Resumimos en INFOMED, para poder a explicarle a nuestros pacientes, todo lo que tenemos que saber sobre los controles periódicos de salud.
PUNTOS CLAVE
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Los adultos deben realizar al menos una consulta médica anual para prevenir enfermedades, ajustar tratamientos y monitorear condiciones crónicas.
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La consulta es una evaluación integral que incluye interrogatorio, examen físico, revisión de hábitos, medicación, salud sexual y mental, además del estado de vacunación.
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Los estudios complementarios incluyen análisis de sangre, pruebas de orina, electrocardiogramas, y estudios específicos según edad, antecedentes y estilo de vida.
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A partir de los 50 años, los hombres deben realizar exámenes prostáticos anuales, PSA y ecografía; desde los 40 si hay antecedentes familiares.
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Para las mujeres, controles ginecológicos desde el inicio de la vida sexual; exámenes de mamas, colposcopias y pruebas de HPV para prevenir cáncer.
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Densitometría ósea a partir de los 65 años (mujeres) o 75 (hombres). Control de lunares cada 1-2 años para prevenir cáncer de piel.
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Visitas al odontólogo cada 6-24 meses, idealmente una vez al año, para mantener la salud bucal y prevenir problemas futuros.
Todo empieza en la consulta clínica
El control periódico de salud es la consulta médica, que en el caso de los adultos, deberíamos hacer al menos una vez al año.
El objetivo principal de esta consulta es la prevención, la detección precoz de enfermedades, y de ajuste de tratamientos y el seguimiento de enfermedades crónicas.
El profesional indicado para esta es el médico clínico, de familia o generalista.
En esta, el médico va a hacer un interrogatorio y examen físico completos.
Se va a indagar sobre hábitos, consumo de tabaco y alcohol, dieta, actividad física, y descanso nocturno. Se va a preguntar también sobre el consumo de medicamentos, tanto de venta bajo receta cómo libre, de medicaciones «folklóricas», e incluso consumo de drogas ilícitas con fines recreacionales.
Es además una importante oportunidad de prevención, para repasar el estado de vacunación, en caso de ser necesario, y abordar la salud sexual, así como los distintos métodos anticonceptivos y de prevención de enfermedades de transmisión sexual, así como los derechos en esta área.
También es una oportunidad para preguntar acerca de síntomas de depresión, trastorno de ansiedad generalizada, y estado de la cognición (muchas veces, el inicio del estudio de una demencia comienza en un simple examen en la consulta clínica de rutina).
En ambos géneros se deben abordar las disfunciones sexuales, si es que existen. En hombres, preguntar acerca de síntomas relacionados con enfermedades de la próstata, y en las mujeres, indagar sobre el ciclo sexual femenino, y si fuera pertinente, sobre la menopausia y los síntomas de climaterio.
El hábito intestinal también es importante: cada cuánto evacúa el intestino, cómo lo hace, las características de las deposiciones, y si esto cambió en el último tiempo.
El profesional tiene que aconsejar sobre hábitos dietéticos saludables, la práctica de actividad física, y reforzar la importancia de un buen reposo nocturno. Incluso deberíamos abordar pautas sobre «salud digital», destinada a un buen uso de pantallas y dispositivos electrónicos.
Si el paciente comenta alguna preocupación o síntoma que le llama la atención, deberíamos tratar de ir a fondo con este, para descartar la causa orgánica de esto.
Siempre se debe repasar el tratamiento y el impacto de las enfermedades preexistentes que tenga cada paciente, y ver si esta es una oportunidad para desescalar, o escalar las medidas terapéuticas.
Dentro del examen físico se va a medir la presión arterial, el peso y talla corporal, el índice de masa corporal, y siempre que podamos, el perímetro abdominal, entre otras mediciones y exámenes.
¿Qué estudios complementarios se piden?
Muchas veces, nos vamos a apoyar en exámenes complementarios, teniendo en cuenta los antecedentes médicos, medicamentos que consume el paciente, y la historia médica familiar.
En la mayoría de los adultos sanos, al menos cada 1 o 2 años, vamos a hacer pruebas de sangre para determinaciones que van a incluir el colesterol, los triglicéridos, la glucosa, la función del hígado, de los riñones y de la médula ósea.
También se van a medir anticuerpos para ver la situación inmunológica contra las hepatitis A, B y C, la sífilis, el VIH, y de acuerdo a lugar de residencia o nacimiento, el Chagas. También vamos a hacer pruebas de orina.
Se suman a esto, no todos los años, pero al menos una vez desde el inicio de la edad adulta, y con más frecuencia a partir de los 40 años, un electrocardiograma para ver la actividad eléctrica, el ritmo y la frecuencia cardíaca, una ecografía cardíaca o ecocardiograma con doppler para ver la anatomía del corazón, y una prueba de esfuerzo, que podría ser una ergometría o ecocardiograma con esfuerzo físico (ecoestrés), para medir la respuesta del corazón ante el apremio. Estás últimas pruebas (ergometría o ecoestrés) son particularmente importantes en personas que quieren certificar su aptitud para realizar actividad física.
En nuestro país a partir de los 50 años, y en algunos lugares del mundo a partir de los 45 años, está indicado, en toda la población sin antecedentes familiares de cáncer de colon, ni enfermedades que predispongan a presentar esta enfermedad a edades más tempranas, ni síntomas compatibles, la realización de una prueba de tamizaje o screening de cáncer colorrectal, uno de los más frecuentes y prevenibles. Esta prueba suele ser el examen de sangre oculta en materia fecal, y en ocasiones, la videocolonoscopia, una práctica que la va a ejecutar un médico gastroenterólogo.
