Un grupo de científicos de Brasil, Colombia, Suiza y Dinamarca, con auspicio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), llevó adelante una gran revisión acerca de la calidad de la información que circuló y se compartió en medios de comunicación y redes sociales, durante las pandemias y distintas crisis (1). Lo resumimos en INFOMED.
PUNTOS CLAVE
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Infodemia es un término que combina las palabras «información» y «epidemia». Es un neologismo válido, que hace alusión a una epidemia de información.
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La OMS lo aplicó con frecuencia para al exceso de información sobre un tema, tanto datos falsos y engañosos, así como contenido preciso y veraz.
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Este torrente de información impacta en la sociedad y en la salud de las personas, y aumenta en momentos de pandemias y crisis, como lo vimos recientemente tras el surgimiento del Covid-19.
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El término «desinformación», que viene de la diplomacia, el espinonaje y la política, se usa para referirse a información falsa, con datos manipulados, y que se usa para influir en la opinión pública, y para ocultar o «modificar» la verdad.
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El contar con mala información puede llevar a las personas a poner en riesgo la salud, evitando las vacunas, retrasando la atención médica, o aplicando tratamientos inútiles y/o peligrosos.
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En el año 2022, un grupo de investigadores, con el auspicio de la OMS, llevó adelante una gran revisión de 31 revisiones publicadas sobre infodemia.
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Encontraron que el papel de las redes sociales como Twitter, Facebook, Instagram y Youtube, en internet fue fundamental en la comunicación, aún más que los medios de comunicación tradicionales.
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Las personas sintieron angustia mental, social, política y/o económica debido a estos contenidos engañosos y falsos. Además, esto puso en riesgo su salud.
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En el Covid-19, estas ayudaron a generar conocimiento y concientizar a la población sobre el cumplimiento de las recomendaciones de salud, al compararlas con los modelos clásicos de difusión de información.
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Los efectos de la infodemia y de la desinformación en salud se deben contrarrestar con políticas sanitarias, creando y promoviendo campañas de concientización, y mejorando el contenido en los medios y distintos canales de comunicación.
«Bad informeishon»
Durante las crisis, como por ejemplo el caso de brotes de enfermedades infecciosas y desastres, existe una sobreproducción de datos, de distintas fuentes.
La calidad de esta información, así como la velocidad con la que esta información se difunde, impacta en la sociedad y en su salud. Todo esto lo aprendimos muy bien, vivimos y sufrimos en la pandemia del Covid-19.
Este fenómeno, el de la infodemia, fue estudiado durante los últimos años.
¿Qué es la infodemia?(2)
«Infodemia» es un neologismo válido. Es un acrónimo que combina las palabras información y epidemia, haciendo alusión a una «epidemia de información».
La OMS usa desde hace tiempo, en relación con esto, el anglicismo «infodemic», para referirse al exceso de información sobre un tema, siendo muchos de estos rumores o datos engañosos, que le complican a las personas el encontrar fuentes confiables de información.
Este fenómeno implica un torrente de información online en internet, que combina tanto datos falsos y engañosos, como contenido preciso y veraz.
¿Qué es la desinformación?(3)
La «desinformación» es información falsa, con datos manipulados, que se usa para influir en la opinión pública, y ocultar o «modificar» la verdad.
El término viene de la diplomacia, la política y el espionaje, y recientemente se comenzó a usar con frecuencia para referirse a temas sanitarios, en particular a partir de la pandemia del Covid-19.
Esta información a menudo se transmite en redes sociales, y puede hacer que las personas desconfíen de fuentes confiables.
Riesgos de la infodemia
Todo este torrente de información afecta el comportamiento de las personas, muchas veces en forma negativa y riesgosa. En efecto, se ve comprometida tanto la salud mental, como física, aumenta la reticencia a las vacunas, y puede incluso retrasar la asistencia médica, y llevar adelante tratamiento sin la adecuada evidencia científica y seguridad.
Existe acá una producción de información errónea (es decir, información falsa o inexacta, deliberadamente destinada a engañar), y de desinformación (es decir, información engañosa o sesgada, con una narrativa o hechos manipulados, y la propaganda de estos).
Investigando la infodemia
Durante las grandes crisis sanitarias globales, como la pandemia del Covid-19, las investigaciones sobre la infodemia aumentaron. Un grupo de investigadores se centró en comprender el efecto general de las infodemias en la sociedad, los patrones de difusión, y el delineamiento de las políticas y contramedidas apropiadas.
Para esto llevaron adelante una revisión sistemática de distintas revisiones sobre el tema para recopilar, comparar y resumir la evidencia existente sobre las recientes infodemias.
¿Qué encontraron en la revisión?
