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Contaminación sonora del transporte: ¿un nuevo y potente factor de riesgo cardiovascular?

Se publicó en 2024 en Circulation Research, la revista oficial de la American Heart Association (AHA), una investigación que advierte sobre el papel subestimado de la contaminación sonora del transporte como factor de riesgo cardiovascular. Un equipo multidisciplinario de expertos europeos reunió datos de múltiples estudios observacionales, experimentales y traslacionales que justifican su inclusión formal del ruido como un agente causal en las principales enfermedades cardiovasculares.

Puntos Clave

  • Más de 113 millones de personas en Europa están expuestas a niveles de ruido por encima del umbral de riesgo.
  • Un grupo de investigadores de Alemania y Suiza revisó la evidencia disponible acerca de los efectos de la exposición al ruido del transporte en la salud cardiovascular. Los resultados fueron publicados en Circulation Research, la revista de la American Heart Asociation.
  • El ruido del transporte incrementa en un 3.2% el riesgo de eventos cardiovasculares por cada 10 dBA adicionales.
  • Se pierden 1.6 millones de años de vida saludable (DALYs) por esta causa, solo en Europa occidental.
  • Entre las posibles explicaciones, una podría ser que el ruido afecta el sueño, activa el eje simpático y colabora al daño vascular a través de estrés oxidativo.
  • Además, promueve la inflamación crónica, la hipertensión arterial, la disfunción endotelial y la aterosclerosis.
  • En las áreas donde el ruido está más presente, sus efectos se suelen potenciar con la exposición a polución del aire: esta sinergia sin duda aumenta los daños sobre la salud.
  • En esta revisión se propone incorporarlo como factor de riesgo formal en las guías clínicas.
  • Las estrategias de prevención deben ser multidisciplinarias: incluyen medidas relacionadas con el urbanismo, la salud pública y la conciencia comunitaria.

Un enemigo cotidiano, ignorado y peligroso

El ruido se define como un sonido no deseado y dañino. Este incluye el ruido del transporte, ocupacional, de ocio, residencial e industrial.

En las grandes ciudades modernas, la contaminación acústica proveniente del tráfico vehicular, ferroviario y aéreo es una constante ineludible: está siempre ahí. Es casi inevitable no tener una calle ruidosa, una vía de tren en ciertas ocasiones, un aeropuerto cerca.

Es conocido su impacto en la audición, así como en distintas entidades como la ansiedad y la depresión, entre otras. En cambio, su impacto sobre la salud cardiovascular ha sido históricamente subestimado, a pesar de la creciente evidencia científica.

Según la Agencia Europea del Medio Ambiente, más de 113 millones de personas del viejo continente están expuestas a niveles de ruido ambiental por encima de los 55 dBA, considerados el umbral de riesgo por la OMS (1).

En áreas urbanas densamente pobladas, más del 30% de la población supera los límites seguros de exposición al ruido nocturno.

En un informe de 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que al menos 1.6 millones de años de vida saludable (DALYs) se pierden por año en Europa occidental, debido a enfermedades atribuibles al ruido ambiental, entre ellas:

  • 903.000 casos de hipertensión arterial.
  • 61.000 nuevos casos de cardiopatía isquémica.
  • 45.000 nuevos accidentes cerebrovasculares (ACV).
  • 22.000 ingresos hospitalarios relacionados con enfermedades cardíacas (2).

Una nueva investigación europea

El 25 de abril del 2024 se publicó en Circulation Research, la revista de la AHA, un trabajo a cargo de profesionales de Alemania y Suiza que revisó en profundidad los mecanismos fisiopatológicos y la evidencia clínica y experimental que vinculan la exposición al ruido del transporte con múltiples patologías cardiovasculares y metabólicas.

Acerca de los autores

Este trabajo estuvo encabezado por el Prof. Dr. Thomas Münzel, jefe del Departamento de Cardiología del University Medical Center de Mainz (Alemania) y referente global en los efectos cardiovasculares del estrés ambiental.

Lo acompañan el Dr. Andreas Daiber, investigador líder en biología vascular y estrés oxidativo, y la Dra. Alexandra Schneider, experta en epidemiología ambiental del Helmholtz Zentrum München.

