Puntos Clave
- Con el paso de los años, se produce una disminución de la función renal. Sin embargo, en muchos casos, esta disminución es simplemente un efecto normal del envejecimiento y no necesariamente es una enfermedad a tratar.
- Es importante entender estos cambios porque hay un mayor riesgo de daño renal: estos pueden volverse más vulnerables a daños adicionales, como los causados por la diabetes y la hipertensión arterial.
- A medida que la función renal disminuye, los riñones no eliminan los fármacos tan eficientemente, lo que puede llevar a la acumulación de sustancias tóxicas en el organismo.
- Existe, además, un mayor riesgo de lesión renal aguda y son más propensos a sufrir lesiones repentinas, como las causadas por infecciones o deshidratación.
- Las reducciones leves en la función renal por el envejecimiento no suelen afectar significativamente la salud general, ni la esperanza de vida de quien lo padece. Ni contraindica que puedan seguir siendo donantes de riñón.
- En resumen, el envejecimiento de los riñones es un proceso natural que generalmente no requiere tratamiento específico.
- Es fundamental ajustar los controles de salud y la medicación de acuerdo con los cambios en la función renal para evitar complicaciones.
¿Qué ocurre con los riñones al envejecer?
Con el paso de los años, se produce una disminución de la función renal. En efecto, la tasa de filtración glomerular (TFG), que mide qué tan bien los riñones filtran los desechos de la sangre, tiende a reducirse con la edad. Esto se produce por cambios estructurales en los riñones. Estos pueden volverse más pequeños y desarrollar pequeñas cicatrices o quistes, lo que afecta su funcionamiento. Hay además pérdida de nefronas, que son las unidades encargadas de filtrar la sangre, disminuyen en número a medida que envejecemos.¿Cómo se detecta este envejecimiento renal?
Para detectar cómo están funcionando los riñones, el médico mide, en pruebas de laboratorio a partir de muestras de sangre y orina, la TFG.A partir de los 70 años, aproximadamente la mitad de las personas tienen una TFG menor de 60 ml/minuto, lo que se considera una señal de enfermedad renal crónica (ERC).Sin embargo, en muchos casos, esta disminución es simplemente un efecto normal del envejecimiento y no necesariamente una enfermedad tratable.
¿Por qué es importante entender estos cambios?
Es importante entender estos cambios porque hay un mayor riesgo de daño renal: con la pérdida de función, los riñones pueden volverse más vulnerables a daños adicionales, como los causados por enfermedades como la diabetes y la hipertensión arterial.¿Qué pasa con los medicamentos ante estos cambios?
A medida que la función renal disminuye, los riñones no eliminan los fármacos tan eficientemente, lo que puede llevar a la acumulación de sustancias tóxicas en el organismo.Por eso, es necesario ajustar las dosis de los medicamentos en personas mayores.
Riñones más “viejos”, más vulnerables
En esta etapa existe un mayor riesgo de lesión renal aguda. Aunque los riñones envejecidos no suelen desarrollar una insuficiencia renal grave, son más propensos a sufrir lesiones repentinas, como las causadas por infecciones o deshidratación.¿Qué significa esto para los pacientes adultos mayores?
Las reducciones leves en la función renal por el envejecimiento no suelen afectar significativamente la salud general, ni la esperanza de vida de quien lo padece. Las personas mayores pueden seguir siendo donantes de riñón, ya que la disminución de la TFG no suele impedirlo.No siempre es necesario tratar de “mejorar” la función renal de forma agresiva, ya que algunas terapias pueden ser perjudiciales.