Un grupo de investigadores danés probó, en una población con obesidad tratada con el agonista del receptor GLP-1 (péptido similar al glucagón-1, por su sigla en inglés) liraglutida, los efectos del ejercicio físico para evitar la reganancia de peso. Los resultados fueron publicados en The Lancet (1). Los resumimos en INFOMED.
PUNTOS CLAVE
- En los pacientes con obesidad tratados con agonistas del receptor GLP-1 (liraglutida, semaglutida), hasta 2/3 de estos recupera peso al tiempo de haber abandonado el tratamiento.
- Un grupo de investigadores daneses analizó los efectos del ejercicio para prevenir la reganancia de peso, en pacientes con obesidad tras 8 semanas de restricción y una pérdida del 5% del peso inicial.
- Incluyeron 109 pacientes adultos, con obesidad (BMI 32 a 43). Los aleatorizaron a recibir, durante 4 años, 1 de 4 tratamientos: actividad habitual + placebo, plan de ejercicio + placebo, actividad habitual + liraglutide 3 mg, plan de ejercicio + liraglutide. Recibieron esto 52 semanas (casi 1 año), y los siguieron 52 semanas más, sin tratamiento supervisado alguno.
- El resultado primario medido fue el cambio en el peso corporal después de perder peso con un tratamiento inicial, a 1 año de haberlo dejado. Como resultado secundario midieron distintos parámetros de composición corporal y de laboratorio.
- Después de 1 año de no recibir un tratamiento para la obesidad, los individuos del grupo que había recibido liraglutida y ejercicio supervisado, fueron los que mantuvieron mejor el peso y la mejora en la supervisión corporal, comparado con los otros grupos.
- Más individuos del grupo liraglutida y ejercicio programado mantuvieron una pérdida de peso mayor al 10%, en comparación con los otros grupos.
- Este ensayo clínico nos muestra que, el agregar un programa de ejercicio supervisado a los individuos tratados con fármacos para la obesidad, podría colaborar a mantener la pérdida de peso y los beneficios en el cambio en la composición corporal alcanzados con el tratamiento.
Nuevas drogas para la obesidad: pros y contras
La obesidad es una enfermedad crónica, y recurrente, asociada a múltiples complicaciones, entre las que se incluyen la enfermedad cardiovascular, la diabetes mellitus tipo 2, y un deterioro en la calidad de vida.
Los nuevos medicamentos para tratar la obesidad (liraglutida en su forma comercial Saxenda, y semaglutida comercializada como Ozempic/Wegovy), que actúan como agonistas del receptor GLP-1, provocan grandes pérdidas de peso.
Estas drogas inducen pérdida de peso primariamente al reducir el apetito, con la consiguiente disminución de la ingesta calórica.
Semaglutida logró, en los ensayos clínicos, un 12% de pérdida de peso adicional, comparado con placebo, en 68 semanas (15 meses). Por su parte, tirzepatida, logró una pérdida de peso del 18% en 78 semanas (18 meses), comparado con placebo.
En contrapartida a los excepcionales efectos metabólicos y sobre el peso corporal, estas drogas son muy costosas, y generan efectos adversos gastrointestinales, que complican la adherencia en el mundo real (es decir, fuera de los ensayos clínicos).
Además, la interrupción de la medicación para la obesidad da como resultado una recuperación del peso corporal previo al tratamiento: 2/3 de las personas tratadas con agonistas GLP-1 recuperan el peso al año de discontinuar la droga.
Ningún ensayo clínico, hasta el momento, tuvo más de 3-4 años de seguimiento.
El ejercicio: bueno, bonito, barato
El ejercicio es una intervención de bajo costo, que representa cambios en el comportamiento, que se pueden continuar en el mundo real, después de completar los tratamientos supervisados.
Costo-beneficios, el ejercicio físico no tiene comparación con ninguna otra medida terapéutica o preventiva.
El ejercicio físico se puede realizar con supervisión y sin esta. Cuando es supervisado, sus resultados suelen ser superiores.
