Un grupo de científicos del Imperial College de Londres llevó adelante en el Reino Unido, el primer estudio de «desafío humano» con Covid-19.
Sus resultados se publicaron el 1 de febrero en el sitio de preimpresión Research Square, a la espera de revisión por pares, y fueron analizados en Nature, el 2 de febrero, en Los científicos le dieron COVID deliberadamente a la gente: esto es lo que aprendieron.
Este tipo de estudios generan controversia respecto a su aplicación, por el hecho de infectar a individuos con un virus potencialmente mortal. Ya se han usado para estudiar la malaria, la gripe y otras enfermedades infecciosas.
Entre los elementos a favor de este tipo de ensayos, está que permiten evaluar la dinámica viral de una manera única: cuándo aparece el virus en secreciones y mucosas, cuándo puede ser detectado por distintas pruebas, cuándo sube y baja la carga viral hasta ser negativo, aportando así un correlato con la capacidad de diseminar la infección del individuo.
También nos permiten relacionar estas cargas virales con la aparición o no de síntomas, y con la magnitud de estos. Estos datos potencialmente podrían acelerar la investigación de tratamientos y mejorar las medidas de prevención.
Este tipo de ensayos permiten evaluar la dinámica viral de una manera única.
Le dieron, en un ensayo clínico, a adultos jóvenes y sanos, una dosis de virus baja, con el objetivo de generar una infección.
Inscribieron 36 participantes adultos (18-29 años), sanos, que firmaron un consentimiento informado. A todos les hicieron pruebas de PCR para SARS-CoV-2, que fueron negativas, y les midieron anticuerpos contra el virus, con lo que descartaron a 2 participantes por tener la «huella serológica» de una infección pasada.
En el análisis final quedaron 34 adultos jóvenes sanos, «vírgenes» de Covid-19. Se los internó en un pabellón de aislamiento de un hospital de Londres durante 14 días por lo menos. Recibieron un equivalente a 6.200 dólares cada uno, por su participación.
Se los inoculó, dentro de su nariz, con una dosis de SARS-CoV-2 equivalente a la cantidad de virus que hay en una gota de líquido nasal de un individuo infectado. La cepa de coronavirus usada fue la D614G, que circuló en el Reino Unido a principios del 2020 (esta fue la anterior a la variante Alfa o Británica).
Se les realizaron hisopados nasofaríngeos 2 veces por día a los participantes (2 PCR diarias).
2 días después de la inoculación, 18 de los 34 participantes (53%). desarrollaron una infección por SARS-CoV-2, confirmada por PCR.
Acá vemos cómo el tiempo de incubación en estos pacientes, fue menor que el tiempo clásico considerado para el Covid-19, que es de 5 días. Se toma como tiempo de incubación al periodo entre la exposición a un patógeno, y el desarrollo de la enfermedad, o la detección del mismo si el individuo no presenta sintomas.
En 2 a 4 días las cargas virales escalaron rápidamente en las muestras, con niveles altos por más de una semana.
A pesar de las elevadas cargas virales, el 89% de los infectados solo relató síntomas leves a moderados, predominantemente de vía aérea superior.
En promedio, 9 días después de la inoculación se detectó virus viable en la garganta de los participantes. Incluso hasta el día 12, se detectó virus viable. Esto apoya los aislamientos de 10 días en los pacientes con Covid-19.
Casi la mitad de los participantes no se infectaron, y algunos de los que se infectaron, no tuvieron síntomas. Los que desarrollaron síntomas, estos fueron leves a moderados, siendo los más frecuentes el dolor de garganta, la descarga nasal (agua por la naríz), la pérdida de olfato y el gusto.
La fiebre no fue frecuente. Tampoco la tos seca característica del Covid-19. El cuadro clínico fue más parecido al de otras infecciones virales.
En 70% de los participantes infectados perdió el olfato o el gusto. En 5 pacientes esto duró más de 6 meses, y en uno, más de 9 meses. Esto es una crítica a este tipo de ensayos con Covid-19, el desarrollo de síntomas Post-Covid-19, con el deterioro de la calidad de vida que implican.
Las personas que se infectaron y que no desarrollaron síntomas, tenían cargas virales (es decir, cantidad de virus) en sus vías respiratorias superiores (fosas nasales y garganta), similares a las personas que sí tuvieron síntomas. Esto quiere decir que el riesgo de transmisión de la infección fue similar entre los paciente sintomáticos y asintomáticos. También el virus persistió en ambos grupos el mismo tiempo.
Respecto a los pacientes que no se infectaron, los investigadores plantean que quizás la dosis de virus a lo que fueron expuestos fue muy baja. Afirman también que quizás la respuesta inmune innata o natural de esto, y de infecciones previas con otros virus del resfrío común, pueden haber conferido protección a estos individuos.
Plantean en un futuro desarrollar otros ensayos de desafío humano con Covid-19, ahora con vacunados versus Delta, para tratar de identificar en estos, el mecanismo de estas infecciones irruptivas.
Killingley, B. et al. Preprint at Research Square https://doi.org/10.21203/rs.3.rs1121993/v1 (2022).