-8 días).

La mortalidad en esta ola fue francamente menor: 2.7%, versus 19.7% de la primera ola (recordemos que aquí inicialmente se internaba a todos los pacientes, independientemente de la gravedad, para aislarlos, y por el desconocimiento de la enfermedad), y 29.1% en la tercera ola.

En definitiva, en esta cuarta ola, en un contexto de bajas tasas de vacunación completa (menos del 26.16% de la población de Sudáfrica estaba completamente vacunada al 19 de diciembre) y una gran seroprevalencia (en estudios de anticuerpos, hasta un 70% tenía anticuerpos contra el SARS-CoV-2) (2), Ómicron parece generar una enfermedad menos grave en la región que su antecesora, Delta: menos internados, menos requerimiento de oxígeno y de unidad de cuidados intensivos, y los que se internan, lo hacen por menos tiempo.

Además, afecta a una población en promedio más joven, y con más proporción de mujeres. Esto podría tener algo que ver con los mejores resultados. En otros ensayos ya vimos su mayor capacidad de diseminación y su capacidad de escape a la inmunidad natural y generada por las vacunas.

Se aguardan más publicaciones para definir el verdadero impacto de Ómicron en la trayectoria de la pandemia.

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Sobre el autor

Médico especialista en Medicina Interna. MN 117.882 – Egresado de la Universidad de Buenos Aires. Médico de Planta, Séptima Cátedra de Medicina – Hospital de Clínicas José de San Martín. Coordinador del módulo Clínico, Curso bienal de Emergentología – SAPUE. Asesor Médico, Gerencia Médica de Urgencias, OSDE. Contacto IG > @ramiroherediaok

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