Virus Oropouche: ¿Por qué explotó en varios países de América Latina en 2024?

por | 23, Oct, 2024 | Infectología

9 minutos de lectura

Un nuevo estudio publicado en The Lancet sobre el virus Oropouche, comentado en Science (1), ofrece las pistas: cambios genéticos y una mayor virulencia. Lo resumimos en INFOMED.

PUNTOS CLAVE

  • Este año, las infecciones por el virus Oropouche explotaron en todo Brasil, lo que desató temores de una gran epidemia que podría abrumar los sistemas de salud del país.

  • La enfermedad causada por el virus Oropouche es una enfermedad viral, transmitida principalmente por insectos. El virus circula entre aves, perezosos y primates no humanos.

  • Se transmite a los humanos, principalmente por un mosquito del tamaño de la cabeza de un alfiler llamado Culicoides paraensis.

  • Su incubación es de 4 a 8 días. La enfermedad se presenta como un síndrome febril agudo inespecífico, con cefalea marcada y erupción cutánea.

  • Recientemente, la OPS emitió un alerta, por haber detectado las primeras 2 muertes por esta enfermedad, así como 5 casos sospechosos de transmisión vertical (4 muertes fetales + 1 abortos), y 4 casos de microcefalia.

  • La composición genética del virus puede ayudar a explicar este aumento exponencial en los contagios. Esta tiene 3 segmentos de ARN y, cuando diferentes cepas del virus infectan la misma célula animal o humana, pueden intercambiar segmentos, (un proceso llamado redistribución) para crear un nuevo virus.

  • Los anticuerpos de las personas infectadas con Oropouche en 2016 o antes, antes de que la nueva variante comenzara a propagarse ampliamente, fueron prácticamente impotentes contra la nueva cepa.

Virus Oropouche: breve repaso (2)

La enfermedad causada por el virus Oropouche es una enfermedad viral, transmitida principalmente por insectos. El virus circula entre aves, perezosos y primates no humanos. Se transmite a los humanos, principalmente por un mosquito del tamaño de la cabeza de un alfiler llamado Culicoides paraensis, conocido como Jején, endémico de toda América. Fue descubierto en Trinidad y Tobago, en 1955, a partir de un brote en trabajadores rurales del poblado de Vega del Oropouche.

Típicamente, afecta a individuos de la cuenca Amazónica. Desde su aparición hubo unos 30 brotes conocidos, principalmente en aldeas de la cuenca del Amazonas. Sin embargo, durante el año 2023, el virus se propagó por la mayor parte de Brasil. El país registró 8.639 casos confirmados en laboratorio entre enero y agosto, en comparación con menos de 2000 en los 8 años anteriores juntos. Además, se produjeron brotes más pequeños en Bolivia, Colombia, Perú, Cuba y la República Dominicana.

Los viajeros han llevado el virus a Estados Unidos, Canadá y Europa. Se estima que 2-5 millones de personas de América Latina podrían estar en riesgo de contraer la enfermedad.

Su incubación es de 4 a 8 días. La enfermedad se presenta como un síndrome febril agudo inespecífico, con cefalea marcada y erupción cutánea. Hasta el 16% de los afectados puede tener complicaciones hemorrágicas. Excepcionalmente, algunos individuos van a desarrollar meningitis aséptica.

La enfermedad, en general, es de curso benigno y autolimitado, luego de la primera semana de síntomas. Los diagnósticos diferenciales son el Dengue, Zika, Chikungunya, fiebre amarilla, leptospirosis, y gripe, entre otros.

Recientemente, la Organización Panamericana de la Salud emitió un alerta, por haber detectado las primeras 2 muertes por esta enfermedad, así como 5 casos sospechosos de transmisión vertical (4 muertes fetales + 1 abortos), y 4 casos de microcefalia, en Brasil.

Varias zonas del brote actual, no son endémicas para la enfermedad. La enfermedad por virus Oropouche no tiene un tratamiento específico, ni una vacuna.

2024: el año en que el virus cambió

Este año, las infecciones por el virus Oropouche explotaron en todo Brasil, lo que desató temores de una gran epidemia que podría abrumar los sistemas de salud del país. Otros países de la región también registraron cifras inusualmente altas de casos.

Por ahora, la amenaza disminuyó y no se han reportado nuevos casos de Oropouche desde principios de septiembre. Pero queda una gran pregunta: ¿Qué cambió? ¿Por qué el virus se propagó de repente y volverá a hacerlo?

