Puntos Clave
- La composición corporal es un determinante crítico del riesgo para enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y ciertos tipos de cáncer.
- El IMC, y el porcentaje de grasa corporal, son 2 medidas usadas para definir las composición corporal, y estratificar el riesgo cardiometabólico.
- El IMC ha sido la medida de referencia para estratificar ese riesgo debido a su simplicidad y validación poblacional. No obstante, el IMC es un índice indirecto de adiposidad que no distingue entre masa magra y grasa, ni considera la distribución del tejido adiposo, lo que puede llevar a una clasificación errónea en ciertos grupos.
- Un grupo de investigadores de la Universidad de Florida, Estados Unidos, se propuso comparar directamente la capacidad predictiva del IMC frente al porcentaje de grasa corporal en relación con la mortalidad a 15 años, utilizando datos del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) enlazados al National Death Index (NDI).
- Se clasificaron los participantes según los estándares de IMC, porcentaje de grasa corporal y circunferencia de cintura.
- Se aplicaron modelos de regresión de Cox para estimar la asociación entre cada métrica de composición corporal y la mortalidad (total, cardiovascular y por cáncer), ajustando por edad, etnia y nivel de pobreza.
- El IMC NO se asoció en una forma estadísticamente significativamente con mortalidad por todas las causas ni por cáncer. Su asociación con mortalidad cardiovascular desapareció al ajustar por variables sociodemográficas.
- En cambio, el porcentaje de grasa corporal y la circunferencia de cintura mostraron asociaciones estadísticamente significativas con la mortalidad total y cardiovascular.
- Este trabajo refuerza la necesidad de replantear las herramientas diagnósticas que utilizamos para evaluar composición corporal y riesgo en la práctica médica.
¿Cuestión de peso?
La composición corporal es un determinante crítico del riesgo para enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y ciertos tipos de cáncer. El IMC, y el porcentaje de grasa corporal, son 2 medidas usadas para definir la composición corporal, y estratificar el riesgo cardiometabólico.
Tradicionalmente, el IMC ha sido la medida de referencia para estratificar ese riesgo debido a su simplicidad y validación poblacional. No obstante, el IMC es un índice indirecto de adiposidad que no distingue entre masa magra y grasa, ni considera la distribución del tejido adiposo, lo que puede llevar a una clasificación errónea en ciertos grupos. Ejemplos de esto, son los individuos con obesidad sarcopénica u“obesos normopeso” con IMC normal pero con un porcentaje de grasa corporal elevado, o las personas musculosas mal categorizadas como con sobrepeso.
Por el contrario, el porcentaje de grasa corporal medido directamente a través de métodos como la bioimpedancia (BIA) o la absorciometría por rayos X (DXA) podría ofrecer una valoración más específica del riesgo metabólico.
IMC versus porcentaje de grasa corporal: un nuevo estudio
Un grupo de investigadores de la Universidad de Florida, Estados Unidos, se propuso comparar directamente la capacidad predictiva del IMC frente al porcentaje de grasa corporal en relación con la mortalidad a 15 años, utilizando datos del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) enlazados al National Death Index (NDI).
Para esto, analizaron datos de 4.252 adultos estadounidenses de entre 20 y 49 años recogidos en NHANES entre 1999 y 2004, con seguimiento hasta 2019.
Se clasificaron los participantes según los estándares de:
- IMC (normal, 18.5–24.9 kg/m² y sobrepeso/obesidad, ≥ 25 kg/m²).
- Porcentaje de grasa corporal (saludable: < 27% en hombres, < 44% en mujeres).
- Circunferencia de cintura (“saludable”, < 40 y 35 pulgadas, versus “no saludable”, mayor a estos valores, para el hombre y para la mujer, respectivamente). Expresado en centímetros, tomamos como cortes 88 y 102, respectivamente.
Se aplicaron modelos de regresión de Cox para estimar la asociación entre cada métrica de composición corporal y la mortalidad (total, cardiovascular y por cáncer), ajustando por edad, etnia y nivel de pobreza.
