Un grupo de investigadores de Corea analizó, en casi 4 millones de adultos, la relación entre el consumo de alcohol, así como el cambio en el patrón de este, y la incidencia de demencia. Los resultados fueron publicados en JAMA, y dieron que hablar. Lo revisamos en INFOMED.
PUNTOS CLAVE
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Un grupo de investigadores de Corea analizó, en 2 puntos de tiempo (2009-2011), y siguió casi 7 años, a 4 millones de adultos, en busca de la relación entre el consumo de alcohol, el cambio del patrón de este en el tiempo, y el riesgo de desarrollar demencia.
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Estratificaron a esta población en no bebedores, bebedores leves, moderados y pesados. A su vez, analizaron en los 2 momentos de la encuesta si habían dejado de tomar, empezado a tomar más, menos, o si seguían igual.
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Tras analizar a casi 4 millones de coreanos adultos de edad media, se encontró que: (i) mantener un consumo de alcohol leve a moderado, (ii) reducir el consumo de alcohol de pesado a moderado, y (iii) empezar con un consumo leve de alcohol, se asoció a una reducción del riesgo de desarrollar demencia, tras casi 7 años de seguimiento.
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Esto hay que tomarlo en el contexto de un estudio observacional: ninguna guía o profesional de la salud, recomienda, o debería recomendar, empezar a tomar alcohol para disminuir el riesgo de desarrollar demencia.
En el mundo, viven con demencia más de 57 millones de personas. Se espera que esta población casi se triplique hacia el año 2050. El consumo de alcohol se considera un factor de riesgo potencialmente modificable para desarrollar demencia.
En la literatura, algunos estudios asociaron el consumo leve a moderado de alcohol, con una reducción del riesgo de padecer demencia, mientras que otros no pudieron corroborar esta asociación. La mayoría de estos estudios analizaron el consumo de alcohol en 1 solo punto de tiempo.
El nuevo estudio coreano
Keun Hye Jeon y colegas se preguntaron si los cambios en el consumo de alcohol se asociaron con la incidencia de demencia de todas las causas, enfermedad de Alzheimer y demencia vascular.
La población se tomó a partir de la base de datos del NHIS, que es el servicio nacional de seguros de salud, que incluye a todos los individuos asegurados de 40 o más años (casi 4 millones). De esta población hay datos de estilos de vida (tabaco, alcohol, ejercicio), historia clínica, medidas antropométricas y pruebas de laboratorio.
Hubo datos tomados en 2 puntos de tiempo: 2009 (primera examinación), y 2011 (segunda examinación).
Se categorizó en consumo de alcohol en «ninguno» (0 gramos por día), leve (< 15 gramos por día), moderado (15-29.9 gramos por día) y pesado (≥ 30 granos por día).
Llevado a la práctica, 12 gramos de alcohol tiene una copa de vino (148 mililitros), una lata de cerveza (350 mililitros), y una medida de whisky o de algún destilado (en este último caso, hasta 15 gramos).
Con base en los cambios en el consumo de alcohol a lo largo del tiempo (2009 versus 2011), se categorizó a los participantes en:
- No bebedores
- Abandonó el consumo
- Redujo el consumo
- Mantuvo el consumo
- Aumento el consumo
El principal resultado medido fue el diagnóstico reciente de enfermedad de Alzheimer, demencia vascular y otras demencias.
Los resultados: ¿Qué encontraron en este estudio?
Incluyeron a 3.933.382 participantes, con una edad media de 55 años, con poco más de la mitad de hombres (51.8%), y con un tiempo de seguimiento medio de 6.3 años.
En total hubo 100.282 casos de demencia de reciente diagnóstico:
- 79.982 casos de enfermedad de Alzheimer
- 11.085 casos de demencia vascular
Al analizar los que nunca tomaron alcohol versus:
- Los que tuvieron un consumo leve, y sostenido en el tiempo, en estos últimos el riesgo de demencia fue un 21% menor (razón de probabilidades, HR, 0.79).
- Los que tuvieron un consumo moderado, en estos últimos hubo un riesgo 17% menor de desarrollar demencia (HR 0.83).
Esto quiere decir, según estos datos, que en los individuos que tuvieron un consumo de alcohol leve y moderado, comparado con los abstemios, el riesgo de demencia fue 21 y 17% menor, respectivamente.
En los individuos que mantuvieron en el tiempo un consumo pesado de alcohol, el riesgo de presentar demencia, comparado con los individuos abstemios, fue un 8% mayor (HR 0.92).
Comparado con los niveles sostenidos de consumo de alcohol, el reducir el consumo de pesado a moderado, se asoció a una reducción en el riesgo de padecer demencia en un 8% (HR 0.92), y de no tomar a ser un bebedor leve, el mismo riesgo se redujo en un 7% (HR 0.93).
El aumentar el consumo, y el dejar de tomar, se asoció a un aumento del riesgo de demencia, en comparación con los que mantuvieron el consumo
Las conclusiones: ¿Qué nos deja este estudio?
Tras analizar a casi 4 millones de coreanos adultos de edad media, se encontró que: (i) mantener un consumo de alcohol leve a moderado, (ii) reducir el consumo de alcohol de pesado a moderado, y (iii) empezar con un consumo leve de alcohol, se asociaron a una reducción del riesgo de desarrollar demencia, tras casi 7 años de seguimiento.
Esto hay que tomarlo en el contexto de un estudio observacional: ninguna guía o profesional de la salud debería recomendar empezar a tomar alcohol para disminuir el riesgo de desarrollar demencia. Faltan más estudios para confirmar esta asociación.