Algunas respuestas

Un artículo publicado por The Lancet Infectious Diseases por científicos de la Universidad de Kentucky, Estados Unidos, ofrece algunas respuestas: este muestra que la cepa del virus Oropouche que circula actualmente, se replica mucho mejor en cultivos celulares que una cepa más antigua, lo que sugiere que también podría hacerlo mejor en humanos.

Los datos también sugieren que la cepa actual es lo suficientemente diferente de las anteriores como para que las personas infectadas hace una década casi no tengan inmunidad contra la versión actual: este no es un virus nuevo.

Otros científicos afirman que las condiciones cambiantes (como el cambio climático, la deforestación y el aumento de la movilidad humana) pueden estar contribuyendo a la propagación. Todas estas teorías sugieren que varios factores podrían ser los responsables de la situación actual. Ciertos tipos de agricultura, también, podrían estar contribuyendo a la propagación de Oropouche.

El virus, además de la enfermedad conocida, causa daño y muerte fetal.

En julio, el Ministerio de Salud de Brasil informó 4 casos de microcefalia (un tipo de desarrollo anormal del cerebro) en 3 recién nacidos de madres infectadas y una muerte fetal que podría estar asociada con el virus.

Esos casos, descritos en The Lancet Infectious Diseases esta semana por Raimunda do Socorro da Silva, del Instituto Evandro Chagas, y sus colegas, no fueron los primeros: el equipo también estudió a 65 bebés nacidos entre 2015 y 2021 con microcefalia y encontró que 3 de ellos también tenían anticuerpos contra el virus Oropouche.

Datos genéticos de un virus cada vez más frecuente

La composición genética del virus puede ayudar a explicar ese aumento. Este tiene 3 segmentos de ARN y, cuando diferentes cepas del virus infectan la misma célula animal o humana, pueden intercambiar segmentos, (un proceso llamado redistribución) para crear un nuevo virus.

Un artículo publicado en septiembre en Nature, mostró que la cepa que circuló este año tiene un segmento del virus que anteriormente causó brotes en el este de Brasil entre 2009 y 2018, y 2 de un virus que circuló en Perú, Colombia y Ecuador entre 2008 y 2021. Parece que ambos virus «se conocieron» en algún momento entre 2010 y 2015, quizás en el estado de Amazonas, en Brasil, una encrucijada entre las 2 regiones.

El comportamiento de la nueva cepa, se comparó con el de la denominada «cepa brasileña», el prototipo del virus Oropouche, aislada de un perezoso en los años 60.

Cuando infectaron cultivos de células de mamíferos con ambos, el nuevo virus se replicó mucho más rápido durante las primeras 12 a 24 horas, lo que dio como resultado niveles de virus 100 veces superiores a los del prototipo.

Si la replicación más rápida da como resultado niveles más altos de virus en la sangre de las personas infectadas, los mosquitos tienen más probabilidades de contraer y propagar el virus. Esta es «la primera pista» sobre por qué la nueva recombinación se propaga tan bien.

El nuevo virus también puede hacer que las personas se enfermen más que antes.

La falta de inmunidad también parece jugar un papel. Los anticuerpos de las personas infectadas con Oropouche en 2016 o antes, antes de que la nueva variante comenzara a propagarse ampliamente, fueron prácticamente impotentes contra la nueva cepa. Eso podría explicar por qué han resurgido casos en la región amazónica, a pesar de que las personas allí han estado expuestas al virus durante mucho tiempo.

Una teoría ambiental se suma

Los casos se registraron principalmente en pequeñas ciudades rurales, especialmente aquellas con plantaciones de banano y mandioca cercanas. Dichas plantaciones tienen mucha vegetación en descomposición que, estudios anteriores, sugirieron que es un hábitat ideal para la reproducción de C. paraensis.

Es posible que las condiciones en estos lugares hayan cambiado recientemente, lo que permitió que las poblaciones de mosquitos aumentaran y favoreciera la propagación viral, dicen.

Los investigadores aún saben demasiado poco sobre la ecología de C. paraensis: no le sorprendería si una especie de insecto completamente diferente, aún desconocida, también estuviera involucrada en la propagación de este virus.

Sobre el autor

Ramiro Heredia

Ramiro Heredia

AUTOR

Médico especialista en Medicina Interna. MN 117.882 – Egresado de la Universidad de Buenos Aires. Médico de Planta, Séptima Cátedra de Medicina – Hospital de Clínicas José de San Martín. Coordinador del módulo Clínico, Curso bienal de Emergentología – SAPUE. Asesor Médico, Gerencia Médica de Urgencias, OSDE. Contacto IG > @ramiroherediaok

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