Los resultados: ¿Qué encontraron en este estudio?
El IMC NO se asoció en una forma estadísticamente significativamente con mortalidad por todas las causas ni por cáncer. Su asociación con mortalidad cardiovascular desapareció al ajustar por variables socio demográficas.
En cambio, el porcentaje de grasa corporal y la circunferencia de cintura mostraron asociaciones estadísticamente significativas con la mortalidad total y cardiovascular, incluso tras los ajustes:
- Porcentaje de grasa corporal.
Según los cálculos, un porcentaje de grasa corporal no saludable se asoció con un riesgo 78% más alto de morir de cualquier causa (HRa, Hazard Ratio o Razón de probabilidades ajustado, 1.78).
Respecto a la mortalidad cardiovascular, este riesgo fue 3. 62 veces mayor en esta población (HRa, 3.62).
El riesgo de morir por cáncer, con un porcentaje de grasa corporal no saludable, aumento un 29% (HRa, 0.29).
- Circunferencia de cintura.
Según los cálculos, una circunferencia de cintura elevada se asoció con un riesgo un 68% mayor de morir de cualquier causa (HRa, 1.68), así como con un riesgo de morir de causa cardiovascular 4.01 veces mayor (HRa 4.01).
El riesgo de morir cáncer, con una circunferencia de cintura elevada, aumento un 67% (HRa, 1.67).
El solapamiento entre las categorías de IMC y el porcentaje de grasa corporal fue solo del 60%, lo que sugiere que muchas personas podrían ser clasificadas como “saludables” por IMC pero tener un porcentaje de grasa elevado (obesidad, de peso normal).
El análisis de supervivencia a través de curvas de Kaplan-Meier confirmó que tanto porcentaje de grasa corporal, como la circunferencia de cintura, fueron predictores más robustos de mortalidad a 15 años que el IMC.
A medida que el precio de las máquinas para medir la bioimpedancia disminuya y su precisión aumente, esta técnica probablemente va a ser una forma de medir atractiva y precisa, que los clínicos van a poder utilizar para medir el riesgo.
En este estudio, a pesar de que se utilizó una tecnología BIA con 25 años de antigüedad, el porcentaje de grasa corporal se mantuvo como un predictor más confiable de mortalidad que el IMC.
Las limitaciones del IMC, a la visita
Este estudio pone en evidencia las limitaciones clínicas del IMC como único indicador de riesgo, particularmente en adultos jóvenes.
El porcentaje de grasa corporal, medido directamente con bioimpedancia, resulta ser un marcador más sensible para detectar riesgos latentes que el IMC no logra identificar, incluyendo en pacientes con peso normal.
Si bien la circunferencia de cintura también mostró poder predictivo, su medición presenta desafíos prácticos de estandarización y reproducibilidad en el ámbito clínico.
La bioimpedancia, en cambio, representa una solución viable: es accesible, rápida, reproducible y se adapta fácilmente a los flujos de trabajo ambulatorios. A medida que la tecnología continúa mejorando y disminuyendo en costo, su adopción puede marcar una evolución clave en la valoración del riesgo cardiometabólico.
Las conclusiones: ¿Qué nos deja este estudio?
Este trabajo refuerza la necesidad de replantear las herramientas diagnósticas que utilizamos para evaluar composición corporal y riesgo en la práctica médica.
En vez de centrarnos exclusivamente en el IMC, deberíamos avanzar hacia medidas más directas como el porcentaje de grasa corporal, que reflejan de manera más precisa el verdadero perfil de riesgo de nuestros pacientes.
Incorporar evaluaciones de grasa corporal mediante bioimpedancia podría mejorar significativamente la prevención, diagnóstico temprano y seguimiento de enfermedades crónicas asociadas al exceso de adiposidad.
El porcentaje de grasa corporal es una variable de composición corporal de fácil medición que podría tener una asociación más fuerte con la mortalidad futura en adultos jóvenes que el IMC.