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Temperatura corporal normal: ¿Nos estamos enfriando?

Recientemente, varias revisiones trataron de redefinir la temperatura corporal normal. Encontramos este trabajo de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, al respecto. Lo resumimos en INFOMED.

Puntos Clave

  • En 1851, el médico alemán Carl Reinhold August Wunderlich, gracias a millones de mediciones de las temperaturas axilares en 25.000 pacientes, estableció el estándar para la temperatura corporal humana normal de 37 °C. o 98.6 °F.
  • En el año 2002, una revisión nórdica de 27 estudios publicados entre 1935 y 1999, informó que la temperatura corporal media era inferior a la estimación de Wunderlich.
  • Wunderlich obtuvo sus mediciones en una época en la que la esperanza de vida era de 38 años y las infecciones crónicas no tratadas, como la tuberculosis, la sífilis y la periodontitis, afectaban a grandes proporciones de la población.

  • Estas enfermedades infecciosas y otras causas de inflamación crónica bien podrían haber influido en la temperatura corporal “normal” de esa época.

  • Un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford se propuso analizar los cambios en la temperatura corporal normal desde la Revolución Industrial a la actualidad.
  • En cada una de las 3 cohortes, y tanto para hombres como para mujeres, se vio que la temperatura disminuyó con la edad, con una magnitud similar, entre −0.003 °C y −0.0043 °C por año de edad.
  • Al analizar el cambio de temperatura durante el período de 197 años de nacimiento cubiertos por las 3 cohortes, se vio una disminución constante de la temperatura corporal por cohorte de nacimiento tanto para hombres, como para mujeres.
  • La disminución de la temperatura corporal desde el siglo XIX podría explicarse por una reducción en la tasa metabólica basal, la disminución de la inflamación crónica en la población (debido a mejores condiciones de vida e higiene) y gracias a la calefacción y el aire acondicionado (también podrían contribuir a una menor tasa metabólica y temperatura corporal).

Temperaturas históricas

En 1851, el médico alemán Carl Reinhold August Wunderlich, gracias a millones de mediciones de las temperaturas axilares en 25.000 pacientes, estableció el estándar para la temperatura corporal humana normal de 37 °C o 98.6 °F (rango: 36.2 a 37.5 ° C, o 97.2- 99.5 °).

En el año 2002, una revisión nórdica de 27 estudios publicados entre 1935 y 1999, informó que la temperatura corporal media era inferior a la estimación de Wunderlich. Acá el rango fue de:

  • 35.5 a 37°C para la temperarura axilar
  • 33.2 a 38.2 para la temperarura bucal
  • 34.4 a 37.8 para la temperatura rectal
  • 33.4 a 37.8 para la temperarura timpánica

En 2017, un análisis publicado en The British Medical Journal, con más de 35.000 pacientes británicos, y casi 250.000 mediciones de temperatura, encontró que la temperatura oral media era de 36.6 ° C, lo que confirma este valor inferior.

La duda hasta acá es si la diferencia observada entre los promedios de Wunderlich y los modernos representa un cambio real o un sesgo debido al método de obtención de la temperatura, o a la calidad de los termómetros y su calibración.

Wunderlich obtuvo sus mediciones en una época en la que la esperanza de vida era de 38 años y las infecciones crónicas no tratadas, como la tuberculosis, la sífilis y la periodontitis, afectaban a grandes proporciones de la población.

Estas enfermedades infecciosas y otras causas de inflamación crónica bien podrían haber influido en la temperatura corporal “normal” de esa época.

Lo que dicen los números

La temperatura corporal humana es un indicador aproximado de la tasa metabólica basal, la cual, a su vez, se ha vinculado tanto con la longevidad (a mayor tasa metabólica, menor esperanza de vida), así como con el tamaño corporal (menor metabolismo, mayor masa corporal).

Un estudio de la Universidad de Stanford: 200 años de temperaturas corporales

Un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford se propuso analizar los cambios en la temperatura corporal normal desde la Revolución Industrial a la actualidad, en los Estados Unidos. Para esto analizaron distintas cohortes de personas.Los resultados fueron publicados en 2020 en The BMJ.

Los resultados: ¿Qué encontraron en este estudio?

Incluyeron en el análisis, distintas cohortes, diferenciadas por género:

Hombres

  • 83.900 mediciones de la cohorte de Veteranos del Ejército de la Unión de la Guerra Civil, obtenidas entre 1862 y 1930.
  • 5.998 mediciones de la cohorte de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición I (NHANES) obtenidas entre 1971 y 1975.
  • 230.261 mediciones de la cohorte del Entorno Integrado de Base de Datos de Investigación Traslacional de Stanford (STRIDE, por su sigla en inglés) obtenidas entre 2007 y 2017.

Mujeres

Las mediciones de la temperatura en mujeres se analizaron dentro de los 2 períodos de tiempo posteriores (NHANES, 9.303 mediciones, y STRIDE, 348.006 mediciones).

