Fiebre: ¿Es necesario tratarla?

por | 4, May, 2023 | Medicina Interna

9 minutos de lectura

La fiebre es uno de los motivos de consulta más frecuentes en la práctica médica. Siempre, los médicos y los pacientes, hacemos esfuerzos por tratarla. ¿Es necesario bajar la temperatura cuando existe fiebre? Lo revisamos en INFOMED, a partir de una publicación de The BMJ, a cargo de un grupo de investigadores nórdicos (1).

PUNTOS CLAVE

  • La fiebre es un aumento de la temperatura corporal central por encima del rango normal, que se da por un aumento del «punto de ajuste» del centro termorregulador hipotalámico.
  • La fiebre es una parte de la respuesta inflamatoria, afecta negativamente la reproducción de virus y bacterias, y ayuda a amplificar la respuesta inmune: es un efectivo mecanismo de control de infecciones.
  • La hipertermia es distinta a la fiebre: esta es un aumento de la temperatura corporal no relacionado con el centro termorregulador del hipotálamo.
  • La fiebre y la hipertermia, tienen un costo metabólico: aumentan en consumo de oxígeno, y generan estrés fisiológico. En ciertas situaciones se asocia a convulsiones, injuria de órganos, y daño cerebral.
  • El tratamiento de la fiebre tiene 2 objetivos principales: reducir el disconfort del paciente, y reducir el estrés fisiológico. No hay evidencia suficiente que nos diga si el tratamiento de la fiebre reduce el riesgo de muerte o de eventos adversos graves y no graves.
  • Un grupo de investigadores nórdicos se propuso llevar adelante una gran revisión y metaaanálisis de ensayos clínicos que compararon, en pacientes febriles, los resultados de tratar, versus no tratar la fiebre. Los resultados se publicaron en The BMJ.
  • Se incluyeron 42 ensayos, que evaluaron a 5140 participantes: el tratamiento de la fiebre no se asoció a una menor mortalidad o incidencia de eventos adversos graves.
  • No se pudo descartar o afirmar si el tratamiento de la fiebre se asocia a una menor incidencia de eventos adversos no graves.

Entendiendo la fiebre

La fiebre se define como una temperatura por encima del rango normal, secundaria a un aumento del punto de ajuste («setpoint») de la temperatura corporal central. El centro termorregulador, localizado en el hipotálamo, contiene neuronas sensitivas, y su objetivo es mantener la homeostasis térmica.

La fiebre se produce por una alteración en la homeostasis térmica a nivel del punto de ajuste, causado por citoquinas pirogénicas y pirógenos, en respuesta a la inflamación, y la infección.

Los pirógenos inducen cambios en el punto de control térmico: esto quiere decir, lo ponen «más arriba» en cuanto a temperatura corporal.

La fiebre es una parte de la respuesta inflamatoria, y afecta, negativamente, la reproducción de ciertas bacterias y virus, además de amplificar la respuesta inmune: es un mecanismo de control de las infecciones.

Al igual que la hipertermia, generan un gasto en el metabolismo: aumenta la frecuencia respiratoria y cardíaca, y del consumo de oxígeno, por lo cual, en algunos individuos, puede tener serios efectos adversos.

La fiebre también se puede asociar con convulsiones, fallo de órganos y daño cerebral, en ciertas situaciones.

Hipertermia: ¿Es lo mismo que la fiebre?

La hipertermia es distinta a la fiebre. Esta se define como un aumento en la temperatura corporal, no relacionado con el centro termorregulador del hipotálamo.

Algunos ejemplos son el golpe de calor clásico y asociado al ejercicio, el síndrome neuroléptico maligno, la hipertermia maligna, hipertermia por drogas, etcétera.

En general, la temperatura es ≥ 40 grados centígrados, y no responde al tratamiento con antitérmicos.

¿Tratar o no tratar? Esa es la cuestión…

Los primeros orígenes del tratamiento de la fiebre datan de 2000 años antes de Cristo. La fiebre, por un lado, tiene un costo metabólico, y aumenta en consumo de oxígeno, aunque por el otro, ayuda a combatir infecciones, y amplifica la respuesta inmune.

Estudios en humanos encontraron una correlación positiva entre la fiebre y la supervivencia, en pacientes con bacteriemia. El tratamiento con antipiréticos se ha asociado con la prolongación de la duración de ciertas enfermedades, y con la inhibición de la respuesta de anticuerpos.

Algunos trabajos científicos mostraron que el tratamiento agresivo de la fiebre con paracetamol llegó a aumentar la mortalidad.

Por otro lado, un estudio mostró que la fiebre era un predictor independiente de mortalidad, en pacientes internados en la unidad de cuidados intensivos neurológicos. Tratar la fiebre en los pacientes hospitalizados es una práctica común en la actualidad, y es, en general, un estándar de cuidado.

El tratar la fiebre tiene 2 objetivos principales:

  • Reducir el disconfort del paciente. Los pacientes relatan, junto con el signo clínico qué representa la fiebre, síntomas como malestar general, astenia, dolor de cabeza, dolores musculares y articulares, disnea de esfuerzo, y palpitaciones.
  • Reducir el estrés fisiológico que genera la fiebre.

