Dislipidemias de niño: ¿cuánto nos afectan de adulto?

por | 17, Abr, 2024 | Cardiología, Medicina Interna

8 minutos de lectura

Revisamos en INFOMED una investigación recientemente publicada en JAMA, en la que analizan como los niveles de colesterol sin lipoproteínas de alta densidad (no HDL-C) desde la niñez hasta la edad adulta, se relacionan, o no, con eventos de enfermedades cardiovasculares.

PUNTOS CLAVE

  • La elevación del colesterol no HDL (C-no-HDL) es común en niños, y eleva el riesgo de tener enfermedad cardiovascular en el adulto.
  • El resolver la dislipemia por C-no-HDL de niños al llegar a la edad adulta: ¿disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular?
  • Para responder esto, un grupo de investigadores analizó a 5.121 niños de 6 estudios de cohortes prospectivos, de Estados Unidos y Finlandia. Los siguieron en promedio 8.9 años después de los 40 años.
  • Los individuos que tenían dislipidemia no-HDL-C en la infancia, y que la resolvieron durante la edad adulta, NO tuvieron un aumento del riesgo significativo de eventos cardiovasculares fatales o no fatales (cociente de riesgo, 1.13), comparado con aquellos cuyos niveles de C-no-HDL fueron siempre normales, tanto de niños, como de adultos.
  • Esto quiere decir que los niños en quienes la dislipidemia no HDL-C se resuelve en la edad adulta, tienen un riesgo similar de tener enfermedad cardiovascular que aquellos que nunca tuvieron dislipidemia.

Prevención primaria y dislipidemias

La prevención primaria es la piedra angular para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular en el futuro.

La enfermedad cardiovascular, en particular de causa aterosclerótica, es la principal causa de mortalidad a nivel global.

Como enfermedad cardiovascular se entiende:

  • Enfermedad de las arterias coronarias, manifestada por infarto de miocardio, angor, insuficiencia cardíaca y muerte súbita.
  • Enfermedad cerebrovascular, manifestada por accidente cerebrovascular y accidente isquémico transitorio.
  • Enfermedad arterial periférica, manifestada por claudicación intermitente.
  • Enfermedad aórtica aterosclerótica, manifestada por el aneurisma de aorta.

El grosor de la íntima-media a nivel de la carótida se asocia con la enfermedad aterosclerótica, y con la enfermedad cardiovascular.

La dislipidemia es común en los niños, y es un factor de riesgo para desarrollar enfermedad cardiovascular aterosclerótica.

En 2011, las directrices patrocinadas por El Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI, por su sigla en inglés) recomendaron la detección universal de los niveles de lípidos en niños y adolescentes. Sin embargo, el valor de la detección de lípidos en la infancia, y de las intervenciones tempranas para controlar los niveles adversos de estos, es causa de debate.

El NHLBI y la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por su sigla en inglés) recomiendan la evaluación del colesterol no unido a lipoproteínas de alta densidad (no HDL-C), una medición que agrupa todos lípidos aterogénicos o que se acumulan en las arterias, como una herramienta de detección o screening para identificar a la población pediátrica con mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular aterosclerótica, dado que ofrece una medida más simple y precisa del riesgo relacionado con los lípidos que el colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad (LDL-C).

Asimismo, los datos del Framingham Offspring Study, reforzados por una reciente revisión, subrayan la utilidad de medir el C-no-HDL en los adultos jóvenes para predecir futuros eventos cardiovasculares.

Los niveles elevados de en la infancia se asociaron con un engrosamiento de las capas íntima y media de la carótida, un marcador subclínico de aterosclerosis en la edad adulta.

Además, sabemos que los niños en quienes la dislipidemia no HDL-C se resolvió en la edad adulta, tienen un riesgo similar de tener engrosamiento de la íntima y media de la carótida, que los niños que nunca tuvieron dislipidemia sin HDL-C.

Hasta el momento, no se examinó si los niveles de C-no HDL en la infancia contribuyen al riesgo a largo plazo de eventos de cardiovasculares, independientemente del C-no-HDL en adultos.

