Se publicaron en la sección Noticias del CDC de JAMA, el 25 de octubre, los resultados de una investigación llevada adelante por un grupo de profesionales del Departamento de Salud Pública de Colorado, Estados Unidos. Médicos, sobre el bajo riesgo de contraer la viruela del mono a partir de los pacientes. Revisamos los puntos principales en INFOMED (1).
PUNTOS CLAVE
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El CDC de los Estados Unidos recomienda para la atención de los pacientes con viruela del mono, el uso de equipo de protección personal (EPP) completo: barbijo N95 o superior, camisolín o bata, guantes, y protección ocular.
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El Departamento de Salud Pública y Medioambiente de Colorado, Estados Unidos, hizo el seguimiento de 313 trabajadores de salud que atendieron a 55 pacientes con viruela del mono. Estos trabajaron en consultorios de atención primaria y guardias de emergencias, o en clínicas comunitarias de salud y de atención de infecciones de transmisión sexual.
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El uso de EPP completo en los consultorios y guardias de emergencias fue del 4%, versus del 48% en los entornos de clínicas o centros de atención de pacientes con enfermedades de transmisión sexual.
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A los profesionales de la salud con exposiciones de riesgo alto o intermedio se les ofreció la vacunación con la vacuna JYNNEOS: la aceptación fue del 50%.
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Pese a esto, al poco uso correcto del EPP y a la no aceptación por muchos profesionales de la salud de la profilaxis post-exposición, no hubo casos de viruela del mono en la población de estudio.
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El riesgo de contagio de los profesionales de salud durante el tratamiento de los pacientes con viruela del mono parece ser bajo.
Una investigación realizada por las autoridades de Salud Pública y Medio Ambiente de Colorado, no encontró casos de viruela del mono entre 313 trabajadores de la salud expuestos a 55 pacientes con el virus, a pesar de la baja adherencia a las medidas preventivas entre los trabajadores.
El informe se suma a la evidencia de que el riesgo general para los trabajadores de la salud parece ser bajo.
Estas son algunas de las conclusiones de la investigación publicada originalmente hace algunos días en MMWR, la revista del CDC de los Estados Unidos (2).
¿Qué sabemos hasta ahora?
La viruela del mono se disemina típicamente por contacto físico cercano (piel con piel) con lesiones o costras, fluidos corporales, o secreciones respiratorias de una persona con una infección activa por monkeypox.
El CDC de los Estados Unidos recomienda para la atención de los pacientes con viruela del mono, equipo de protección personal (EPP) completo: barbijo tipo N95 o superior, protección ocular o antiparras, camisolín o bata, y guantes.
Al menos un trabajador de la salud de Estados Unidos tuvo una infección de viruela del mono relacionada con el trabajo durante el brote actual, y un trabajador de la salud en el Reino Unido se infectó después de manipular la ropa de cama de los pacientes durante un brote de 2018.
Al momento no sabemos cuál es el riesgo global de contagio del personal de salud al tratar a ciencia cierta.
El nuevo estudio en Colorado, Estados Unidos
El Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de Colorado recopiló información sobre los trabajadores de la salud que interactuaron con pacientes con viruela del mono, entre el 1 de mayo, y el 31 de julio del 2022.
Los trabajadores que trataron a los pacientes, estuvieron a menos de 6 pies de ellos (1.89 metros, que sería la distancia de seguridad del contagio por gota grande), o manejaron sus sábanas, con distintos grados de adherencia a las recomendaciones de uso de EPP.
En total, 313 trabajadores de la salud interactuaron con 55 pacientes con viruela del mono:
- 20 trabajadores tuvieron exposiciones de alto riesgo
- 67 tuvieron exposiciones de riesgo intermedio
- 226 tuvieron exposiciones de riesgo bajo o incierto
Solo el 23% de los trabajadores siguieron todas las recomendaciones de uso EPP, durante los encuentros con pacientes con viruela del mono.
La adherencia varió ampliamente entre los entornos clínicos: el 4% de los que trabajan en atención primaria o de urgencia usaron EPP según las recomendaciones, en comparación con aproximadamente el 50% de los que trabajan en clínicas de salud comunitaria o infecciones de transmisión sexual. Esto quiere decir que, por distintos factores, los primeros estuvieron mucho más expuestos y susceptibles a atender sin la protección adecuada.
Respecto a la adherencia a las recomendaciones:
- 31 % usó protección para los ojos
- 38 % de los trabajadores usó un respirador N95
- 40 % usó batas o camisolín
- 64 % usó guantes
Para cada ítem, la adherencia fue mayor en las clínicas de enfermedades de transmisión sexual o centros de atención médica comunitarios que, en las guardias de emergencias o consultorios de atención primaria, donde la población de pacientes, suele ser más variopinta. La adherencia al uso del EPP completo fue del 48% en los primeros, versus del 4% en los segundos (es decir, 12 veces menos en los consultorios y guardias médicas polivalentes).
Además, el personal de salud médico tuvo más adherencia al uso del EPP, que el personal de salud no médico.
A los trabajadores con exposiciones de riesgo alto o intermedio se les ofreció la vacunación profiláctica, posterior a la exposición con la vacuna JYNNEOS, y se los controló de cerca durante 21 días (profilaxis post-exposición, PPE): solo el 43% de estos 87 trabajadores recibieron las vacunas (el resto, no las aceptó).
Las autoridades de salud pública instruyeron a las personas con exposiciones de menor riesgo a autocontrolarse en busca de síntomas durante 21 días.
Tras el período de seguimiento, no hubo ningún caso de viruela del mono en los 313 trabajadores de salud.
¿Por qué no se usó el EPP acorde a las recomendaciones?
La falta de conocimiento de los trabajadores de la salud sobre varios factores fue la principal causa, en relación con:
- No saber los síntomas de los pacientes, antes del encuentro
- Desconocer recomendaciones de uso de EPP del CDC
- No estar al tanto de la presencia de viruela del mono en la comunidad
- No reconocer signos y síntomas de la viruela del mono, incluidas las presentaciones atípicas
Todos estos elementos pueden haber contribuido a la baja adherencia a las medidas preventivas.
El trabajar en clínicas comunitarias de salud y de infecciones de transmisión sexual, que actúan como centros de referencia para la viruela del mono, puede haber contribuido a una mayor adherencia del personal de salud al uso adecuado del EPP.
Esto quiere decir que, por el sitio de atención, estaban más sensibilizados para identificar a los pacientes con sospecha de viruela del mono, algo menos frecuente en los consultorios de atención primaria y guardias generales, donde se atiende todo tipo de patologías.