En pacientes con sedación, en la unidad de cuidados intensivos, parece racional su tratamiento, con el objetivo de reducir la morbilidad y mortalidad asociada a un mayor consumo de oxígeno.

No hay evidencia suficiente para afirmar que la fiebre es solo un signo o marcador de enfermedad, de que «algo está pasando», o si es, en cambio, un blanco de tratamiento que se relaciona con importantes resultados, como la muerte. Para aclarar esto, un grupo de investigadores de países nórdicos llevó adelante una revisión sistemática y meta-análisis de la evidencia disponible sobre el tratamiento de la fiebre, y sus resultados.

El nuevo estudio nórdico

El objetivo del estudio fue investigar los efectos del tratamiento de la fiebre, comparado con no tratar la fiebre, en una gran población de adultos febriles. Hicieron una revisión sistemática, con metaanálisis y análisis secuenciales, de ensayos clínicos aleatorizados, publicados hasta julio del 2021.

Incluyeron adultos con diagnóstico de fiebre de cualquier origen. Las intervenciones fueron tratar (es decir, bajar la temperatura), o no tratar la fiebre.

Los resultados primarios fueron la mortalidad por todas las causas y los eventos adversos graves. Los resultados secundarios fueron la calidad de vida y los eventos adversos no graves.

Los resultados: ¿Qué encontraron en este estudio?

Se incluyeron 42 ensayos, que evaluaron a 5.140 participantes:

  • 23 ensayos evaluaron 11 fármacos antipiréticos diferentes
  • 11 ensayos evaluaron el enfriamiento físico
  • 8 ensayos evaluaron una combinación de fármacos antipiréticos y enfriamiento físico

De los participantes:

  • 3.007 estaban gravemente enfermos
  • 1.892 no estaban gravemente enfermos
  • 3.277 tenían fiebre infecciosa
  • 1.139 tenían fiebre no infecciosa

El metaanálisis, y el análisis secuencial de ensayos, mostraron que la hipótesis de que «el tratamiento para la fiebre reduce el riesgo de muerte» (cociente de riesgos 1,04, intervalo de confianza del 95 % de 0,90 a 1,19; I2=0 %; P=0,62; 16 ensayos; evidencia de alta certeza) y el «riesgo de eventos adversos graves» (cociente de riesgos 1,02; 0,89 a 1,17; I2 = 0 %; P = 0,78; 16 ensayos; evidencia de certeza alta), podría rechazarse.

Se incluyó un ensayo que evaluó la calidad de vida, que no mostró diferencias entre el tratamiento de la fiebre, y el grupo control. 

El metaanálisis, y el análisis secuencial de los ensayos, mostraron que la hipótesis de que «el tratamiento para la fiebre reduce el riesgo de eventos adversos no graves», no podía confirmarse ni rechazarse (riesgo relativo 0,92; 0,67 a 1,25; I2=66,5 %; P=0,58; 4 ensayos; evidencia de certeza muy baja).

Las conclusiones: ¿qué nos deja este estudio?

El tratamiento de la fiebre no parece afectar el riesgo de muerte y de padecer eventos adversos graves.

En resumen

La fiebre es un aumento de la temperatura corporal central por encima del rango normal, que se da por un aumento del «punto de ajuste» del centro termorregulador hipotalámico.

Esta es una parte de la respuesta inflamatoria, afecta negativamente la reproducción de virus y bacterias, y ayuda a amplificar la respuesta inmune: es un efectivo mecanismo de control de infecciones.

La hipertermia es distinta a la fiebre: esta es un aumento de la temperatura corporal no relacionado al centro termorregulador del hipotálamo.

La fiebre y la hipertermia, tienen un costo metabólico: aumentan en consumo de oxígeno, y generan estrés fisiológico. En ciertas situaciones se asocia a convulsiones, injuria de órganos, y daño cerebral.

El tratamiento de la fiebre tiene 2 objetivos principales: reducir el disconfort del paciente, y reducir el estrés fisiológico. No hay evidencia suficiente que nos diga si el tratamiento de la fiebre reduce el riesgo de muerte o de eventos adversos graves y no graves.

Un grupo de investigadores nórdicos se propuso llevar adelante una gran revisión y metaanálisis de ensayos clínicos que compararon, en pacientes febriles, los resultados de tratar, versus no tratar la fiebre. Los resultados se publicaron en The BMJ.

Se incluyeron 42 ensayos, que evaluaron a 5.140 participantes: el tratamiento de la fiebre no se asoció a una menor mortalidad o incidencia de eventos adversos graves.

No se pudo descartar o afirmar si el tratamiento de la fiebre se asocia a una menor incidencia de eventos adversos no graves.

Sobre el autor

Ramiro Heredia

Ramiro Heredia

AUTOR

Médico especialista en Medicina Interna. MN 117.882 – Egresado de la Universidad de Buenos Aires. Médico de Planta, Séptima Cátedra de Medicina – Hospital de Clínicas José de San Martín. Coordinador del módulo Clínico, Curso bienal de Emergentología – SAPUE. Asesor Médico, Gerencia Médica de Urgencias, OSDE. Contacto IG > @ramiroherediaok

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