EL 21 de junio de este año se publicó en Circulation Apnea obstructiva del sueño y enfermedad cardiovascular, una declaración científica de la American Heart Association de los Estados Unidos. Revisan aquí la última evidencia disponible sobre esta patología sumamente prevalente, y generalmente pasada por alto por los médicos en general.
La apnea obstructiva del sueño (AOS) se caracteriza por episodios obstructivos de las vías respiratorias, que provocan hipoxemia intermitente, fluctuación autonómica y fragmentación del sueño. Aproximadamente el 34% y el 17% de los hombres y mujeres de mediana edad, respectivamente, cumplen los criterios de diagnóstico de AOS. El sexo masculino, la edad avanzada y la obesidad son factores de riesgo establecidos para la AOS. también podemos citar anomalías craneofaciales, tabaquismo, los antecedentes familiares de AOS y la congestión nasal nocturna.
La AOS resulta de la interacción entre la anatomía desfavorable de las vías respiratorias superiores, y las alteraciones relacionadas con las funciones de las vías respiratorias durante el sueño (calibre faríngeo reducido, actividad muscular disminuida, mayor resistencia de las vías respiratorias superiores, compensación de la carga respiratoria alterada y aumento 5 mm Hg en el dióxido de carbono arterial, entre otras).
Clínicamente se manifiesta como ronquidos, episodios de jadeo, asfixia o apneas presenciadas por terceros. Se ha relacionado con un mayor riesgo de accidentes laborales y relacionados a vehículos motorizados, pérdida de días laborales y a una disminución de la calidad de vida. Ante la sospecha de AOS, las pruebas de diagnóstico son la polisomnografía multicanal en el laboratorio durante la noche, o la poligrafía respiratoria domiciliaria.
La AOS tiene importantes complicaciones cardiovasculares, interviniendo en su patogenia como empeorando una condición prevalente, entre ellas:
– Hipertensión arterial. El 30 a 50% de los pacientes hipertensos tendrán AOS concomitante, especialmente aquellos con hipertensión resistente, con una prevalencia de hasta el 80% de AOS.
– Fibrilación auricular (FA). La AOS es un factor de riesgo independiente de FA. Los episodios de apnea aguda provocan hipoxia e hipercapnia, alteración de la presión intratorácica, aumento del tono simpático y desregulación autonómica, todos predisponentes para desarrollar FA.
– Muerte súbita (MS). Mayor riesgo de MS en pacientes con AOS grave. En un estudio de seguimiento longitudinal de 15 años de 10.071 adultos, la AOS predijo los incidentes de muerte súbita cardíaca, siendo los mejores predictores la edad >60 años, la saturación media de oxígeno nocturna <78%, y el índice de apnea / hipopnea (IAH)> 20.
– Insuficiencia cardíaca (IC). La AOS es altamente prevalente en los pacientes con IC, y se asocia con resultados adversos en estos pacientes. Los pacientes con IC también tienen un mayor riesgo de apnea central del sueño (CSA). La prevalencia general de trastornos respiratorios del sueño entre pacientes con IC sintomática es del 40 a 60%.
– Enfermedad arterial coronaria. La AOS aumenta de forma independiente el riesgo de eventos coronarios. La hipoxemia, y la reoxigenación repetida provocada por la AOS, pueden provocar estrés oxidativo e inflamación sistémica, contribuyendo a la aterosclerosis coronaria y los episodios de IAM.
– Hipertensión pulmonar (HP). La AOS de asocia a HP, con una prevalencia de hasta el 70% al 80% entre los pacientes diagnosticados con HP por cateterismo cardíaco derecho.
– Accidente cerebrovascular (ACV). La prevalencia de la AOS después de un ACV es del 71%, con hallazgos similares en los momentos agudos, subagudos y crónicos. La AOS no solo es un factor de riesgo independiente de incidentes de accidente cerebrovascular, sino también un factor de riesgo independiente de recurrencia de ACV, y de mortalidad.
– Síndrome metabólico y diabetes mellitus tipo 2. La AOS se ha asociado con una mayor probabilidad de síndrome metabólico y diabetes tipo 2, independientemente del nivel de adiposidad.
– Un metaanálisis de 16 estudios y 24.308 individuos, mostró que la AOS grave (IAH ≥ 30) se asoció con un aumento de la mortalidad por todas las causas y cardiovascular.
Entre los tratamientos se incluyen CPAP, PAP autotitulado, PAP binivel, servoventilación adaptativa, intervención en el estilo de vida / pérdida de peso médica, terapia posicional, aparatos bucales, cirugía de las vías respiratorias superiores, neuroestimulación de las vías respiratorias superiores y cirugía bariátrica.
En conclusión, el Síndrome de AOS es una enfermedad subdiagnosticada, qué debemos tener en cuenta en pacientes con sobrepeso, roncopatía y somnolencia diurna, entre otros signos sugestivos. Realizar un diagnóstico y tratamiento oportuno, no solo tiene beneficios en la calidad de vida, sino también implicancias en el control de varias patologías cardiovasculares, reduciendo costos, evitando la polifarmacia, y las internaciones.