Antes, más “hot”

Las mediciones de temperatura fueron significativamente más altas en la cohorte de veteranos de la Guerra Civil, que en NHANES, y más altas en NHANES que en STRIDE.

A más edad, menor temperatura

En cada una de las 3 cohortes, y tanto para hombres como para mujeres, se vió que la temperatura disminuyó con la edad con una magnitud similar, entre −0.003 °C y −0.0043 °C por año de edad.

Más peso, más temperatura (pero a más altura, menos temperatura). La temperatura estuvo directamente relacionada con el peso e inversamente relacionada con la altura.

El análisis utilizando el índice de masa corporal (IMC) y el IMC ajustado para la altura produjo resultados similares.

Mismas tendencias en todas las razas

Los análisis que incluyeron sólo sujetos blancos y negros mostraron también resultados similares a los que incluyeron sujetos de todas las etnias.

Más tarde en el día, más temperatura

Tanto en STRIDE como en una submuestra de 1/3 de NHANES, se confirmó la relación conocida entre la hora posterior del día y la temperatura más alta: la temperatura aumentó 0.02 °C por hora del día en STRIDE, y 0.01 ° C en NHANES.

La temperatura ambiente, suma

Usando la temperatura ambiente aproximada para la fecha y la ubicación geográfica del examen en la Cohorte de Veteranos de la Guerra Civil y STRIDE, un aumento en la temperatura ambiente de un grado Celsius se correlacionó con aumentos de 0.001 grados y 0,0004 grados en la temperatura corporal en la primera y en la segunda población, respectivamente.

Las infecciones crónicas aumentan la temperatura

Exploraron si las enfermedades infecciosas crónicas, incluso en ausencia de un diagnóstico de fiebre, podrían elevar la temperatura en la cohorte de veteranos de la Guerra Civil. Analizaron para esto las temperaturas de los hombres que informaron antecedentes de:

  • Malaria (N = 2.203)
  • Sífilis (N = 465)
  • Hepatitis (N = 24)
  • Tuberculosis activa (N = 738)
  • Neumonía (N = 277)
  • Cistitis (N = 1.301)

Sólo aquellos con diagnóstico actual de tuberculosis o neumonía tuvieron temperaturas elevadas en comparación con el resto de la población de la Cohorte: 37.22 ° C y 37.06 ° C, respectivamente en comparación con 37.02 del grupo.

Efecto de la tecnología

Una posible razón para qué la temperatura haya ido bajando década tras década podría ser la diferencia en los termómetros o en los métodos para medirla.

Para minimizar estos sesgos, examinaron los cambios en la temperatura corporal por década de nacimiento dentro de cada cohorte bajo el supuesto de que el método de termometría no estaría sesgado en el año de nacimiento.

Dentro la Cohorte de los Veteranos de la Guerra Civil hasta la Cohorte más moderna se vió descenso década a década de las temperaturas.

Con cada década de nacimiento, la temperatura disminuyó −0.02 °C.

En casi 200 años, 0.6 ° C menos

Al analizar el cambio de temperatura durante el período de 197 años de nacimiento cubiertos por las 3 cohortes, se vió una disminución constante de la temperatura corporal por cohorte de nacimiento tanto para hombres (−0.59 °C entre décadas de nacimiento de 1800 a 1997, a un ritmo −0.030 °C por década) como para mujeres (−0.32 °C entre 1890 y 1997, a un ritmo de −0,029 °C por década).

Las conclusiones: ¿Qué nos deja este estudio?

En este estudio, analizaron 677.423 mediciones de temperatura corporal humana de 3 poblaciones de cohortes diferentes que abarcan 157 años de medición, y 197 años de nacimiento.

Se descubrió qué los hombres nacidos a principios del siglo XIX tenían temperaturas 0.59 °C más altas que los hombres de hoy, con una disminución de −0.03 °C por década de nacimiento.

La temperatura también ha disminuido en las mujeres en −0.32 °C desde la década de 1.890 con una tasa de disminución similar (−0.029 °C por década de nacimiento).

Una de las explicaciones para esto podría ser que las diferencias entre cohortes reflejan un sesgo sistemático de medición debido a los diversos termómetros y métodos utilizados para obtener las temperaturas, aunque esto no es lo más probable, ya que se vió un cambio temporal similar dentro de la cohorte Veteranos de la Guerra Civil.

Además, se vió una magnitud comparable de diferencia de temperatura entre 2 cohortes modernas que utilizan termómetros que se esperaría que estuvieran calibrados de manera similar.

La caída observada en la temperatura parecería reflejar más diferencias fisiológicas, qué un sesgo de medición.

Otro hallazgo del estudio es que hubo un aumento de la temperatura a edades más tempranas, y en mujeres, con mayor masa corporal y con una hora del día más tardía.

¿Cómo se explican estos cambios?

La explicación podría estar en la tasa metabólica en reposo , que es el componente más grande del gasto energético de un humano. Esta comprende alrededor del 65% del gasto energético diario de un individuo sedentario.

