A raíz de la presencia de humo en la Ciudad de Buenos Aires (1), entre otras regiones del país, a causa de incendios forestales en Uruguay, revisamos en INFOMED, de la página del CDC de los Estados Unidos (2), cómo puede afectar esto a nuestra salud.
PUNTOS CLAVE
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Estamos expuestos a humo proveniente de un incendio forestal en Uruguay
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Esta exposición parece ser baja por el momento, con niveles aceptables y seguros de partículas en suspensión, lo que no debería generar gran impacto en la salud de las personas.
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El humo puede afectar la salud, en particular a las personas más vulnerables (extremos de la edad, embarazadas y personas con enfermedades crónicas), aunque también a personas sanas.
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En general, los síntomas suelen ser irritativos, sobre la vía aérea superior e inferior, y sobre los ojos. En algunas ocasiones, se puede reagudizar enfermedades crónicas, como el asma y el EPOC.
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Entre las medidas para prevenir o mitigar los efectos del humo sobre la salud de las personas está: evitar la exposición, cerrar puertas y ventanas del hogar, usar aire acondicionado, y usar barbijo de ser necesario.
Humo: ¿Qué es?
El humo es una mezcla visible de gases. Es la suspensión en el aire de partículas gaseosas, resultado de la combustión incompleta de un combustible, en general, compuestos de carbono. Estas partículas miden de 0.005 a 0.1 micrómetros.
Contiene 2 compuestos principales: monóxido de carbono, que es un gas incoloro e inodoro, que puede afectar la salud de los seres vivos, y distintas partículas volátiles.
El humo, si estamos en cercanía del lugar en donde se genera, también puede ser caliente, lo que agrega los efectos del calor a los efectos nocivos del humo en sí.
¿Cuál es el impacto del humo sobre la salud?
Todo depende del grado y tiempo de exposición, así como del material combustible del que se originó el humo. Probablemente, con un foco tan distante como el que estamos viendo ahora, muchos de estos efectos no los veamos en nuestra región, afortunadamente.
Las personas más vulnerables a los efectos del humo son los extremos de la edad (niños pequeños, adultos mayores), las mujeres embarazadas, y las personas con enfermedades respiratorias (asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC, fibrosis quística, enfermedad de los senos paranasales) o cardíacas crónicas, aunque también, puede afectar a personas sanas, que no estén en los grupos enumerados anteriormente.
En primer lugar, el humo actúa como un irritante sobre las membranas mucosas:
- Síntomas oculares: picazón, lagrimeo e infección conjuntivas a nivel de los ojos son comunes. Además, disminuye la visibilidad.
- Síntomas de vía aérea superior: congestión y goteo nasal (rinitis), picazón y ardor de la garganta (faringitis), disfonía.
- Síntomas de vía aérea inferior: tos, sibilancias, dificultad para respirar, opresión o dolor torácico (estos últimos también puede ser de origen cardíaco en algunas circunstancias).
- Dolor de cabeza, cansancio y palpitaciones
En personas expuestas a una gran cantidad de humo, en lugares por poca ventilación, se agregan a esto los síntomas descritos en las intoxicaciones por monóxido de carbono, que siempre se tienen que considerar (dolor de cabeza, mareos, náuseas, vómitos, alteraciones del nivel de conciencia, síncope o desmayo, convulsiones, coma). Esto requiere de una exposición, en general, a un lugar cerrado o mal ventilado, con alta concentración de monóxido de carbono (3).
Los efectos irritantes del humo pueden precipitar una crisis o una reagudización de una enfermedad pulmonar crónica, como el asma o el EPOC, así como de una enfermedad de los senos paranasales (sinusitis crónica).
¿Qué se aconseja para prevenir o mitigar los efectos del humo en la salud de las personas?
En general, se recomienda limitar la exposición al humo: evitar las actividades al aire libre, sobre todo si se está en los grupos vulnerables o si ya se tienen síntomas en relación con este. Una acción válida es el uso de barbijos: el más útil en estos casos, por el tipo de partículas, son los N95 (los mismos que conocimos con el COVID-19, para uso en entornos de atención médica) (4).
Mantener puertas y ventanas cerradas del hogar, y si es posible, usar aire acondicionado (siempre controlar que el filtro esté limpio, para que no se sature de partículas). Evitar el uso de velas, chimeneas y braseros, que puedan saturar aún más el aire de las habitaciones. Mantener el tratamiento de las enfermedades crónicas, en particular las respiratorias, estar atentos ante la aparición de síntomas.
Si la concentración de humo en el exterior es muy elevada, una medida útil es cubrir la parte inferior de las puertas o aberturas por dónde pueda ingresar el humo.
En resumen
Estamos expuestos a humo proveniente de un incendio forestal en Uruguay. Esta exposición parece ser baja por el momento, con niveles aceptables y seguros de partículas en suspensión, lo que no debería generar gran impacto en la salud de las personas.
El humo puede afectar la salud, en particular a las personas más vulnerables (extremos de la edad, embarazadas y personas con enfermedades crónicas), aunque también a personas sanas.
En general, los síntomas suelen ser irritativos, sobre la vía aérea superior e inferior, y sobre los ojos. En otros contextos, además, hay que considerar los efectos del monóxido de carbono (no parecería ser necesario en el contexto actual). En algunas ocasiones, se puede reagudizar enfermedades crónicas, como el asma y el EPOC.
Entre las medidas para prevenir o mitigar los efectos del humo sobre la salud de las personas están: evitar la exposición, cerrar puertas y ventanas del hogar, usar aire acondicionado, y usar barbijo de ser necesario.
