Puntos Clave
- Basados en pruebas en adultos jóvenes y en estudios biofísicos, se propuso el uso de ventiladores eléctricos como una intervención de refrigeración eficaz para adultos mayores (≥ 65 años) en temperaturas ambientales tan altas como 38 °C.
- En días separados, los participantes tuvieron 3 exposiciones aleatorias, de 8 horas cada una, a 36 °C y 45 % de humedad relativa (separadas por ≥ 6 días), sentados frente a un ventilador que suministraba 3 opciones de velocidades de aire.
- El resultado primario medido fue la temperatura central (rectal) máxima durante la exposición de 8 horas. Una reducción de 0.2 °C o más se consideró el efecto mínimo clínicamente significativo.
- Se observaron reducciones en la temperatura central y la frecuencia cardíaca al final de la exposición, pero fueron pequeñas y sin gran importancia clínica. Ninguna superó las sugerencias previas de importancia clínica (≥ 0.3 °C y 5 latidos/min, respectivamente).
Con el aumento de la temperatura global, se necesitan intervenciones para refrigerar, sostenibles y asequibles, y poder así para prevenir las muertes relacionadas con el calor.
¿Qué sabemos hasta ahora?
Basados en pruebas en adultos jóvenes y en estudios biofísicos, se propuso el uso de ventiladores eléctricos como una intervención de refrigeración eficaz para adultos mayores (≥ 65 años) en temperaturas ambientales tan altas como 38 °C.
Sin embargo, un análisis reciente de estos datos, sugirió que los ventiladores proporcionan un enfriamiento corporal mínimo por encima de los 33 °C de temperatura ambiente, especialmente para los adultos mayores, debido a la reducción de la sudoración relacionada con la edad.
Un nuevo estudio
Para echar luz en el asunto, un grupo de investigadores de la Universidad de Ottawa, evaluó si los ventiladores eléctricos limitan los aumentos de temperatura corporal central, en adultos mayores expuestos a condiciones similares a las experimentadas en los hogares durante las olas de calor mortales en América del Norte.
Para esto reclutaron a adultos de 65 a 85 años de Ottawa, Ontario, Canadá. El estudio se llevó a cabo entre diciembre del 2022 y marzo del 2023.
En días separados, los participantes tuvieron 3 exposiciones aleatorias, de 8 horas cada una, a 36 °C y 45 % de humedad relativa (separadas por ≥ 6 días), sentados frente a un ventilador que suministraba 3 opciones de velocidades de aire:
- 0 m/s (sin ventilador, o grupo control)
- 2 m/s (que refleja la velocidad del aire normal proporcionada por ventiladores eléctricos)
- 4 m/s (que refleja la velocidad del aire utilizada en modelos biofísicos recientes)
Al final de las horas 1, 3, 5 y 7, los participantes realizaron 10 minutos de pasos ligeros, simulando las actividades de la vida diaria (~2.25 equivalentes metabólicos). El agua potable (~ 15-20 °C) estaba disponible a demanda.
El resultado primario medido fue la temperatura central (rectal) máxima durante la exposición de 8 horas. Una reducción de 0.2 °C o más se consideró el efecto mínimo clínicamente significativo.
Se requirió una muestra de 18 participantes para detectar este efecto, con más del 84% de potencia.
De 15 resultados secundarios pre especificados, 12 informan: temperatura central y frecuencia cardíaca (por electrocardiograma de 3 derivaciones), área bajo la curva (índice de tensión acumulada) y valores de exposición final para la temperatura central, frecuencia cardíaca, presiones arteriales sistólica y diastólica (por oscilometría), producto frecuencia-presión (frecuencia cardíaca × presión sistólica), consumo de líquidos, pérdida neta de líquidos (% de cambio de masa corporal), porcentaje de cambios de volumen plasmático (estimado a partir de hemoglobina y hematocrito) y malestar térmico (anclajes a −50 mm [extremadamente cómodo], 0 mm [neutro] y 50 mm [extremadamente incómodo]).
Los resultados: ¿Qué encontraron en este estudio?
18 individuos se incluyeron en el análisis final. 8 eran mujeres. La edad media fue 72 años.
La temperatura central máxima media fue de:
- 38.3 (0.3) °C en el grupo de control
- 38.3 (0.2) °C con un ventilador a 2 m/s.
- 38.3 (0.3) °C con un ventilador a 4 m/s.
No hubo diferencias significativas en la temperatura central máxima entre las distintas condiciones:
- Ventilador a 2 m/s – control: −0.1 °C
- Ventilador a 4 m/s – control: −0 °C
- Ventilador a 4 m/s – 2 m/s: 0 °C
Con un ventilador a 2 m/s, en comparación con el control, la exposición final, pero no el área bajo la curva, las temperaturas centrales (38 °C frente a 38.1 °C) y las frecuencias cardíacas (76 latidos/min frente a 81 latidos/min), y el malestar térmico al final de la exposición (−1 mm frente a −6 mm) fueron significativamente menores.
El malestar térmico fue menor con un ventilador a 4 m/s en comparación con el control (−9 mm frente a −6 mm).
No hubo diferencias significativas en la presión arterial, el producto frecuencia-presión, el consumo o pérdida de líquidos o el cambio de volumen plasmático entre la condición del ventilador y el control, ni ningún resultado entre las 2 condiciones del ventilador.
Las conclusiones: ¿Qué nos deja este estudio?
El uso de ventiladores eléctricos no redujo la temperatura central máxima en adultos mayores expuestos a calor interior extremo.
Se observaron reducciones en la temperatura central y la frecuencia cardíaca al final de la exposición, pero fueron pequeñas y sin gran importancia clínica. Ninguna superó las sugerencias previas de importancia clínica (≥ 0.3 °C y 5 latidos/min, respectivamente).
En consonancia con modelos recientes, estos datos no respaldan a los ventiladores como una intervención de enfriamiento independiente eficaz para los adultos mayores, en ambientes interiores cálidos (>33-35 °C).