El calor es un resultado, en gran parte, de los procesos metabólicos. Esta es la razón por la que casi todos los animales de sangre caliente tienen temperaturas dentro de un rango estrecho a pesar de las diferencias drásticas en las condiciones ambientales.

El metabolismo está relacionado con el área de superficie corporal, pero más con el peso corporal.

Desde mediados del siglo XIX, en los Estados Unidos se vió un aumento progresivo del peso corporal: hoy casi 7 de cada 10 norteamericanos viven con sobrepeso u obesidad. Si el único responsable de la disminución fuera el peso, deberíamos haber esperado correspondientemente un aumento de la temperatura corporal.

Al despejar el peso como la causa de la disminución de la temperatura corporal, este hecho podría ser indicativo de una disminución en la tasa metabólica, independientemente de los cambios en la antropometría.

Una disminución de la tasa metabólica en los últimos años está respaldada en la literatura al comparar los datos experimentales modernos con los de 1.919 con los actuales.

El nivel de inflamación

Aunque hay muchos factores que influyen en la tasa metabólica en reposo, el cambio en el nivel de inflamación de la población parece ser la explicación más plausible para la disminución observada en la temperatura con el tiempo.

El desarrollo económico, la mejora en los estándares de vida y saneamiento, la disminución de las infecciones crónicas por heridas de guerra, la mejora en la higiene dental, la disminución de las infecciones de tuberculosis y malaria, y el comienzo de la era de los antibióticos probablemente hayan disminuido la inflamación crónica desde el siglo XIX .

Por ejemplo, a mediados del siglo XIX , entre el 2 y el 3 % de la población tenía tuberculosis activa: en la Cohorte de la Guerra Civil, había 737 casos de tuberculosis activa entre 23.757 sujetos (es decir, el 3.1 % de esa población).

Estos, y los que relataron “neumonía”, tenían una temperatura más alta que el resto de la cohorte sin estas afecciones (0,19 °C y 0,03 °C respectivamente).

Un pequeño estudio con voluntarios sanos de Pakistán (país con una incidencia persistentemente alta de tuberculosis y otras infecciones crónicas) confirma temperaturas que se aproximan más a los valores reportados por Wunderlich (cercanos a los 37 ° C).

El desarrollo económico, la mejora de los niveles de vida y de saneamiento, la disminución de las infecciones crónicas causadas por heridas de guerra, la mejora de la higiene dental, la disminución de las infecciones de tuberculosis y malaria y el comienzo de la era de los antibióticos podrían haber reducido la inflamación crónica desde el siglo XIX.

La reducción de la inflamación

Puede explicar la continua caída de la temperatura observada entre las dos cohortes más modernas: NHANES y STRIDE.
Se suma al efecto de los antimicrobianos, el efecto de los medicamentos antiinflamatorios, cómo la aspirina y los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), que con los años se fueron usando cada vez más. Los AINEs en particular, sabemos que bajan la temperatura corporal.

En apoyo de la disminución de la inflamación en la era moderna, un estudio de los participantes de NHANES demostró una disminución del 5 % en los niveles anormales de proteína C reactiva entre 1999 y 2010.

Los cambios en la temperatura ambiente también pueden explicar algunos de los cambios observados en la temperatura corporal a lo largo del tiempo. Mantener una temperatura corporal constante a pesar de las fluctuaciones de la temperatura ambiente consume hasta un 50-70 % de la ingesta energética diaria.

La tasa metabólica en reposo (TMR), para la cual la temperatura corporal es un indicador aproximado, aumenta cuando la temperatura ambiente desciende por debajo o sube por encima de la zona termoneutral, es decir, la temperatura del entorno a la que los humanos pueden mantener una temperatura normal con un gasto mínimo de energía.

En el siglo XIX , las casas en los Estados Unidos. se calentaban de manera irregular e inconsistente y nunca se refrigeraban.

La década de los 20 vs hoy

Sin embargo, en la década de 1920, los sistemas de calefacción llegaron a un amplio segmento de la población y la temperatura media nocturna siguió aumentando incluso en la era moderna.

Ahora, el aire acondicionado se encuentra en más del 85 % de los hogares de los Estados Unidos. Por lo tanto, la cantidad de tiempo que la población ha pasado en zonas termoneutrales ha aumentado notablemente, lo que potencialmente ha causado una disminución en la RMR y, por analogía, en la temperatura corporal.

En resumen, muchos, incluyendo una gran mayoría de médicos, consideran que la temperatura corporal normal es de 37 °C.

Quienes han demostrado que este valor es demasiado alto han concluido que las mediciones de Wunderlich del siglo XIX no eran del todo correctas.

Esta investigación indica que los seres humanos en países de altos ingresos han cambiado fisiológicamente en los últimos 200 años de nacimiento, con una temperatura corporal media un 1.6 % inferior a la de la era preindustrial.

Se desconoce el papel que esta evolución fisiológica desempeña en la antropometría y la longevidad humanas.

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