Desde una perspectiva preventiva, es importante determinar si el C-no-HDL dislipidémico infantil aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular, independientemente de los niveles de C-no-HDL en la edad adulta, y si la resolución de la dislipidemia en la edad adulta revierte los efectos adversos de la niñez.

Un nuevo estudio en busca de respuestas

Un grupo de investigadores internacional se propuso examinar las asociaciones del estado del C-no-HDL entre la niñez y la edad adulta, con incidentes de enfermedad cardiovascular.

Para esto tomaron datos de individuos participantes 6 cohortes prospectivas de niños (edad media al inicio del estudio, 10.7 años) en Estados Unidos y Finlandia.

El reclutamiento se realizó entre 1970 y 1996, con un seguimiento final en 2019.

Analizaron distintas categorías de valores de C-no HDL específicas, por edad y sexo, para niños (de 3 a 19 años) y adultos (de 20 a 40 años), según las recomendaciones.

A los participantes los clasificaron en 9 grupos.

  • Para los niños, los puntos de corte para niveles elevados de no-HDL-C y dislipidemia fueron 120 mg/dL (3.10 mmol/L) o más y 145 mg/dL (3.75 mmol/L) o más, respectivamente.
  • En la edad adulta, los puntos de corte correspondientes fueron 150 mg/dL (3.88 mmol/L) o más y 190 mg/dL (4.91 mmol/L) o más.

Midieron los eventos cardiovasculares mortales y no mortales, a partir de registros médicos.

Los resultados: ¿qué encontraron en este estudio?

Siguieron a los participantes en promedio 8.9 años, después de los 40 años.

Hubo en total 147 eventos de enfermedad cardiovascular entre 5.121 participantes (el 60% eran mujeres, y el 15%, negros).

Los niveles de C-no-HDL en niños, como en adultos, se asociaron con un mayor riesgo de tener un evento de enfermedad cardiovascular (cociente de riesgo, hazard ratio, HR, 1.42, y HR, 1.50, respectivamente).

La asociación para el C-no-HDL infantil se redujo cuando se ajustó a los niveles de adultos (HR, 1.12).

Un análisis complementario mostró que tanto los niveles de C-no-HDL en la niñez, como el cambio entre la niñez y la edad adulta, se asociaron de forma independiente con el resultado de tener un evento cardiovascular.

En comparación con aquellos cuyos niveles de C-no-HDL se mantuvieron dentro del rango recomendado, los participantes que tuvieron dislipidemia por C-no-HDL desde la niñez hasta la edad adulta, y aquellos con dislipidemia persistente, tuvieron un mayor riesgo de tener eventos de enfermedad cardiovascular (HR, 2.17 y HR, 5.17, respectivamente).

Las personas que tuvieron dislipidemia de C-no-HDL en la niñez, pero cuyos niveles de-C-no-HDL estaban dentro del rango recomendado, no tuvieron un riesgo significativamente mayor (HR, 1.13).

Las conclusiones: ¿qué nos deja este estudio?

Las personas con dislipidemia persistente de C-no-HDL desde la niñez hasta la edad adulta, tienen un mayor riesgo de tener enfermedad cardiovascular.

Aquellos niños en que los niveles dislipidémicos de-C-no-HDL se resuelven en la edad adulta, tienen un riesgo similar al de las personas que nunca tuvieron dislipidemia.

Estos hallazgos sugieren que las intervenciones para prevenir y reducir los niveles elevados de C-no HDL en la infancia pueden ayudar a prevenir las enfermedades cardiovasculares prematuras.

Sobre el autor

Ramiro Heredia

Ramiro Heredia

AUTOR

Médico especialista en Medicina Interna. MN 117.882 – Egresado de la Universidad de Buenos Aires. Médico de Planta, Séptima Cátedra de Medicina – Hospital de Clínicas José de San Martín. Coordinador del módulo Clínico, Curso bienal de Emergentología – SAPUE. Asesor Médico, Gerencia Médica de Urgencias, OSDE. Contacto IG > @ramiroherediaok

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