En la mayor parte de las personas, si no hubo hallazgos de relevancia en el estudio previo, esta prueba se va a repetir probablemente cada 5-10 años, siempre y cuando no presente síntomas que sugieran hacer antes el estudio. Esto se va a realizar al menos hasta los 75 años, y luego, hay que individualizar las pruebas a cada paciente. Si se detecta la presencia de sangre oculta en materia fecal, siempre se va a terminar en un estudio como la videocolonoscopia.
Si el individuo es fumador, se suma a este control la realización de una radiografía de tórax y una espirometría, muchas veces, con una frecuencia anual, a partir de los 40 años.
Es de buena práctica también realizar una ecografía abdominal, al menos una vez desde el inicio de los controles periódicos, en busqueda de patologías sumamente frecuentes, cómo el hígado graso o esteatosis hepática, hoy integrado al concepto de salud cardiorenometabólica. En caso de obesidad, sobrepeso, diabetes mellitus tipo 2 y/o dislipemias cómo la hipertrigliceridemia severa, esto se debería hacer anualmente. En caso contrario, cada 3 años estaría bien.
Los hombres, al urólogo, a los 50
En los hombres sanos, a partir de los 50 años se suma a todo lo anterior, un examen anual de próstata, para prevenir uno de los cánceres más frecuentes en el hombre: el de este órgano. El profesional idóneo para esto es el médico urólogo. Esta es una recomendación de la mayor parte de las sociedades científicas.
Este examen incluye la medición del Antígeno Prostático Especifico o PSA, por su sigla en inglés, y una ecografía de la próstata, la vejiga y los riñones, al menos anualmente. Además, mediante la ecografía se debería medir el residuo postmiccional, que es la orina que queda en la vejiga después de hacer el esfuerzo por vaciar el órgano completamente.
Si el individuo tiene antecedentes familiares de cáncer de próstata, o síntomas compatibles, estos exámenes comienzan a los 40 años.
En la consulta, el urólogo va a completar las pruebas de próstata con un tacto rectal.
Las mujeres, al ginecólogo desde el inicio de la vida sexual
El ginecólogo va a llevar adelante controles en la mujer de acuerdo a la etapa de la vida.
Las mujeres deben, dentro de los primeros 3 años del inicio de su vida sexual, o desde el inicio de la adultez, tener una consulta con el médico ginecólogo. Este profesional probablemente acompañe a esta paciente a lo largo de toda su vida (al menos hasta los 70-75 años).
En todas las consultas, al menos anualmente, se va a realizar examen genital y de mamas.
Además, cada consulta va a ser una oportunidad de realizar prevención de enfermedades de transmisión sexual, recomendaciones acerca de métodos anticonceptivos, consejos de salud pre-concepcional o ante natal, en caso de querer concebir, e informar acerca de derechos sexuales, incluido los términos del aborto, legal, libre y gratuito. También se va a repasar el estado de vacunación contra el virus HPV (Human Papiloma Virus), que cuenta con una vacuna gratuita que está en calendario obligatorio de vacunación a partir de los 12 años.
Respecto a las pruebas y procedimientos diagnósticos, se va a realizar colposcopia (examen del cuello del útero), con toma de muestras para pruebas de detección de cambios en las células de la región o presencia del virus HPV, como medidas fundamentales para la prevención del cáncer de cuello de útero. Esto se va a extender probablemente durante toda la vida, o al menos hasta los 70 años.
Entre los 35-40 años (esta última es la edad de inicio en nuestro país), si es que no hay antecedentes de cáncer de mama en la familia, empiezan las pruebas periódicas de detección de esta enfermedad, al menos cada 1-2 años (mamografía y ecografía, las más usadas, y en ciertas ocasiones, resonancia magnética nuclear).
¿Y la densidad mineral ósea cuándo se empieza a medir?
Al control periódico de salud se suma la medición de la densidad mineral ósea, para así poder estimar el riesgo de fracturas, principalmente a nivel del fémur (cadera), vértebras lumbares y de muñeca.
Esta se va a hacer en mujeres a partir de los 65 años, hombres a partir de los 75 años, a cualquier edad ante una fractura a raíz de un impacto menor, y antes en personas con enfermedades o tratamientos crónicos que predispongan a una osteoporosis precoz.
Algunos profesionales deciden iniciar el estudio de la densidad mineral ósea a edades más tempranas.
¿Tenemos que visitar al dermatólogo?
Es de buena práctica, al menos desde el inicio de la edad adulta, tener consultas periódicas con un médico dermatólogo, cada 1-2 años, para completar el control de nevos o lunares que nos puede llegar a hacer el médico clínico, generalista o de familia, para así poder prevenir el cáncer más frecuente: el de piel. Ante la presencia de nevos con características pre-neoplásicas, o ante antecedentes personales o familiares de melanoma, esto tiene que ser más frecuente.
Salud oral
Respecto a la visita al odontólogo, en adultos, no existe consenso, pero se habla de hacerlo cada 6 a 24 meses, de acuerdo a antecedentes, hábitos y resultados del examen previo. Podríamos decir que al menos una vez por año deberíamos revisar nuestra salud oral con un profesional.