Resumimos en INFOMED una investigación publicada en Science (1), y comentada en Medscape (2), en la que analizan los efectos de una dieta rica en fibras, sobre el control del apetito.
PUNTOS CLAVE
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La fibra dietaria es la parte del alimento que no es afectada por el proceso digestivo, o lo es solo en una pequeña proporción. La mayor parte pasa a formar parte de las heces.
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La fibra es un componente muy importante de una dieta saludable, y puede ser una valiosa ayuda para el manejo del peso corporal.
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Un grupo de investigadores británicos analizó los efectos de las dietas bajas y altas en fibra, en la liberación de hormonas intestinales relacionadas con la saciedad, como el péptido YY y el péptido GLP-1.
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Para esto, asignaron aleatoriamente a 10 individuos a recibir 3 tipos de dieta: rica en fibra intacta, rica en fibra machacada o licuada, y baja en fibra. Todos pasaron por las 3 dietas en algún momento.
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Con sondas nasoentéricas, midieron distintos péptidos intestinales, hasta 8 horas después de la ingesta. Usaron además cuestionarios para determinar el grado de saciedad de los participantes.
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A los 120 minutos, ambas dietas ricas en fibras aumentaron el péptido YY, independiente del grado de procesamiento de esta.
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A los 240 minutos, cuando el alimento estaba en el intestino delgado (íleon), ambas dietas en fibra aumentaron los valores de péptido YY, pero no de GLP-1.
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Una dieta rica en fibra afecta el metabolismo del intestino delgado, estimulando la liberación de péptido tirosina (PYY, por su sigla en inglés), una hormona intestinal que suprime el apetito (más que una dieta baja en fibra), y lo hace independientemente de la estructura del alimento.
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Se ve en este estudio la importancia de la fibra dietaria en la regulación del apetito y, en definitiva, del peso corporal.
Pura fibra
La fibra dietaria es la parte del alimento que no es afectada por el proceso digestivo (3). Solo una pequeña cantidad de fibra es metabolizada en el estómago y el intestino, el resto pasa a través del tracto gastrointestinal y hace parte de las heces. Hay 2 tipos de fibra dietaria: soluble e insoluble.
Fibra Soluble
La fibra soluble retiene el agua y se vuelve gel durante la digestión, e igualmente retarda la digestión y la absorción de nutrientes desde el estómago y el intestino. Este tipo de fibra se encuentra en alimentos tales como el salvado de avena, la cebada, las nueces, las semillas, los porotos, las lentejas, las arvejas y algunas frutas y hortalizas.
Fibra Insoluble
La fibra insoluble parece acelerar el paso de los alimentos a través del estómago y los intestinos, y le agrega volumen a las heces. Este tipo de fibra se encuentra en alimentos tales como el salvado de trigo, las hortalizas y los granos enteros.
La fibra es muy importante para una dieta saludable y puede ser una ayuda valiosa en el manejo del peso. Una de las mejores fuentes de fibra proviene de las legumbres, el grupo de alimentos que contienen a las arvejas, lentejas y porotos. Su llegada a distintas partes del tubo digestivo genera la liberación de distintos mediadores humorales.
El nuevo estudio
Los investigadores estudiaron cómo las dietas bajas y altas en fibra, afectan la liberación de las hormonas intestinales PYY (por su sigla en inglés, péptido YY o péptido tirosina tirosina), y el péptido similar al glucagón 1 (GLP-1). Para esto, asignaron aleatoriamente a 10 voluntarios sanos, a una de estas 3 dietas durante cuatro días:
- Alimentos intactos ricos en fibra, como guisantes (legumbres) y zanahorias.
- Alimentos ricos en fibra con sus estructuras alteradas (los mismos alimentos ricos en fibra, pero machacados o licuados).
- Alimentos procesados con bajo contenido de fibra.
Luego, los voluntarios participaron en las 2 dietas restantes en un orden aleatorio, con un período de descanso de al menos una semana, en el que volvieron a su dieta normal entre cada sesión.
Las dietas estaban equilibradas en cuanto a energía y macronutrientes, pero solo las 2 dietas ricas en fibra estaban equilibradas en cuanto a fibra, con 46.3 y 47.9 gramos diarios, respectivamente, mientras que la dieta baja en fibra contenía 12.6 gramos de fibra diarios.
Los investigadores utilizaron tubos nasoentéricos para tomar muestras de quimo de la luz del íleon distal de los participantes en ayunas por la mañana, y cada 60 minutos, durante 480 minutos posprandiales los días 3 y 4, y confirmaron sus hallazgos utilizando organoides ileales. Los participantes informaron su hambre posprandial utilizando una escala analógica visual.
Los resultados: ¿Qué encontraron en este estudio?
Ambas dietas ricas en fibra aumentaron la liberación de PYY, pero no la de GLP-1, en comparación con una dieta baja en fibra durante el período posprandial de 0 a 240 minutos, cuando el alimento estaba principalmente en el intestino delgado.
A los 120 minutos, ambas dietas ricas en fibra aumentaron el PYY, en comparación con la dieta baja en fibra, un hallazgo que contrarrestó la hipótesis de los investigadores de que las estructuras alimentarias intactas estimularían el PYY en mayor medida que las estructuras alimentarias alteradas.
Además, los participantes informaron tener menos hambre a los 120 minutos con las dietas ricas en fibra, en comparación con la dieta baja en fibra. Las dietas ricas en fibra también aumentaron la estaquiosa ileal, y la dieta rica en fibra «procesada» aumentó ciertos aminoácidos ileales.
El tratamiento de los organoides ileales con líquidos ileales, o una mezcla de aminoácidos y estaquiosa, estimuló la expresión de PYY de manera similar a la expresión de PYY en sangre, lo que confirma el papel de los metabolitos ileales en la liberación de PYY.
Las conclusiones: ¿Qué nos deja este estudio?
Una dieta rica en fibra afecta el metabolismo del intestino delgado, estimulando la liberación de péptido YY, una hormona intestinal que suprime el apetito, más que una dieta baja en fibra, y lo hace independientemente de la estructura del alimento.
En efecto, las dietas ricas en fibra, independientemente de su estructura alimentaria, aumentaron la liberación de PYY a través de alteraciones en el perfil metabólico ileal.
Se demostró que las moléculas ileales, que se moldean según la ingesta alimentaria, desempeñan un papel en la liberación de PYY, lo que podría utilizarse para diseñar dietas que promuevan la saciedad.
Se ve en este estudio la importancia de la fibra dietaria en la regulación del apetito, y en definitiva, del peso corporal.