Un nuevo estudio de la Universidad de Copenhague
Un grupo de investigadores daneses, con financiación de Novo Nordisk, el laboratorio creador y productor de semaglutida y liraglutida, analizó si la pérdida de peso, y la mejoría en la composición corporal, se mantienen mejor un año después de la finalización del tratamiento activo con liraglutida, con un programa de ejercicio supervisado.
Incluyeron a un grupo de participantes que estaban en un ensayo clínico controlado con agonistas GLP-1, en Copenhague, Dinamarca.
Estos eran pacientes adultos (de 18 a 65 años), con obesidad (índice de masa corporal inicial de 32 a 43 kg/m²).
En el estudio del que fueron tomados, completaron una pérdida de peso promedio de 13.1 kilos, gracias a una dieta baja en calorías durante 8 semanas (semana −8 a 0).
Se asignaron aleatoriamente (1:1:1:1), con el objetivo de mantener la pérdida de peso durante un año (semana 0 a 52) a:
- Actividad habitual + placebo (para simular la aplicación de liraglutida).
- Ejercicio supervisado (2 veces por semana, indor cycling + circuito de entrenamiento) + placebo.
- Actividad habitual + liraglutida subcutánea 3 mg una vez al día (empezando con 0.6 mg por día, y escalando hasta los 3 mg).
- Ejercicio supervisado + liraglutida subcutánea 3 mg por día.
Todos los participantes aleatorizados fueron invitados a participar en el estudio posterior al tratamiento inicial, con una evaluación de los resultados un año después de la finalización del tratamiento, en la semana 104 (es decir, se tratan 52 meses, y se observan, sin intervención, 52 meses más, en total, 2 años).
El resultado primario medido fue el cambio en el peso corporal después de la pérdida de peso inicial (en el momento de la aleatorización, semana 0), hasta un año después de la finalización del tratamiento (semana 104), en la población por intención de tratar.
El resultado secundario medido fue el cambio en el porcentaje de grasa corporal (semana 0 a 104). Se midieron, además, los niveles de glucosa en sangre y hemoglobina glicosilada A1c, la presión arterial, y la frecuencia cardíaca en reposo, entre otras determinaciones.
Los resultados: ¿qué encontraron en este estudio?
Entre el 17 de diciembre del 2018, y el 17 de diciembre del 2020 (2 años), 109 participantes fueron incluidos en el estudio posterior al tratamiento inicial (es decir, en el segundo ensayo, tras 8 semanas de una pérdida de peso inicial).
Desde la aleatorización, hasta un año después de la finalización del tratamiento combinado de ejercicio y liraglutida (semana 0 a 104), los participantes redujeron su peso corporal (−5.1 kilos), así como el porcentaje de grasa corporal (−2,3 %), en comparación con el grupo de la liraglutida sola.
Más participantes, que habían recibido previamente un tratamiento combinado, mantuvieron una pérdida de peso de al menos el 10% del peso corporal inicial, un año después de finalizar el tratamiento (semana −8 a 104), en comparación con los participantes que habían recibido previamente placebo (odds ratio,OR, 7.2, es decir, 7.2 veces más) y liraglutida (OR 4.2, es decir, 4.2 veces más).
Más participantes que habían recibido previamente ejercicio supervisado, mantuvieron una pérdida de peso de al menos el 10%, en comparación con el placebo (OR 3.7, es decir, 3.7 veces más).
Durante el año posterior a la finalización del tratamiento (semana 52 a 104), la recuperación de peso fue de 6 kilos mayor después de finalizar la liraglutida, en comparación con el grupo que finalizó el ejercicio supervisado, y 2.5 kilos en comparación con el grupo que finalizó el tratamiento combinado.
Las conclusiones: ¿qué nos deja este estudio?
El agregar ejercicio supervisado a la farmacoterapia para la obesidad parece mejorar el mantenimiento de un peso saludable, después de finalizar el tratamiento, en comparación con la finalización del tratamiento con farmacoterapia para la obesidad sola.
El peso y la composición corporal se mantuvieron un año después de finalizar el ejercicio supervisado, en contraste con la recuperación de peso después de finalizar el tratamiento con farmacoterapia para la obesidad sola.
Referencias