Un grupo de expertos, contrario al optimismo actual de muchos científicos, plantean un escenario distinto sobre la evolución del SARS-CoV-2. En InfoMed revisamos su análisis publicado en Nature.
PUNTOS CLAVE
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Un grupo de virólogos expertos prenden las alarmas sobre la evolución del SARS-CoV-2: esta puede ser impredecible, y no necesariamente hacia una enfermedad más benigna como se cree.
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Todas las variantes de preocupación (VOC) evolucionaron hacia una forma más virulenta (es decir, generaron una enfermedad más grave) que su variante predecesora, siendo Ómicron la excepción.
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La carga del Covid-19 en el futuro depende de la interacción de 3 factores: la transmisibilidad, el escape a la respuesta inmune, y la severidad de la infección o virulencia.
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La transmisibilidad y el escape inmune están bajo la presión evolutiva del medio: a más individuos inmunes, más presión o necesidad de cambiar (es decir, de mutar).
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La severidad de la enfermedad depende de la interacción del huésped y del virus, siendo un subproducto de la evolución.
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La capacidad de adaptación de un virus (es decir, se sobrevivir), se mide por el Rt o Ro, que es la cantidad de infecciones secundarias que un individuo infectado genera.
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No se puede pronosticar la evolución de la virulencia fácilmente. Una futura VOC podría combinar la habilidad de generar reinfecciones por evasión de la respuesta inmune, con una mayor virulencia.
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Es fundamental estudiar las infecciones en los individuos inmunocomprometidos y las especies animales animales permisivas para el virus, en contacto con los humanos.
Cuadro: SARS-CoV-2, síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2. *Todas las comparaciones son con el linaje Wuhan-Hu-1.
Se publicó en Nature, el 14 de febrero, La evolución antigénica va a llevar a una nueva variante del SARS-CoV-2 con una severidad impredecible (1), a cargo de un grupo de investigadores de Italia, el Reino Unido y Alemania.
Actualmente reina cierto optimismo en gran parte de los integrantes de la comunidad científica y de la población general, dada la menor severidad de las infecciones con Ómicron, y el mayor nivel de inmunidad de la población (generado por las infecciones y por las vacunas), con la idea de que la pandemia se debilitó, y que estamos entrando en una transición a que el Covid-19 sea una endemia (2).
La idea de muchos es que el virus va a evolucionar a una forma más benigna, menos virulenta (es decir, que va a generar una enfermedad más leve).
Contrario a esto, este grupo de expertos, entre los que tenemos un especialista en epidemiología molecular, filogenética y filogeografía de Oxford, un profesor de biología de la evolución y paleovirólogo (3), y un experto en virología del CDC de Europa, plantean acá que la menor severidad de Ómicron es una coincidencia, y que la rápida evolución antigénica actual es probable que produzca una nueva variante, que pueda escapar a la inmunidad, y generar una enfermedad más grave.
Afirman que hablar de «endemicidad» o de «inofensivo» en el Covid-19, es prematuro.
Transmisibilidad, escape inmune y virulencia
La transmisibilidad y el escape inmune están bajo una fuerte evolutiva. En cambio, la virulencia (el grado de enfermedad que genera el virus), es un subproducto que depende de la compleja interacción entre factores del huésped y del patógeno.
Los virus evolucionan para maximizar su transmisibilidad, y a veces esto se puede correlacionar con una mayor virulencia, por ejemplo si una mayor carga viral, aumenta la transmisibilidad y también la gravedad de la enfermedad.
Pronosticar la evolución de la virulencia es una tarea difícil. La menor virulencia de Ómicron no sirve para predecir el comportamiento de las futuras variantes de preocupación (VOC).
Una futura VOC podría llegar a combinar la habilidad de generar reinfecciones por evasión de la respuesta inmune, junto con una mayor virulencia.
Escape de la inmunidad
Por la inmunidad generada por las vacunas y por las infecciones, está la creencia de que la infecciones futuras por SARS-CoV-2 van a ser más leves. Esto no tiene en cuenta una característica fundamental del SARS-CoV-2: la capacidad de mutar y evadir a la respuesta inmune, con la posibilidad de aumentar las tasas de reinfecciones y de severidad de la enfermedad.
Es más, Ómicron demostró que es posible escapar de la respuesta inmune en un corto periodo de tiempo, gracias a sus mutaciones: tiene 50 aminoácidos distintos con la cepa original de Wuhan.
Tuvo una diseminación explosiva en poblaciones con una inmunidad elevada, gracias a su capacidad de evadir la respuesta inmune.
La divergencia genética (es decir, la diferencia en la secuencia genética entre los distintos virus) se ve inclusive entre los sublinajes de Ómicron: esto está graficado por el aumento proporcional de BA.2.
Ya tuvimos antes 3 VOC que tuvieron una evolución antigénica sustancial respecto a la cepa ancestral: Beta, Gamma y Delta. No habría que esperar que esto no suceda en el futuro. Por el contrario, ciento de linajes de SARS-CoV-2 continuamente divergen entre ellos en el tiempo.
Capacidad de adaptación de un virus
La capacidad de adaptación de un virus se mide por su número reproductivo efectivo (Rt,Ro o R «cero»), que es el número total de infecciones secundarias que se generan a partir de un caso, en una población (cada infectado, a cuántos contagia).
El virus más adaptado es el que se transmite a un mayor número de individuos
En una población «virgen», con todos los individuos susceptibles, el virus puede alcanzar esto volviéndose más infeccioso: las primeras VOC lo hicieron de esta forma (Alfa y Delta eran un 50% más infecciosas que su predecesora), y lograron ser dominantes en la población.
En poblaciones con una inmunidad elevada, el obstáculo son las defensas de los individuos. El virus, para aumentar su transmisibilidad (Rt), tiene que mejorar la habilidad para reinfectar a los individuos inmunes, más que aumentar su contagiosidad.
Es por ello que los niveles más altos de inmunidad aceleran la tasa de evolución antigénica, aumentando el riesgo de reinfección, pero también de que surja una enfermedad más grave en la nueva infección.
Ómicron ejemplifica bien está última estrategia (es decir, mutar para reinfectar a individuos inmunes y propagarse).
Evolución de la virulencia o gravedad de la enfermedad
Ómicron es la primera VOC que es menos virulenta que sus predecesoras. Esto fue tomado como un paso al fin de la pandemia. Sin embargo, esto podría ser una coincidencia o una excepción. Hasta acá todas las VOC habían sido más virulentas que sus predecesoras.
El escape de la respuesta inmune necesita cambiar constantemente los blancos de esta. Una vez que Ómicron infecte a la mayoría de los individuos, la próxima VOC necesita ser antigénicamente diferente a las anteriores para ganarle a la inmunidad contra ellas.
Ninguna de las VOC que dominó fue parecida a las anteriores, lo que podría se el caso de las futuras variantes. La posibilidad de que surja una nueva VOC en el futuro, que produzca una enfermedad más grave, esta presente.
Tarea para el hogar
Para entender la futura carga del Covid-19 se necesita investigar los mecanismos que generan esa tan grande divergencia antigénica. Esto incluye evaluar las infecciones en los pacientes inmunocomprometidos, y en las especies animales permisivas al SARS-CoV-2, en proximidad de los humanos.