Lograron integrar datos experimentales en humanos y animales, con estudios poblacionales de gran escala.

¿Qué enfermedades se relacionan con el ruido del transporte?

Llevaron adelante una revisión exhaustiva de los efectos del ruido sobre el sistema cardiovascular, incluyendo su relación con:

  • Infarto agudo de miocardio.
  • Insuficiencia cardíaca congestiva.
  • ACV
  • Hipertensión arterial
  • Síndrome metabólico y diabetes tipo 2.
  • Trastornos del ánimo y del sueño (insomnio, ansiedad, depresión).

Los resultados: ¿qué encontraron en este estudio?

Cada aumento de 10 dBA en la exposición diaria al ruido del transporte incrementa el riesgo de eventos cardiovasculares mayores en aproximadamente un 3.2% (3).

En regiones cercanas a aeropuertos, se han documentado incrementos de hasta 15-25% en eventos cardíacos agudos, en comparación con regiones más silenciosas.

En un estudio realizado en Suiza con más de 4 millones de personas, se evidenció un aumento del 4% en la mortalidad cardiovascular por cada 10 dBA adicionales durante la noche (4).

¿Cómo afecta el ruido al sistema cardiovascular?

Varios mecanismos fisiopatológicos por los cuales el ruido ambiental impacta negativamente la salud cardiovascular:

# Fragmentación del sueño.

La exposición nocturna al ruido reduce el sueño profundo, incrementa los despertares y activa el sistema simpático. Es más, una habitación silenciosa es una de las pautas principales de “higiene del sueño” orientadas a vivir más y mejor.

En estas condiciones se eleva la frecuencia cardíaca basal, los niveles de cortisol y la presión arterial durante la noche.

# Estrés oxidativo y daño vascular

En condiciones de contaminación sonora, se ve que se activa más la enzima NADPH oxidasa, que genera radicales libres en el endotelio vascular.

Además, se disminuye la disponibilidad de óxido nítrico (NO), alterando la vasodilatación y facilitando la aterosclerosis.

# Inflamación sistémica

Se ve que ante la exposición a mayores dBA, aumentan los niveles circulantes de IL-6, TNF-α y otras citoquinas proinflamatorias.

Se observa también disfunción endotelial incluso tras una sola noche de exposición al ruido simulado de aviones (> 60 dBA).

# Cambios epigenéticos y neurohormonales

Se observó una alteración del eje HPA (hipotálamo-hipófisis-adrenal) y de los ritmos circadianos.

Además, se han identificado cambios epigenéticos en genes relacionados con la inflamación y el metabolismo.

No solo es ruido: también es la calidad del aire

Las zonas urbanas con alto tráfico no solo presentan niveles elevados de ruido, sino también de contaminantes atmosféricos (PM2.5, NO₂).

Existe acá una sinergia entre ambos factores:

  • Comparten mecanismos comunes (estrés oxidativo, inflamación, disfunción endotelial).
  • Se potencian mutuamente, incrementando el riesgo de eventos cardiovasculares mayores.
  • Aumentan el riesgo de deterioro cognitivo, depresión y síndrome metabólico.

¿Cuáles son las salidas de esto?

Los autores enfatizan la urgencia de reconocer al ruido como un factor de riesgo cardiovascular modificable.

Entre las medidas recomendadas:

  • Incluir el ruido en las guías clínicas de evaluación del riesgo cardiovascular.
  • Implementar barreras acústicas, rediseñar áreas urbanas, limitar el tráfico nocturno y mejorar la aislación de viviendas.
  • Monitorear la exposición sonora como parte del interrogatorio clínico.
  • Impulsar campañas de concientización sobre los efectos del ruido en la salud.

Las conclusiones: ¿Qué nos deja este estudio?

El ruido del transporte dejó de ser solo una molestia: es un factor de riesgo cardiovascular comprobado.

Este trabajo brinda una síntesis sólida y detallada de sus mecanismos fisiopatológicos y consecuencias clínicas.

Su reconocimiento oficial en estrategias de prevención cardiovascular y políticas públicas no puede seguir postergándose.

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