Este interesante artículo es un prepublicación de la revista Pediatrics del corriente año, que constituye un análisis del trabajo de Bonfante y colaboradores (Mild SARS-CoV2 Infections and Neutralizing Antibody Titers, de la misma revista). En el actual contexto epidemiológico, en el cual en gran parte del mundo ya se están vacunando niños menores de 18 años (y en forma inminente en nuestro país), cobra vital importancia el conocimiento que estos juegan en la diseminación de la enfermedad.
Ya conocemos las múltiples razones por las cuales es imperiosa y necesaria la vacunación en los niños (ver Considerando la vacunación obligatoria de los niños para Covid 19, en infomed.com.ar), pero poco sabíamos sobre como impactaba la enfermedad en este grupo etario, en cuanto a la posibilidad de reinfección y a la generación de anticuerpos.
Grata sorpresa nos generó este artículo, al revelar que los niños pequeños presentan una respuesta antigénica superior a los adultos, cobrando un impensado protagonismo e importancia epidemiológica. El estudio de Bonfante y col. reporta que los niños en edad pre-escolar (menores de 6 años) con infección por SARS CoV2 asintomática o levemente sintomática tienen altos niveles de AcN (anticuerpos neutralizantes), y que dichos niveles permanecen elevados durante la duración de los 7-8 meses de su período de seguimiento. Por el contrario, menores niveles de AcN y respuestas mas transitorias de los mismos se vieron en niños en edad escolar y adultos.
Estos hallazgos son interesantes por varios motivos:
1. Los AcN persistieron en niños más pequeños, en altos niveles, por varios meses. Esto es opuesto a lo visto tanto en adultos como con aquellas infecciones por coronavirus no SARS-CoV-2. Un estudio halló que luego de la enfermedad Covid-19, solamente un tercio de los adultos tenía AcN detectables y, aun en estos, dichos niveles decaían rápidamente luego de unos pocos meses. Para los coronavirus no SARS-CoV-2, los anticuerpos disminuyen varios meses después, resultando en infecciones repetitivas (resfríos comunes, en general).
2. Las razones de la persistencia mejorada de los AcN en los niños más pequeños son poco claras. Una explicación posible es el concepto llamado Pecado Antigénico Original (PAO). Los niños, con una inmunidad “menos gastada,” más flexible, y potencialmente más poderosa, responderían generando anticuerpos mas duraderos y potentes frente a la infección. Por el contrario, los adultos, ya expuestos a múltiples infecciones previas por los coronavirus endémicos, responderían mejor a exposiciones con estos virus ya conocidos, y en forma parcial y más débil a las variantes más nuevas y antigénicas.
3. La habilidad para generar una respuesta inmune en niños más pequeños no dependería de la severidad de la enfermedad. En adultos, varios estudios han mostrado que las respuestas de Ac fueron mayores en la enfermedad mas severa que en los pacientes levemente enfermos. Los niños aportan excelentes noticias: la mayoría cursa cuadros leves u oligosintomaticos, y si a esto le sumamos su respuesta de Ac más robusta y duradera aun con cuadros banales, la reinfección puede ser un hecho menos común. Esto es importante debido a que ellos van a ser los últimos en recibir las vacunas para Covid-19, además de los rechazos u objeciones parentales y los problemas de obtención, financiamiento y distribución de las vacunas en diversos países del mundo.
Esto NO significa que los niños que han ya tenido SARS-CoV-2 deberían permanecer sin inmunizar una vez que las vacunas sean aprobadas para niños pequeños.
1. Los niveles de AcN están altamente correlacionados con la inmunidad. Los niveles promedio de AcN observados luego de la vacunación son mayores que aquellos vistos en adultos convalecientes.
2. Los niveles de AcN declinan con el tiempo, por lo tanto, la eficacia de una vacuna no permanecerá estática en el tiempo. Por este motivo los boosters o refuerzos serán necesarios, y pueden ser importantes para atacar a las variantes nuevas del SARS-CoV-2.
3. Los AcN son solo una parte de la respuesta inmune del huésped. La protección inmune puede provenir de otras vías del sistema inmune, algunas de las cuales pueden ser más duraderas (por ejemplo, células B de memoria, o respuestas dependientes de células T). Por ejemplo, un estudio evaluó de qué manera la inmunidad a los coronavirus endémicos puede impactar en la respuesta del huésped al SARS-CoV-2. Hallaron que, mientras existe escasa evidencia de anticuerpos sericos de reacción cruzada, las células B de memoria pre existentes fueron activadas durante la infección por SARS CoV2.
En resumen, nuestros niños (especialmente aquellos menores de 6 años), que en gran parte de esta pandemia fueron puestos por detrás de muchas otras prioridades sanitarias, en general cursan cuadros leves y de corta duración, generan respuestas de anticuerpos más potentes y duraderas que los niños más grandes y los adultos (a pesar de la escasa severidad de la clínica), y aparentemente la posibilidad de reinfección seria mucho menor. La vacunación en este grupo etario no haría más que reforzar este perfil epidemiológico favorable.