Un grupo de investigadores de Reino Unido, analizó los efectos del consumo de azúcar en niños, y su relación con enfermedades como la diabetes y la hipertensión arterial. Los resultados fueron publicadas en Science (1). Lo resumimos en INFOMED.
PUNTOS CLAVE
- El fin del racionamiento de azúcar en 1953, luego de la Segunda Guerra Mundial, duplicó en solo un año el consumo de azúcar en Reino Unido, volviendo masivo el acceso a dulces.
- Las personas nacidas tras el fin del racionamiento de azúcar en 1953 presentan un 15% más de riesgo de diabetes tipo 2 y un 5% más de hipertensión arterial en la adultez.
- Los bebés que alcanzaron el año y medio de vida, durante el racionamiento de azúcar, tienen un 40% menos de riesgo de diabetes tipo 2 y un 20% menos de hipertensión en comparación con quienes no vivieron esa restricción.
- La reducción en el riesgo de diabetes es más pronunciada en mujeres que en hombres, según los datos analizados.
- Más del 80% de los niños hoy consumen alimentos con azúcar añadido, y se estima que las embarazadas consumen más de 80 gramos diarios (aproximadamente el triple del límite recomendado para los adultos).
- La exposición prenatal a una dieta alta en azúcar podría predisponer al feto a enfermedades metabólicas en la adultez.
- Existe una relación dosis-respuesta: a mayor tiempo bajo racionamiento de azúcar en la infancia, menor riesgo de enfermedades en la vida adulta.
Estudiando la «fiebre del azúcar»…
La fiebre del azúcar en Gran Bretaña, tras la Segunda Guerra Mundial, confirma los efectos nocivos de las dietas dulces en los primeros años de vida.
El fin del racionamiento de azúcar, impuesto desde la Segunda Guerra Mundial y que se prolongó hasta los primeros años de la postguerra, aumentó las tasas de diabetes e hipertensión años después en la población, según encontraron un grupo de investigadores, tras analizar una gran base de datos del Reino Unido.
En 1953, el Reino Unido recuperó su afición por los dulces, poniendo fin al racionamiento de caramelos y azúcar que había comenzado durante la Segunda Guerra Mundial.
Hordas de personas acudieron a las tiendas de dulces, y comenzaron a endulzar más sus alimentos en casa. En solo 1 año, el consumo de azúcar del país se duplicó.
Ahora, un equipo de investigadores puso en evidencia como este brusco cambio en la dieta británica se transformó en una demostración vívida de cómo las dietas azucaradas, en los primeros años de vida, afectan la salud a largo plazo.
Combinando encuestas sobre alimentos y los registros de ventas de azúcar de la década de 1950, con registros médicos de adultos de la base de datos UK Biobank, el equipo descubrió que las personas concebidas o nacidas después de 1953 tenían mayores riesgos de diabetes tipo 2 e hipertensión arterial décadas después, comparado con las nacidas durante el racionamiento.
Los hallazgos, publicados en línea en Science, subrayan los efectos negativos de los dulces en la primera infancia.
Ya sabemos que el azúcar influye en el riesgo de diabetes. En este gran «experimento natural», se vieron los efectos de someter a toda una población a una restricción dietética, seguida de un cambio drástico y, cómo todo esto generó un gran impacto en las tasas de diabetes y de hipertensión arterial.
A pesar de las recomendaciones
Las autoridades de salud pública recomiendan que los bebés no consuman azúcar añadido durante los primeros 1.000 días desde su concepción (es decir, esta recomendación incluye la dieta durante la gestación), un período crítico para su desarrollo.
Pero la omnipresencia de alimentos endulzados en muchos países significa que los bebés están expuestos a cantidades anormalmente grandes de azúcar en el útero y después del nacimiento.
Según algunas estimaciones, la embarazada promedio en los Estados Unidos consume más de 80 gramos de azúcar añadido al día (aproximadamente el triple del límite recomendado para los adultos), mientras que más del 80% de los bebés y niños pequeños consumen alimentos con azúcar añadido.
Un estudio histórico
El racionamiento del azúcar ofreció una oportunidad poco común: los bebés concebidos antes, o después de 1953, tuvieron una exposición al azúcar muy diferente en sus primeros años de vida, pero similar en todos los demás aspectos de la alimentación y ambiente.
Aunque otros productos, como la manteca, también se racionaron a mediados de los años 50, ninguno experimentó un salto tan grande en el consumo. Los investigadores analizaron encuestas sobre alimentación realizadas en el Reino Unido en los años 50, así como las ventas anuales de azúcar y dulces.
A través del UK Biobank, se recopilaron datos de los participantes desde 2006, y también juntaron información médica de más de 60.000 personas nacidas entre 1951 y 1956. Casi 4.000 de ellas habían desarrollado diabetes y casi 20.000 tenían hipertensión arterial.
El equipo descubrió que, entre los 60.000 niños, la probabilidad de que una persona padeciera cualquiera de las 2 afecciones dependía de cuántos de sus primeros 1.000 días de vida habían caído durante el racionamiento.
Alguien concebido antes, pero nacido después de que terminaran las raciones de azúcar en septiembre de 1953, tenía un riesgo de diabetes un 15% menor que alguien concebido después de esa fecha, y un riesgo de hipertensión un 5% menor.
Los bebés que llegaron a la edad de 1.5 años antes de que terminara el racionamiento tuvieron una mejor suerte aún, con un riesgo de diabetes un 40% menor y un riesgo de hipertensión arterial un 20% menor, en comparación con el grupo que nunca recibió racionamiento. La reducción del riesgo de diabetes fue más pronunciada en las mujeres que en los hombres.
Las conclusiones: ¿Qué nos deja este estudio?
En este estudio vemos como el consumo de azúcar en los primeros años de vida podría provocar enfermedades posteriores de diversas maneras.
La exposición en el útero podría afectar al desarrollo fetal de una manera que predisponga a alguien a enfermedades metabólicas.
Los bebés que consumen una dieta rica en azúcar también podrían desarrollar un gusto por los alimentos dulces, lo que les haría comer más azúcar en la edad adulta.
Los investigadores no observaron un efecto de la reducción de la ración en enfermedades sin vínculos obvios con el azúcar, como la miopía o la diabetes tipo 1 (que es más rara y está determinada principalmente por los genes), lo que sugiere que los resultados no fueron un efecto de que las personas nacidas después de 1953 tuvieran peor salud o más probabilidades de ser diagnosticadas.
Se encontró acá una «relación dosis-respuesta»: a medida que aumentaba el tiempo bajo el racionamiento de azúcar, disminuía el riesgo de enfermedades en etapas posteriores de la vida.