Se publicó el 6 de junio en Pediatrics, una revista internacional de pediatría, Considerando la vacunación obligatoria de los niños para Covid-19, escrito por el Dr. Plotkin, de la Universidad de Pensilvania y Dr. Levy, de la Universidad de Boston, donde se plantean las razones por las cuales sería de suma importancia la vacunación obligatoria contra SARS-CoV-2 en pediatría.
En vista que actualmente algunos países ya están vacunando a adolescentes en forma sistemática, la lectura de este artículo cobra importancia por su actualidad y su claridad en describir el rol de la vacunación pediátrica en la posible erradicación del SARS- CoV-2 o, al menos, en la disminución marcada de la replicación y diseminación viral. A pesar de que la vacunación progresiva en adultos tiene como finalidad el control de la epidemia y la reducción en el riesgo de la infección, el SARS- CoV-2 permanecerá algún tiempo más entre nosotros por 2 razones:
– La primera, tiene que ver con la capacidad de las vacunas Covid-19 en generar anticuerpos neutralizantes que impidan la replicación viral en nasofaringe, y por ende, la diseminación posterior. Se desconoce a ciencia cierta en que medida son capaces de lograrlo.
– La segunda, nos enseña que para poder controlar y erradicar esta pandemia necesitamos que la mayoría de la población adulta quiera vacunarse. Pero la realidad indica que por miedo, escepticismo u oposición, las tasas de cobertura vaccinal adecuadas podrían no ser alcanzadas. Si a esto le agregamos que la mayoría de las vacunas precisan 2 dosis y que los adultos no vacunados podrían exponerse en forma repetida a reservorios virales en niños, la situación se torna más compleja.
Al desconocer la duración de la inmunidad generada por las vacunas y la capacidad real de estas de limitar la replicación viral en nasofaringe, ampliar la vacunación a los niños y adolescentes toma una importancia crucial para alcanzar la inmunidad de rebaño, y especialmente, en la protección de adultos mayores, ancianos y personas con comorbilidades, que son los que presentan mayor riesgo de complicaciones y muerte.
Los niños, a su vez tienen sus propias razones para ser vacunados:
– Aunque no llegan a contagiar en forma secundaria tanto como los adultos, es común el contagio de los niños a estos, especialmente convivientes.
– Se ha visto gran prevalencia de infección en adolescentes, en ocasiones mayor que en adultos mayores.
– Aunque generalmente cursan un cuadro de Covid-19 oligosintomático, se han reportando casos de Síndrome Inflamatorio Multisistemico y fallecimientos por Covid-19.
– La inmunidad en niños producida por las vacunas tendría un efecto más duradero y potente que en los adultos.
– La alta carga viral y la excreción a través de materia fecal en niños.
– La vacunación obligatoria en pediatría es más aceptada y promovida que en adultos, que en ocasiones implicaría cambios en las legislaciones pertinentes. Además se requiere el cumplimiento de los Calendarios Nacionales de Vacunación en los niños para el ingreso escolar, lo cual agrega otra razón que fomenta el aval por parte de la sociedad.
– Algunas variantes del virus, como aquella proveniente del Reino Unido, parece distribuirse más fácilmente en los niños.
– La vacunación en los niños aceleraría la normalización de la actividad escolar y extraescolar (deportes, reuniones), en a favor de su bienestar socioafectivo y la productividad laboral parental.
Por todas las razones enumeradas, queda en claro que establecer la vacunación obligatoria en los niños constituye algo más que una esperanza, sino más bien una posibilidad cierta de lograr un control de la pandemia en curso.
Este artículo es una lectura recomendada para pediatras, y médicos en general. Sobran las razones para vacunar a nuestros niños, que en los primeros tiempos de la pandemia fueron olvidados y relegados al fijar necesaria y obligadamente el interés y los esfuerzos en los adultos mayores, ancianos y comórbidos. El paso del tiempo nos viene mostrando que no alcanza con vacunar solamente a los pacientes de riesgo. Precisamos de la gran mayoría de la población para lograr la inmunidad colectiva, incluyendo entonces a los más pequeños. Vacunando a los niños protegemos a los adultos.
Los menores de 18 años no superan el 15% de los pacientes infectados por Covid-19 alrededor del mundo, y en la gran mayoría de los casos lo cursan en forma oligosintomática, por un corto tiempo y con escasas complicaciones, pero el impacto en el curso de la pandemia sería de un valor inconmensurable si logramos inmunizarlos en forma universal.