En el análisis final, de 31 revisiones sistemáticas, de las cuales 17 fueron publicadas entre 2018-2022, y 14 de estas, después del surgimiento del SARS-CoV-2. Estas analizaron noticias falsas, información errónea, desinformación e infodemia relacionadas con la salud.
Con el fin de clasificar la información, la agrupó en información errónea («información falsa o inexacta destinada deliberadamente a engañar») y en desinformación, que suma a lo anterior información engañosa o sesgada, narrativas o hechos manipulados y propaganda.
Los autores recopilaron, compararon y resumieron esta evidencia para identificar formas de abordar los efectos negativos de la información de salud falsa sobre la salud pública.
EL PAPEL DE LAS REDES SOCIALES EN LA DIFUSIÓN DE INFORMACIÓN ERRÓNEA
Twitter, Facebook, YouTube e Instagram son fundamentales para la difusión rápida y de gran alcance de la información. Las repercusiones de la desinformación en las redes sociales incluyen efectos negativos como por ejemplo:
- Aumento de la interpretación errónea del conocimiento científico
- Polarización de la opinión pública
- Escalada del miedo y el pánico
- Disminución del acceso a la atención sanitaria
La mayor difusión de información errónea relacionada con la salud en una emergencia sanitaria se ve acelerada por el fácil acceso a los contenidos online, especialmente en los teléfonos inteligentes.
Los autores descubrieron que las redes sociales estuvieron difundiendo información sanitaria de mala calidad durante las pandemias, las crisis humanitarias, y las emergencias sanitarias, a un ritmo cada vez mayor.
Dicha difusión de evidencia poco fiable, sobre temas de salud, amplifica las dudas sobre las vacunas y promueve tratamientos no probados. Muchas veces se vio como, individuos no idóneos en la materia, comentaban y tergiversaban información de fuentes confiables y de alta calidad.
DEMASIADO FRECUENTE
4 estudios analizados en el artículo revisaron la proporción de desinformación sanitaria en las redes sociales. Estos descubrieron que la proporción de desinformación llegaba hasta:
- El 60% en publicaciones relacionadas con las pandemias
- El 51% de las publicaciones relacionadas con las vacunas
- El 28.8% en publicaciones relacionadas con el Covid-19
Entre los videos de YouTube sobre enfermedades infecciosas emergentes, se encontró que entre el 20% y el 30% contenía información inexacta o engañosa.
COMBATIENDO LA DESINFORMACIÓN
Los expertos y los profesionales de la salud son quienes mejor pueden refutar la información errónea, y dirigir a los usuarios a fuentes de información basadas en evidencias. Entre las medidas para contrarrestar la desinformación sanitaria se encuentran:
- Campañas de concienciación para los pacientes y los profesionales de la salud
- Plataformas con datos basados en evidencias
- Inclusión de evidencia científica en los contenidos relacionados con la salud en los medios de comunicación masivos
- Mejorar la alfabetización mediática y sanitaria
La promoción y difusión de información sanitaria fiable es fundamental para los gobiernos, las autoridades sanitarias, los investigadores y los médicos, para contrarrestar la información sanitaria falsa o engañosa difundida en las redes sociales.
Los canales de las redes sociales también pueden utilizarse para contrarrestar la información falsa o engañosa, pero pueden ser necesarios más estudios para evaluar el mejor formato para dicha difusión, y determinar qué canales funcionan mejor para diferentes poblaciones, entornos geográficos y contextos culturales.
Efectos de la desinformación online sobre los hábitos de salud de las personas
Los investigadores encontraron que las personas sienten angustia mental, social, política y/o económica debido al contenido engañoso y falso relacionado con la salud en las redes sociales durante pandemias, emergencias de salud y crisis humanitarias.
REDES SOCIALES: NO FUE TODO MALO
No todos los efectos de las redes sociales han sido negativos durante la pandemia del Covid-19. En efecto, 8 estudios informaron resultados positivos y algunos encontraron que varias plataformas de redes sociales generaron un conocimiento y una concienciación significativamente mejores, un mayor cumplimiento de las recomendaciones de salud, y comportamientos más positivos, relacionados con la salud entre los usuarios, en comparación con los modelos clásicos de difusión de información.
El documento reconoce el papel de las redes sociales en la comunicación y la gestión de crisis durante las emergencias sanitarias, pero señala la necesidad de contrarrestar la producción de desinformación en estas plataformas.
Las conclusiones: ¿qué nos deja este estudio?
Los autores concluyen que los efectos de la infodemia y la desinformación sanitaria online se pueden contrarrestar desarrollando políticas con ese fin, creando y promoviendo campañas de concientización, mejorando el contenido relacionado con la salud en los medios de comunicación, y aumentando la alfabetización digital y sanitaria de las personas.